Desde hoy podemos decir que sabemos dónde está el infierno. O al menos, un planeta muy muy parecido a él. Porque esa es la imagen que mejor describe a Kelt-9b, una enorme mole de hidrógeno, helio y metal que gira a más de 4.300 grados de temperatura entorno a una estrella que está a 650 años luz de la Tierra.
Al grito de "no todo van a ser Nuevas Tierras". Un equipo de astrónomos ha decidido desligarse de lo que viene siendo habitual en los últimos años (buscar planetas habitables) para dedicarse a buscar el planeta raros, salvajes e inhóspitos. Y no se han quedado cortos: Kelt-9b es una enorme mole de gas 30 veces más cerca de su estrella que nosotros del Sol.
Un universo cada vez más misterioso
Esa cercanía a su estrella, hace que la cara iluminada esté a más temperatura que muchas estrellas. Y, según explican en su artículo, la radiación y el calor hacen inviable que los átomos se organicen formando moléculas complejas como agua. Es decir, es uno de los planetas más inhóspitos que conocemos. Pero sabemos poco más.
De hecho, sabemos poco más de los gigantes gaseosos en conjunto: planetas que en muchos casos se encuentran a medio camino entre planetas 'normales' y estrellas. Por ejemplo, no sabemos si tiene un núcleo sólido o no, ni comprendemos bien como funciona su atmósfera.
Tampoco parece posible que lo descubramos: en 200 millones de años (un suspiro en términos astronómicos) la estrella engullirá el planeta antes que su atmósfera desaparezca y deje ver el núcleo, una de las partes más interesantes del objeto (porque su naturaleza puede ayudar, y de qué manera, a mejorar los modelos de formación planetaria).
Tan interesante como el planeta ha sido el proceso de encontrarlo. "Hemos tenido mucha suerte, en cazarlo mientras transitaba frente a la estrella", explicaba [Karen Collins](Karen Collins), investigador postdoctoral en la Universidad de Vanderbilt. Por la órbita del planeta y la forma de su estrella, el planeta dejará de verse en unos 150 años y no volverá a aparecer hasta casi 4000.