¿Compraremos un coche cuando nuestro futuro esté inundado de coches autónomos?

¿Compraremos un coche cuando nuestro futuro esté inundado de coches autónomos?

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¿Compraremos un coche cuando nuestro futuro esté inundado de coches autónomos?

¿Quién le saca verdadero rendimiento a su coche? Una de las inversiones más importantes de cualquier persona adulta suele tener inconvenientes serios, como el hecho de perder buena parte de su valor una vez comprado el coche o el hecho de que su mantenimiento impone un coste anual adicional que no es en absoluto desdeñable.

Si además tenemos en cuenta que la mayor parte del tiempo nuestro coche está aparcado, las cosas se ponen preocupantes. Ese panorama podría cambiar en un futuro próximo en el que el coche autónomo se impusiese: ser propietarios de nuestro propio coche no tendría ya tanto sentido con un sistema masivo de coches autónomos que todos compartiríamos y que se convertirían en la nueva dimensión del transporte público.

Los coches compartidos ya son una realidad

En realidad ese esquema hace tiempo que funciona: a empresas como BlaBlaCar -contábamos hace poco que podrá seguir operando en España de momento- se le suman diversos servicios que precisamente ponen a nuestra disposición coches compartidos que podemos recoger y dejar en diversos puntos de diversas ciudades.

Carsjare

En España la Asociación Española de Car-Sharing (AECar-Sharing) defienden precisamente esa idea y nos hablan de ventajas como el ahorro o el impacto en el medioambiente. Bluemove, Avancar, Respiro, Cochele y ClickCar son ejemplos de servicios que disponen de flotas de coches compartidos que básicamente sustituyen al coche tradicional con un modelo que poco a poco avanza tanto en nuestro país como en el resto del mundo.

Ese modelo podría acogerse a esa revolución llamada coche autónomo que plantea un futuro en el que precisamente los coches conducidos por humanos no serán la norma, sino la excepción. Y una excepción peligrosa, porque algunos analistas plantean que precisamente en ese futuro el riesgo en las carreteras lo introducirán los conductores humanos, a los que se debería prohibir el uso de coches tradicionales de forma tajante.

Llegan los coches autónomos de nivel 4

En una generación, afirman en The Wall Street Journal, asistiremos a una era en la que todos los coches contarán con lo que se conoce como autonomía de nivel 4, el máximo en esa escala especificada por la National Highway Traffic Safety Administration en Estados Unidos. Según esa clasificación:

El vehículo realiza todas las funciones críticas para la seguridad en el trayecto completo, y no se espera que el conductor tome el control en ningún momento. Dado que este vehículo podría controlar todas las funciones desde el inico hasta la parada, incluidas todas las funciones de aparcamiento, podría incluir a coches sin ocupación.

Esa definición es la que precisamente persigue Google con sus coches autónomos, que son lo más próximo que tenemos a ese concepto en lo que los coches autónomos "pulularán" por las ciudades para ir recogiendo a sus viajeros y dejándoles en destino, siempre con una ruta óptima que permita recoger a otros pasajeros durante el trayecto si es conveniente para lograr el máximo aprovechamiento de esa ruta.

En ese futuro uno no pagará por el coche, sino por los kilómetros que hace dentro del coche. Como decían en ese artículo "en una década, los principales fabricantes de coches se tirarán al cuello de los demás por el privilegio de poder enviar a sus consumidores vehículos a la carta para un trayecto de ida cada tarde, o cada fin de semana... o cada mes".

Ventajas por todos lados

El impacto es enorme en todos los ámbitos. Para empezar, lo de construirse una casa con garaje no tendrá ya demasiado sentido. Los parkings que encontramos en diversos puntos de nuestras ciudades perderán buena parte de su sentido -aunque los coches autónomos también necesitarán "descansar", no estarán siempre en movimiento- y es muy probable que las tasas de siniestralidad en carretera se reduzcan de forma drástica gracias a esa conducción autónoma y a la llegada del coche conectado que sabe que el que está delante, también autónomo y conectado, está frenando de forma instantánea.

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Los costes en materia de consumo de combustible o rendimiento real de los coches como medio de transporte se verán también notablemente reducidos, y algunos analistas estiman que el ahorro podría ser sencillamente prodigioso. Ravi Shanker, de Morgan Stanley, afirmaba que "más allá de las ventajas prácticas, los coches autónomos podrían contribuir a un ahorro anual de 1,3 billones de dólares solo en la economía de EE.UU.". Repetimos: 1,3 billones de dólares, con b de billones españoles (los "trillions" americanos que confunden a muchos).

Para poner esa cifra en su sitio, podríamos destacar que según el Fondo Monetario Internacional el PIB de España fue de 1,53 billones de dólares. Lo que se ahorraría EE.UU. en ese futuro sería casi lo mismo que el producto interior bruto de nuestro país el pasado año. Asombroso.

¿Te gusta conducir?

Por supuesto que existen preocupaciones en ese futuro: los fabricantes de coches tradicionales no tendrán la dimensión que tienen ahora, y los más de 1.000 millones de coches que recorren actualmente nuestras carreteras se verán probablemente reducidos a una fracción de ese número con esa utilización mucho más coherente (y compartida) del coche autónomo. Aún así no se dejarán de vender coches, y un informe de Navigant Research revelaba una estimación lejana pero probable: la de que en 2035 se venderán 100 millones de coches autónomos al año. Alguien tendrá que fabricarlos.

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También están los peligros de ese futuro hiperconectado en el que el hacking de coches podría convertirse en una amenaza especialmente notable, y aquí es donde fabricantes como Tesla están planteando una visión en la que los coches serán verdaderos ordenadores con ruedas que recibirán actualizaciones frecuentes para corregir posibles vulnerabilidades o mejorar diversos apartados de su comportamiento.

No hay que olvidar el debate ético -¿quién es responsable si hay un accidente?-, pero si hay un peligro claro, es el que ese futuro del coche autónomo plantea a todos los que conciben el coche no cómo una necesidad sino como una pasión. Si te gusta conducir puede que lo tengas complicado, porque en ese futuro hipotético es probable que solo puedas hacerlo en circuitos cerrados... o en videojuegos que seguramente transformarán la experiencia con la realidad virtual. Pero ese es otro tema, por supuesto.

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