El tercer episodio de El Pingüino amplía el alcance de la serie y, en el proceso, revela los alcances del horror que vivió Ciudad Gótica en los trágicos acontecimientos del final de The Batman.
En el presente de la serie, las apuestas se elevan y Sofía Falcone -que no nos cansamos de decir es uno de los personajes más fascinantes de la televisión de este año- deberá demostrar muy pronto hasta dónde está dispuesta a llegar para salir victoriosa.
Hasta ahora, las sutiles referencias a los eventos de la película se han sentido merecidas, pero nunca se han distraído del conflicto principal de la serie. Este episodio continúa esa tendencia.
--Siguen spoilers del tercer episodio de El Pingüino—
‘Bliss’
Los primeros minutos del episodio ponen de relieve la profunda relación de la serie con The Batman. A pesar de que no que no abundan los cameos ni se mencionan a diario los acontecimientos de la película, lo cierto es que la vida de Oz es el resultado directo de la muerte de Carmine Falcone y la realidad de la ciudad es el resultado directo del horror que liberó The Riddler con sus bombas.
El flashback que abre el episodio nos muestra el punto de vista de Vic, el infortunado joven que terminó siendo el asistente/chofer del Pingüino. Unas breves escenas nos muestran cómo era su vida antes de que The Riddler le arrebatara todo y llegara Oz a mostrarle un camino de oportunidades ilícitas.
La secuencia, por breve que sea, muestra las raíces de Vic y nos da una mirada a las calles de los barrios pobres de la ciudad. La dimensión de la tragedia nos muestra el desafío monumental que asume Batman: devolverle el orden, y también la esperanza, a una ciudad tan corrupta como quebrada.
Por eso este episodio, probablemente el mejor de los que hemos visto, se centra más que los anteriores en la perspectiva de Vic, y lo perfila como una parte integral de la historia. Vic se debate entre irse y encontrar una nueva vida y la vida que está tratando de forjar con Oz y el inframundo criminal de la ciudad.
A Rhenzy Feliz se le da bien interpretar al vulnerable Vic, y es innegable su química con Colin Farrell. Mientras Oz comienza a confiar en su protegido, vemos surgir los signos de una productiva relación de trabajo.
Negocios riesgosos
El arco principal del episodio sigue a Oz y a Sofía, que buscan consolidar su posición, poniendo en marcha el plan de Alberto Falcone para poner en las calles ‘Bliss’, un nuevo tipo de droga.
Farrell y Cristin Milioti siguen siendo un dúo convincente, como dos personajes que no confían del todo en el otro y por eso hay una sensación de inquietud e incomodidad permanente cuando comparten escena.
El conflicto central y la guerra de pandillas convierten al episodio en un drama intrigante, con todas las partes peleando por el legado de Falcone y Oz jugando sus cartas para engañarlos a todo y quedar en la cima. Como lo dijo Sofía: el Pingüino siempre dice las cosas correctas.
Pero una cosa es decir, y otra cosa es hacer. No acaba Oz de decirle a Sofía que significa mucho para él y que siente lo que sea que pasó entre ellos cuando, enfrentado a las armas de los Maroni, salta a la salvación que le ofrece Vic y abandona a Sofía a su suerte.
Sofía, por supuesto, habrá de sobrevivir. Es lo que hace. Pero ahora lleva con ella la certeza de que el Pingüino la traicionó una vez más. Dado que sobre ella pesa una sentencia de exilio impuesta por su propia familia, sus opciones se reducen y de seguro veremos aflorar en ella la fría determinación que siempre parece estar a punto de explotar.
La conclusión del episodio prepara la serie para algunos cambios de dirección interesantes, lo que promete más conflictos. Por increíble que parezca, El Pingüino logra mantenerse, en su tercer episodio, como una de las series más sólidas del año.
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