El relato lo hizo el actor Andrés Toro en su cuenta de Tik Tok. Allí, tras lo que es de suponer fue un regaño a sus dos hijos, les pide que cuenten cámara lo que acaban de hacer.
Los niños dicen: “El Corrientazo”, y por eso le corresponde a su padre traducir la expresión.
“Metieron un borrador con un metal en el enchufe”, dice Toro, que muestra la toma eléctrica ennegrecida y dañada por el corto circuito. Ante la respuesta afirmativa de sus hijos pregunta: “¿Y dónde vieron eso?”. La respuesta esta vez es: “En un video de YouTube”.
Watch on TikTok
Los niños dicen que vieron la imprudente acción en el video, pero reconocen que en él se decía que no debían imitar esa conducta. Como sea, la idea de que una acción peligrosa sea presentada como una forma de entretenimiento lleva a Toro a cerrar su video diciendo: “Ojo con esos videos de YouTube”.
Los comentarios del video llevan con rapidez a identificar la fuente de la idea. En efecto, se trata de un video de YouTube, del creador colombiano @AndyLives00 titulado, justamente, “El Corrientazo”.
El video fue subido hace un mes y, al momento de escribir esta nota, acumula más de tres millones de reproducciones. El clip, es cierto, advierte que las acciones que se muestran no deben ser imitadas y YouTube lo muestra con una advertencia: “Este video puede ser inapropiado para ciertos usuarios”.

Pero una vez comienza, el video dedica buena parte de sus 12 minutos a explicar cómo realizar la acción. Efectivamente vemos al creador de contenidos, con una sonrisa permanente, hacer la “lista de materiales” y visitar una papelería para comprarlos. Frases como “el borrador debe ser largo” y “vamos a desarmar el clip por completo” le dan a todo el video un innegable tono de tutorial.
Eso no evita que el youtuber recuerde que se trata de una acción peligrosa e, incluso, se permita decir: “No lo hagan. Yo soy estúpido, ustedes no lo son”.
Y luego, para demostrar que la primera parte de esa frase es verdad, utiliza su artefacto en una tomacorriente de una zona pública del centro comercial Santafé de Medellín.
El tema podría parecer anecdótico y, en esta época de redes sociales, hasta trivial. Pero lo cierto es que la cuenta que publicó el video tiene 7,5 millones de seguidores y en el país ya hay precedentes sobre cómo las conductas antisociales pueden verse agravadas a los ojos de la Justicia cuando se masifican en el espacio impredecible de las redes sociales.
Entrar y enviar un comentario