El Instituto Nacional de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Japón (INTIC) ha puesto en marcha un programa singular: a partir de febrero intentarán colarse en las webcams y los routers de los ciudadanos japoneses.
Para ello usarán contraseñas comunes y diccionarios de contraseñas que irán probando para acceder a 200 millones de dispositivos. Si lo logran se pondrán en contacto con esos usuarios para advertirles precisamente de que esos dispositivos y los datos que transmiten con ellos están expuestos.
Todo, dicen, por el bien de los usuarios
El programa se iniciará a mediados de febrero como medida para luchar contra la creciente amenaza de las intrusiones de ciberseguridad en millones de dispositivos, sobre todo en el ámbito de la internet de las cosas.
Este organismo explicaba cómo en 2017 el 54% de los ataques detectados estaban dirigidos a este tipo de dispositivos, y una nueva legislación que se activó en noviembre (PDF) permite realizar este tipo de intentos de acceso con la idea de que los ciudadanso mejoren la seguridad de sus redes. Entre los argumentos esgrimidos están la necesidad de mejorar en ciberseguridad antes de las Olimpiadas de 2020 de Tokyo.
Este tipo de iniciativa ha reactivado el debate sobre la privacidad, y algunos expertos advierten de que quienes llevan a cabo esos ciberataques "benignos" podrían acabar accediendo a datos privados.
Los responsables del INTIC explicaban cómo todos los datos que se obtengan en estos accesos seguirán siendo privados y que el objetivo es precisamente que no se filtren datos de los usuarios sin su consentimiento. Sin embargo y como se preguntan en el MIT Technology Review, hay otro riesgo: que todos los datos acumulados por el INTIC acaben siendo un valioso botín para hackers que traten de obtener esos datos no de los usuarios, sino del propio INTIC.
Vía | NHK