El gigante del comercio electrónico no para de idear nuevas alternativas para abaratar el coste del envío, y ahora parece que podría hacer uso de un enfoque muy propio de otros servicios de la llamada "economía colaborativa". Personas normales podrían convertirse en mensajeros eventuales de Amazon, aprovechando así esos trayectos rutinarios y desde luego, pagando por ellos a esas personas.
El programa de Amazon, conocido internamente como "On my way", haría que diversos locales en diversas ciudades reservasen parte de su espacio -a cambio de un pago, claro está-para convertirse en almacenes con algunos artículos disposnibles en Amazon . A partir de ahí cualquier persona podría acceder a su teléfono móvil para recoger un pedido pendiente si le viene bien, llevarlo a destino y cobrar por esa cantidad.
Infrautilización de recursos, regulación en el horizonte
Según The Wall Street Journal el servicio -que se sumaría a iniciativas como su ambicioso programa de drones- podría darle a Amazon más control sobre la experiencia de compra y ayudaría a reducir unos gastos de envío que se han incrementado un 31% el último año, más de lo que lo han hecho los ingresos. Las tiendas colaboradoras se beneficiarían además de mejores condiciones a la hora de poder vender sus artículos en esta tienda online.
Hay diversos problemas en la ejecución de ese plan, y uno de ellos es el hecho de que las empresas de mensajería ya son especialmente eficientes, lo que obligaría a Amazon -que distribuye 3,5 millones de paquetes al día- a utilizar a una enorme cantidad de mensajeros para que la iniciativa tuviese impacto. Y también está el tema de responsabilidades: ¿quién se hace responsable si el paquete se pierde o acaba dañado?
Según los datos citados en el artículo original, la iniciativa "On my way" surgió tras la cancelación de un proyecto que hubiera hecho que Amazon lanzase al mercado un servicio parecido al de Uber llamado Rides. Esa oferta no ha aparecido finalmente, pero ese "envío de paquetes colaborativo" parece una singular evolución del modelo de Uber o de Airbnb. Y como estos servicios, es probable que en caso de aparecer tenga que enfrentarse seguramente al escrutinio de las entidades reguladoras y a la presión de las empresas tradicionales de mensajería.
Vía | The Wall Street Journal
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