Los dispositivos electrónicos que utilizamos de forma cotidiana incorporan en su interior algunos elementos químicos poco deseables. Aunque suelen estar presentes en cantidades reducidas que no representan ningún riesgo para nuestra salud, nos interesa saber que algunos al ser liberados tienen una capacidad carcinogénica demostrada. Otros ejercen un impacto perjudicial en el medio ambiente por su potencial contaminante. Y algunos son difíciles de reciclar. Por todo esto no cabe duda de que, en la medida de lo posible, es preferible dejar de utilizarlos.
Poco a poco algunos fabricantes de dispositivos electrónicos van tomando conciencia acerca de su responsabilidad hacia sus clientes y el medio ambiente, pero los que aún mantienen un silencio sospechoso demuestran que en este ámbito aún queda mucho trabajo por hacer. Durante la presentación de sus nuevos iPhone 12, Apple aseguró que ha eliminado cinco componentes de estos teléfonos móviles como parte de su programa de cuidado del medio ambiente.
Dar a conocer esta información en un evento con tanta visibilidad como el que hemos presenciado hace unas horas responde a una evidente estrategia de marketing, pero ese interés no debe provocar que los usuarios menospreciemos el esfuerzo que tanto Apple como otras empresas están haciendo para dar un respiro a nuestro planeta. Venga de quien venga, esta iniciativa es loable. En cualquier caso, estos son los cinco elementos de los que se han deshecho los de Cupertino.
Adiós, berilio, adiós
El berilio es un elemento químico con un origen sorprendente. Uno de sus isótopos, el berilio 10, es el resultado de un proceso natural que tiene lugar en la atmósfera terrestre conocido como espalación nuclear, y que se produce cuando los núcleos de oxígeno y nitrógeno son bombardeados por las partículas de radiación cósmica que impactan en las capas más altas de la atmósfera con mucha energía. En la Tierra el berilio es relativamente escaso, y solo uno de sus isótopos es estable, por lo que bajo la mayor parte de sus formas es un elemento radiactivo.
El berilio tiene una gran estabilidad térmica, una alta conductividad térmica, es poco denso y también muy rígido, lo que lo hace muy valioso para las industrias nuclear y aeroespacial
Su origen es interesante, pero lo realmente llamativo es que sus propiedades fisicoquímicas lo hacen muy atractivo para numerosas industrias. Tiene una gran estabilidad térmica, una alta conductividad térmica, es poco denso y también muy rígido, lo que lo hace muy valioso, por ejemplo, para las industrias nuclear y aeroespacial. Pero también se usa mucho en la fabricación de dispositivos electrónicos de consumo para endurecer las aleaciones en las que intervienen el aluminio, el cobre, el hierro o el níquel.
Hasta aquí no cabe duda de que este elemento químico pinta muy bien, pero no debemos pasar por alto que el berilio ha sido clasificado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), que es una institución administrada por la OMS, como un compuesto cancerígeno. Existen muchos estudios que avalan esta conclusión, pero el que enlazo aquí mismo, que ha sido elaborado por investigadores de la IARC, expone sus características y su peligrosidad de una forma clara y didáctica.
Mejor sin mercurio
Probablemente a la mayor parte de nosotros nos resulta más familiar el mercurio que el berilio, entre otras razones debido a que ha sido tradicionalmente utilizado por los instrumentos de medición de la temperatura. Sin embargo, hace ya mucho tiempo este elemento químico metálico comenzó a ser eliminado de los termómetros, los barómetros, y también de otros instrumentos de medida, debido a su capacidad tóxica y carcinogénica.
La publicación de IARC que enlazo aquí mismo aborda el impacto perjudicial que este y otros elementos químicos pueden tener en nuestra salud. A pesar de su peligrosidad, el mercurio es muy útil para un sinfín de industrias. Y es que con él sucede lo mismo que con el berilio; es peligroso, pero también utilísimo. La industria de la electrónica lo ha utilizado tradicionalmente en pequeñas concentraciones en los envases, las baterías, los interruptores de los circuitos eléctricos y las lámparas fluorescentes, entre muchas otras aplicaciones.
Durante los últimos años la Unión Europea ha aprobado varias directivas que prohíben o limitan el uso de mercurio en los dispositivos eléctricos y electrónicos. Y en 2007 lo prohibió incluso en los instrumentos de medida que no son eléctricos, lo que a los usuarios nos recuerda que es un elemento químico con el que merece la pena mantener la distancia.
El arsénico si está lejos, mejor
Vamos con el siguiente elemento químico conflictivo. El arsénico es un semimetal imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, pero, eso sí, en cantidades muy bajas que ingerimos habitualmente a través de la dieta. Sus aplicaciones son muy numerosas, pero en nuestros dispositivos electrónicos participa con frecuencia en un semiconductor llamado arseniuro de galio utilizado por su capacidad de trabajar a altas frecuencias y con un consumo energético moderado.
El arsénico está presente en los chips de comunicaciones de nuestros móviles, pero también lo está en el cristal de la pantalla porque se utiliza como decolorante en el proceso de fabricación del vidrio
El arsénico está presente en muchos de los chips de comunicaciones integrados en nuestros teléfonos móviles, pero también lo está en el cristal de la pantalla porque se utiliza como decolorante en el proceso de fabricación del vidrio. ¿Cuál es el problema? Sencillamente, que es extremadamente tóxico.
Una exposición prolongada puede tener consecuencias graves para la salud de cualquier persona, pero los usuarios de dispositivos electrónicos podemos estar tranquilos porque el arsénico que contienen no representa ninguna amenaza. Las personas que sí pueden verse afectadas son aquellas que intervienen en los procesos industriales en los que se utiliza este elemento químico, por lo que son las que más se benefician de su eliminación de las aplicaciones industriales.
Los retardantes de llama bromados no son nada apetecibles
Estos compuestos se conocen habitualmente como BFR por su denominación en inglés (Brominated Flame Retardant), y se utilizan para inhibir la combustión de algunos objetos. Son muy eficaces cuando conviven con las telas y los elementos de policarbonato, por lo que se emplean con mucha frecuencia para minimizar la probabilidad de que los dispositivos electrónicos y la ropa se puedan inflamar.
Sin embargo, su utilidad no ha impedido que su uso sea discutido por el impacto negativo que estos retardantes químicos pueden tener en nuestra salud. Existen estudios que describen su toxicidad y su capacidad altamente contaminante, lo que ha provocado que la Unión Europea haya regulado de una forma muy estricta su utilización incluyéndolos en la directiva que limita o prohíbe su uso.
El PVC también arroja dudas razonables
El policloruro de vinilo resulta poco intimidante. Y es que todos estamos familiarizados con él debido a que muchos de los objetos de plástico que utilizamos cotidianamente están fabricados en PVC. Es un material barato, dúctil y fácil de reciclar que se obtiene del petróleo, y, a diferencia de los otros elementos de los que hemos hablado en este artículo, no existe un consenso acerca de su peligrosidad, de ahí que se siga utilizando masivamente.
El policloruro de vinilo es un material barato, dúctil y fácil de reciclar que se obtiene del petróleo
Algunos colectivos y organizaciones ecologistas aseguran que es un compuesto tóxico para el ser humano y contaminante, pero los productores de PVC defienden su inocuidad. Afortunadamente, IARC tiene un informe que arroja algo de luz acerca de esta controversia.
Los investigadores que lo han preparado describen su capacidad carcinogénica cuando es inhalado durante los procesos industriales necesarios para su producción, por lo que las personas que pueden verse afectadas son las que están involucradas en la fabricación de objetos de PVC. Por el momento no hay evidencias de que la salud de las personas que utilizamos estos artículos pueda verse afectada negativamente.