Estamos muy cerca del Día de la Independencia, y aunque para algunos esta fecha solo signifique un día festivo, o la posibilidad de hacer un paseo, muchos otros recuerdan y celebran cómo el 20 de julio de 1810 se dio lugar al conocido grito de independencia y el mítico incidente del florero de Llorente que dio inicio a la histórica disputa.
Para celebrar la ocasión, hemos decidido hacer un divertido y folclórico test de colombianidad, no para poner a prueba conocimientos sobre la patria, sino para que cada quien descubra qué tan colombiano es. Dependiendo de tus respuestas podrás identificarte como un auténtico chibchombiano como dirían Santiago Moure y Martín de Francisco en ‘El Siguiente Programa’, o como un extranjero en la tierra del olvido. Así que los invitamos a revisar el test y les deseamos mucha suerte.
¿Con cuántas frases te identificas?
Sabes que el himno nacional tiene un montón de estrofas, pero solo eres capaz de cantar la primera por que la escuchas todos los días en la radio a las seis de la tarde.
Hablando del himno nacional, has creído ese cuento que te dijeron alguna vez, de que el himno de Colombia es el segundo más lindo de todo el mundo.
Has entrado al cine con comida escondida para no comprar de la cafetería porque es muy caro.
Alguna vez en tu vida le pediste al chofer del bus que te llevara en mil pesos porque vas por ahí cerquita.
Hablando del bus, al momento de bajarse, te quedas pegado del timbre y le gritas al chofer ¡Me va a llevar para su casa o qué!
Si has organizado una fiesta, le echas agua a la gaseosa para hacerla rendir.
Si eres el invitado a la fiesta, siempre se llevas un pedazo de torta envuelto en servilletas para el familiar que no vino.
Y si la fiesta era de unos quince o un matrimonio, sales de la misma con un centro de mesa o decoración debajo del brazo.
Pides rebaja en cualquier lado, y si compraste algo de comer cuando terminas pides "la ñapa".
Alguna vez en su vida fue a un paseo de olla al río.
En tu casa las camisetas viejas se transforman en trapos para no botarlas.
Tienes todos los álbumes de Chocolatina Jet, pero jamás has logrado llenar ni uno completo.
En la cocina tienes varios frascos de vidrio de mermelada que ahora se usan como vasos.
En la nevera o el congelador tienes un par de pilas, porque te dijeron que así se recargan.
Ha "mecateado" pan con gaseosa en la tienda de la esquina.
Has hecho "vaca" con tus amigos para comprar trago cuando se está acabando.
Te has puesto a negociar con un ladrón que te quitó el celular para que te devuelva al menos la SIM.
Tu mamá te enseñó a partir las servilletas por la mitad para hacerlas rendir.
En el botiquín de la casa no puede faltar un Menticol, Vick Vaporub o pomada china para los dolores.
Sabes que el mejor remedio para la gripa es agua de panela con limón bien caliente “pa sudarla”.
No importa a donde compres algo de comer, nunca pides que te vendan, sino que te regalen “Me regala una gaseosa por favor”.
En el baño de la casa tienes una colección de tarritos de champú y jabones de los hoteles que has visitado.
En la cocina tienes una colección de bolsas de supermercado, dobladas en forma de triángulo.
Hablando de la cocina, uno de tus implementos infaltables es una piedra de río.
Todos los 31 de diciembre antes de que se acabe el año, sintonizas la radio para escuchar “Faltan cinco pa las doce”.
Vas a los centros comerciales a “vitriniar” y no terminas comprando nada.
Te parece súper normal acompañar la sopa en el almuerzo con un banano.
Hablando del almuerzo, piensas que ninguna comida está completa si no hay arroz.
Señalas con los labios en lugar de usar las manos.
En tu casa hay una caja de galletas metálica que ahora es un costurero.
Alguna vez has organizado una rifa con los últimos números de la lotería para recoger plata.
Entre los cuadros de la casa no te puede faltar uno del sagrado corazón o la última cena.
Y hablando de portarretratos, tienes uno de la quinceañera mirándose al espejo.
Destapas con cuidado los regalos en diciembre para reutilizar el papel de regalo.
Has puesto de emergencia ropa detrás de la nevera para que le amanezca seca.
Para llamar la atención del mesero aplaudes, levantas la mano, y si quieres la cuenta haces la mímica de firmar un papel en tu mano.
Remojas el pan en el chocolate, o en su defecto le pones queso al chocolate.
Dices que “de pequeño me pegaron con la correa y la chancla, y mire no me traumé aquí estoy”.
Has llevado una arepa a la oficina/colegio/universidad para desayunar.
Has perdido varias cometas enredándolas en los cables de la luz en agosto.
Todos los accesorios de tu baño tienen un forro decorativo, hasta el papel higiénico.
Tienes un crucifijo colgando en el retrovisor del carro, o una estampita de la virgencita para la protección.
Así de colombiano eres
Si te has identificado con menos de 20 frases, eres un colombiano chiviado, aun te falta mucho, seguramente te fuiste del país y ya se te olvido lo que era ser chévere.
Si has coincidido con 25 a 30 frases, eres uno de los nuestros.
Si te has identificado con 40 o más puntos, eres un digno representante del país del sagrado corazón, siéntete muy orgulloso.
A propósito del 20 de julio y el controvertido florero de Llorente, te dejamos con una jocosa explicación del profesor Super O, sobre la autenticidad de este histórico artefacto.
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