La semana pasada, la Unión Europea aprobó una ley a favor de implementar baterías fáciles de reemplazar en la mayoría de dispositivos antes de 2027. Si bien es cierto que la ley podría simplificar algunos aspectos de cómo se fabrican, adquieren y usan smartphones y dispositivos móviles, es importante tener en cuenta detalles importantes.
La ley está enfocada principalmente a producir menos basura electrónica y a dar más opciones a los usuarios al momento de reemplazar o reparar sus dispositivos.
¿Qué significa ‘reemplazables’?
Cuando pensamos en celulares con baterías reemplazables, la imagen más común es seguramente la de hace casi 10 años, cuando podíamos remover el panel trasero de un Blackberry o un Samsung y extraer la batería. Además de ser mucho más barato, en caso de una falla en la batería, que comprar otro celular, muchos usuarios avanzados de hecho se acostumbraron a llevar baterías extras.
Con el tiempo, fabricantes como Apple y Samsung optaron por hacer de los teléfonos un bloque entero, lo que eliminó la posibilidad de remover fácilmente las baterías. Esto, según ellos, fue un paso ineludible para poder ofrecer equipos más delgados y unificados.
Pero pese a que esa es la imagen popular, lo cierto es que la nueva ley europea no significa necesariamente un regreso al pasado. Mucha de la legislación votada a favor está definida por las herramientas que debe utilizar el usuario.
Es decir que los usuarios podrán remover baterías utilizando destornilladores tipo estrella, Torx o Phillips. La ley explica que, en caso de que sea necesario utilizar herramientas especiales, el fabricante deberá proveerlas de manera gratuita.
La ley va incluso más allá y dice que en caso de que se utilice pegamento para los componentes el fabricante debe entregar los solventes o las herramientas para removerlo.
En resumen, aunque la ley europea es positiva, es poco probable que volvamos a la época de poder cambiar una batería de teléfono en menos de un minuto.
¿Qué pasa con las protecciones contra agua?
Algunos oponentes de la ley, que incluye a algunos fabricantes, han mencionado que la protección contra agua puede desmejorar como consecuencia de los nuevos requerimientos.
Es un tema complejo, porque muchos teléfonos con protección contra agua y polvo, como los iPhone, la serie Galaxy S y algunos de la serie A, tienen certificados IP que significan que pueden ser sumergidos en agua por un periodo de tiempo sin sufrir daños.
Esta resistencia está basada en el uso de pegamentos y adhesivos, así como tornillos muy pequeños y calibrados para ciertas presiones. Por lo general, los teléfonos que se tapan y destapan son resistentes contra salpicaduras, pero están lejos de tener una resistencia similar a la de equipos sumergibles como los que solemos ver en el mercado.
Para combatir esto, una ley similar, llamada 'Diseño de teléfonos móviles y tabletas sostenibles: diseño ecológico' podría introducir ciertos requerimientos para la batería de estos dispositivos. Los fabricantes tienen la posibilidad de hacer que las baterías sean fáciles de reemplazar (con herramientas), o también la opción de hacer que duren más en caso de no ser reemplazables.
Según esa legislación, la batería deberá mantener una carga del 83% después de 500 ciclos y del 80% después de 1.000 ciclos. Un ciclo se refiere a cada vez que la batería se carga al 100% y luego llega a cero.
Si tomamos un promedio de carga de alrededor de 36 horas, la nueva ley podría hacer que la batería de los teléfonos tenga una vida útil de alrededor de cinco años. Es decir que es más probable que otros componentes fallen antes que la batería misma.
Aunque ambas leyes empezarán a regir en Europa entre 2025 y 2027, es muy probable que en Colombia también veamos los mismos beneficios. En términos de costos, diseñar y fabricar un teléfono solamente para Europa resulta muy caro, por lo que lo más seguro es que veamos dispositivos que cumplen con la ley europea pero que son vendidos de manera global.