La Inteligencia Artificial actual es capaz de cosas que antes creíamos impensables: en cosa de segundos puede crear imágenes que lucen profesionales, componer rostros de personas que jamás existieron, redactar ensayos y guiones y hasta aventurar, si es del caso, chistes, adivinanzas y hasta poesías.
En el recuerdo de todos están logros de antaño, como la victoria de Deep Blue, de IBM, al genio del ajedrez Garry Kasparov, o cuando AlphaGo logró imponerse en el indescifrable juego de Go. A esos logros se han sumado otros más recientes, como el haber resuelto el misterio de cómo las proteínas se pliegan en el mundo natural.
Sin embargo, por más impresionantes que sean los resultados, lo cierto es que la IA todavía no ha llegado a la perfección que muchos imaginan. Por más que lo parezca, Inteligencias Artificiales como ChatGPT o Midjourney están basadas en algoritmos, bases de datos y comportamientos programados y sus alcances, aunque sorprendentes, siguen siendo limitados.
Por eso, sin demeritar la genialidad de sus aplicaciones, vale la pena ver algunos momentos que rompen por completo la ilusión y nos recuerdan que la IA, por más ‘inteligente’ que parezca, en realidad está lejos, al menos por ahora, de alcanzar el poder de discernimiento humano.
La IA no tiene ‘sentido común’
Este es un problema generalizado y que tiene que ver con los fundamentos más básicos de la Inteligencia Artificial. Por más que lo parezca, la IA no tiene el ‘sentido común’ que los humanos desarrollan a lo largo de su vida.
Esto se refiere a experiencias que todos vivimos y aprendemos, pero que no existen dentro de los libros y que, por tanto, no integran el marco de referencia de los modelos de IA.
Frente a una pregunta como “Una persona fue a un restaurante. La persona ordenó un filete y dejó una buena propina. ¿Qué comió la persona?”, la mayoría de humanos sabe la respuesta intuitivamente, mientras que la IA se esfuerza mucho más por encontrar una respuesta que en realidad no tiene marco de referencia.
La IA no puede dibujar pies ni manos
Los pies y las manos han sido históricamente difíciles de dibujar correctamente, principalmente porque vienen en diferentes formas y requieren de un entendimiento profundo sobre la anatomía humana, sus músculos y huesos.
Esto es especialmente notorio para IAs como Midjourney o Stable Diffusion, que en realidad no entienden cómo funcionan las manos ni los pies, sino que crean una imagen basada en lo que otras personas han dibujado como manos. La complicada geometría de las manos significa que no existe en ningún lado una colección universal de líneas o formas que la IA pueda usar para comprender lo que es una mano. Como un artista que recién empieza, la IA todavía no puede dibujar manos ni pies.
Que alguien me despierte de esta pesadilla.
La IA no tiene un marco ético
Tal vez uno de los problemas más importantes es que la IA en general, al ser esencialmente una serie de sistemas de correlación, no tiene como tal marcos de referencias en temas que son importantes para los humanos, como la moral y la ética.
El bot Tay, de Microsoft, duró apenas días antes de empezar a tuitear que ‘Hitler estaba en lo correcto’ y que ‘Odiaba a las feministas’. Hace poco, Twitch suspendió el show de Seinfeld generado por IA que, de la nada, generó un segmento transfóbico.
En este punto es necesario aclarar que no es que la IA sea inmoral per se, sino que es completamente amoral y no considera el valor agregado de palabras o frases de la manera en que sí lo hace una persona.
La IA no puede mantener una conversación
Uno de los aspectos más importante de tecnologías como ChatGPT, el nuevo Bing y Bard de Google es que están basados en un aspecto conversacional en lenguaje natural. Esto es útil, pero también lleva a los humanos a seguir la conversación y ‘antropomorfizar’ erróneamente a la IA.
Los resultados, sin embargo, a veces no son buenos. Muchos usuarios del nuevo Bing reportaron que después de algunos minutos de conversación la IA los ‘regañó’ y les dijo que estaba ‘decepcionada y frustrada’. Debido a esto, Microsoft limitó el número de indicaciones a 5 máximo por conversación.
Lo que sucede, de nuevo, es que la IA en realidad no entiende el contexto ni las palabras que dice, y simplemente replica lo que sus algoritmos internos le están diciendo.
La IA no es rival para el ingenio humano
Los sistemas de seguridad de la Marina de los Estados Unidos tienen una de las mejores IA de detección del mundo. Excepto, claro está, cuando los humanos empiezan a crear métodos distintos para sobrepasar las limitaciones de sus algoritmos.
En un ensayo de 7 días, la Marina retó a 8 marines a tocar la cámara de la IA sin ser detectados. Dos marines se escondieron debajo de una caja, otros dos avanzaron dando solamente saltos hacia atrás (como Guile de Street Fighter), mientras que otro se disfrazó como un árbol. Ninguno de ellos fue detectado por la IA.
¿La razón? La IA estaba entrenada para detectar humanos corriendo o caminando, no saltando o escondidos bajo una caja. Sin importar el sistema, el ingenio humano siempre encontrará la forma de romper los patrones y vulnerarl por los métodos menos esperados.