Los televisores 8K aún tienen mucho que demostrar para convencer a los usuarios de que realmente merecen la pena. Su aportación en los dispositivos que tienen 75 pulgadas o más es interesante porque nos permiten disfrutar los contenidos a una distancia de visionado reducida sin que la calidad de imagen global del televisor se resienta lo más mínimo. Sin embargo, aún no está claro que por debajo de las 75 pulgadas su impacto en nuestra experiencia realmente aporte algo a lo que ya nos ofrece un buen televisor con panel 4K UHD nativo.
Samsung y LG, que son dos de las marcas que ya tienen televisores 8K en las tiendas, llevan varios meses debatiendo qué características debe tener uno de estos dispositivos más allá de su resolución. En cualquier caso, ese 8K real del que nos hablan las marcas surcoreanas no tiene nada que ver con la etiqueta «8K Ready» que otros fabricantes están utilizando para defender que sus televisores son compatibles con contenidos con resolución 8K.
Esta estrategia parece indicarnos que estamos ante un nuevo capítulo de la guerra de las etiquetas, agrupando bajo el epígrafe «etiqueta» los logotipos y los eslóganes utilizados por las marcas para llamar la atención de sus potenciales clientes. El problema es que esta argucia provoca que los usuarios con frecuencia nos sintamos amedrentados porque no siempre es fácil comprender qué es lo que nos están vendiendo. Y entenderlo es la única forma de identificar con claridad si esa característica realmente tendrá un impacto importante en nuestra experiencia. Esto es, precisamente, lo que está sucediendo desde hace varios meses con la etiqueta «8K Ready».
Qué es «8K Ready» y por qué no es lo que parece
A mediados del pasado mes de septiembre CTA (Consumer Technology Association), una organización estadounidense de estandarización que representa los intereses de más de 2.200 compañías de electrónica de consumo, anunció cuáles son los requisitos exactos que debe cumplir un televisor para que pueda lucir el logotipo «8K Ultra HD». Los usuarios podemos intuir sin esfuerzo la mayor parte de ellos, pero merece la pena que los repasemos brevemente porque son los cimientos sobre los que se desarrollará la mayor parte de este artículo. Estas son las condiciones que impone CTA:
- El televisor debe incorporar un panel con una resolución nativa de al menos 7.680 x 4.320 píxeles activos y relación de aspecto 16:9
- Tiene que ser capaz de recibir y procesar señales de vídeo con una resolución de 7.680 x 4.320 puntos y una profundidad de color de 10 bits
- Debe tener una o más entradas HDMI capaces de aceptar señales de vídeo con una resolución de 7.680 x 4.320 puntos; una profundidad de color de 10 bits; una cadencia de 24, 30 o 60 fotogramas por segundo; la función de transferencia HDR y la colorimetría que especifica la norma BT.2100 y el protocolo de protección de contenidos HDCP 2.2
- Debe apoyarse en un motor de procesado que sea capaz de escalar a 8K aquellos contenidos con resolución estándar, Full HD y 4K UHD
CTA no es la única organización que se encarga de representar los intereses de los fabricantes de electrónica de consumo. Otra entidad que persigue un propósito similar, aunque su alcance se reduce a los dispositivos con panel 8K, es la Asociación 8K, de la que forman parte marcas como Panasonic, Samsung, Hisense, TCL o IMAX, entre otras. Curiosamente, LG y Sony se han alineado con CTA, al menos por el momento. En cualquier caso, lo que nos interesa en este artículo es conocer qué características debe tener un televisor para que podamos considerarlo 8K a todos los efectos, y la resolución nativa del panel es una de las condiciones inexcusables.
Una de las condiciones más importantes impuestas por la organización CTA para que un televisor tenga el logotipo «8K Ultra HD» requiere que su panel tenga una resolución nativa de 7.680 x 4.320 puntos
Durante los últimos meses Xiaomi y Honor han dado a conocer modelos «8K Ready», una etiqueta que pretende reflejar su capacidad de reproducción de contenido 8K. Por el momento esta etiqueta no está amparada por ninguna organización de estandarización, por lo que no podemos contemplarla como un logo oficial. Más allá de esto, lo chocante de estos televisores es que no incorporan un panel con resolución nativa 8K; integran un panel 4K UHD estándar con una resolución de 3.840 x 2.160 puntos, por lo que, como hemos visto, no cumplen un requisito fundamental para poder lucir la etiqueta «8K Ultra HD».
El problema es que la presencia de la tecnología 8K en el listado de especificaciones de estos televisores puede confundir a algunos usuarios. Y es razonable que sea así a pesar de que el bajo precio que tienen actualmente en China delata con bastante claridad que estos dispositivos no incorporan un panel 8K nativo. Entonces ¿qué significa la etiqueta «8K Ready» a la que están recurriendo algunas marcas? La respuesta a esta pregunta reside en la frase que acompaña a esta etiqueta: «admite la reproducción de vídeo 8K».
No hay ninguna razón por la que un televisor con panel 4K UHD no pueda reproducir contenido con resolución nativa 8K. Lo que necesita, eso sí, es tener un motor de procesado con la suficiente potencia para comprimir en tiempo real los fotogramas de la fuente de vídeo original y ajustar la colorimetría del espacio de color BT.2100 al mapa de tonos que el televisor realmente es capaz de reproducir, que quedará confinado dentro del espacio de color BT.2020. En este contexto el verbo «comprimir» se utiliza para identificar al algoritmo que se encarga de procesar un fotograma con una resolución determinada con el propósito de generar otro con una resolución inferior, pero minimizando tanto como sea posible la pérdida de información. Podemos contemplarlo, sencillamente, como un escalado «hacia abajo» en oposición al escalado con el que estamos familiarizados, que consigue incrementar la resolución de la señal de vídeo entrante para adaptarla a la resolución nativa del panel.
El motor de procesado de las teles «8K Ready» debe ser capaz de ajustar la resolución y la colorimetría
Xiaomi y Honor, que, como veremos más adelante, por el momento son las marcas que han implementado esta prestación en algunos de sus televisores con panel 4K UHD, no han incurrido en ningún tipo de falsedad. Como acabamos de ver, desde un punto de vista técnico es posible que un televisor 4K UHD reproduzca contenido 8K, aunque, como es evidente, por muy bien afinado que esté este proceso de escalado «hacia abajo» se va a producir una pérdida de calidad perceptible. No obstante, aún tenemos que responder otra pregunta: ¿cómo podemos transportar hasta el televisor ese contenido 8K?
Si queremos hacerlo utilizando una fuente de vídeo externa y un enlace HDMI el televisor debe necesariamente incorporar al menos una entrada HDMI 2.1. Esta especificación se desmarca de la revisión 2.0 (y de sus extensiones 2.0a y 2.0b) gracias a su capacidad de alcanzar una velocidad de transferencia máxima de 48 Gbps, una cifra muy superior a los 18 Gbps de HDMI 2.0. Esta mejora permite, entre otras prestaciones, transportar señales 8K a 60 FPS, que es lo que necesitamos. Sin embargo, en este contexto surgen dos problemas. El primero es que en el mercado aún no podemos encontrar fuentes de vídeo con vocación doméstica preparadas para reproducir contenido 8K y con salida HDMI 2.1. Y el segundo es que los televisores «8K Ready» que han sido presentados hasta ahora son de gama media y no incorporan conectividad HDMI 2.1. Por estos motivos esta opción queda descartada.
Pero aún nos quedan dos formas más de acceder al contenido 8K, que son las que realmente han habilitado las marcas en sus televisores «8K Ready»: las unidades externas de almacenamiento con interfaz USB 3.0 o superior y las aplicaciones de vídeo bajo demanda que implementan las normas de compresión H.265 o VP9. Esto significa, sencillamente, que estos televisores no pueden reproducir contenido 8K a través de un enlace HDMI, pero sí pueden hacerlo si les conectamos una unidad externa con interfaz USB o si recurrimos a las apps de reproducción de vídeo preinstaladas en su sistema operativo. Desafortunadamente aún no sabemos qué apps incorporarán cuando lleguen a Europa (si finalmente se confirma su llegada), pero es probable que YouTube sea una de ellas porque actualmente es la mayor fuente de contenido con resolución 8K.
Si ahora mismo accedemos a YouTube desde un ordenador, un smartphone, un tablet o un televisor con resolución Full HD o 4K UHD, y buscamos dentro de este servicio vídeos 8K aparecerán muchísimos. Y podremos reproducirlos desde nuestros dispositivos con pantallas que tienen una resolución inferior a 8K. Y que no tienen la etiqueta «8K Ready». En esta situación pueden darse dos escenarios diferentes que explican por qué esto es posible. El primero de ellos consiste en que la aplicación que estamos utilizando para acceder al contenido informa al servidor de YouTube al que nos hemos conectado de que nuestro dispositivo no es capaz de procesar vídeo 8K, por lo que lo recibiremos, lo queramos o no, a una resolución inferior que sí puede manejar. Sabremos si nos encontramos en este escenario porque al consultar el parámetro que nos permite ajustar la calidad de los vídeos de YouTube la opción 8K no está disponible.
La segunda opción sigue un camino alternativo al que acabamos de describir: nuestro dispositivo no tiene un panel 8K nativo, ni, por supuesto, una etiqueta «8K Ready», pero tiene suficiente potencia para procesar vídeo 8K. Muchos ordenadores relativamente modernos encajan en este perfil. Si se da esta situación podemos pedir a la aplicación con la que nos conectamos a YouTube que solicite al servidor que le proporcione el vídeo con resolución 8K, y será nuestro dispositivo el que asuma el escalado hacia abajo que es necesario llevar a cabo para que el vídeo pueda ser reproducido en una pantalla con menos resolución. La calidad del vídeo la podemos ajustar desde el parámetro Configuración/Calidad de YouTube. Que el vídeo se reproduzca con fluidez o no ya es harina de otro costal. Dependerá del hardware de nuestro dispositivo. De alguna forma lo que nos prometen los fabricantes de televisores «8K Ready» es que sus soluciones realmente son capaces de procesar vídeo 8K y de escalarlo hacia abajo con la fluidez necesaria. Y esta «garantía» no nos la dan los demás dispositivos, aunque algunos serán capaces de hacerlo incluso mejor que estos televisores.
Estos son los primeros televisores «8K Ready»
Como he mencionado unas líneas más arriba, por el momento los dos fabricantes que han presentado televisores 4K UHD con capacidad de reproducción de vídeo 8K son Xiaomi y Honor. La primera dio a conocer en septiembre de 2019 su televisor Mi Full Screen TV Pro, que está disponible en 43, 55 y 65 pulgadas, y que llegó a las tiendas de China a finales de ese mismo año. La capacidad de reproducción de contenido 8K de este modelo está vinculada a su SoC Amlogic T972, un chip fabricado con litografía de 12 nm y cuatro núcleos ARM Cortex-A55 capaces de trabajar a una frecuencia de reloj máxima de 1,9 GHz y capacitado para ejecutar los algoritmos de procesado de los que he hablado unos párrafos más arriba. Este circuito integrado ha sido desarrollado conjuntamente por Xiaomi y Amlogic.
Honor, por su parte, ha presentado sus televisores Vision y Vision Pro, dos modelos equipados con un panel LCD IPS 4K UHD de 55 pulgadas con un refresco nativo de 120 Hz y una característica muy peculiar: serán los primeros productos que incorporarán el sistema operativo Harmony OS desarrollado por Huawei. El SoC que se responsabilizará, entre otras cosas, del procesado y la reproducción del contenido 8K es un chip Honghu 818 con cuatro núcleos (dos ARM Cortex-A73 y otros dos Cortex-A53) y lógica gráfica Mali-G51. Honor ha confirmado que estos dos televisores llegarán a Europa, pero aún no ha desvelado cuándo lo harán. Y tampoco el precio al que aterrizarán en nuestras tiendas.
Lo interesante es el acceso a los contenidos, no la calidad de imagen
Antes de concluir me gustaría proponeros una reflexión breve a modo de colofón que nos ayude a valorar la prestación a la que hemos dedicado este artículo. Todos sabemos que actualmente apenas hay contenido 8K nativo, por lo que es evidente que la etiqueta «8K Ready» responde más a una estrategia de marketing que a una prestación que realmente demandemos los usuarios. Por otro lado, los televisores que incorporan un panel 8K nativo de marcas como Samsung, Sony o LG utilizan como reclamo su calidad de imagen ante la evidente ausencia de contenido 8K. Y este incremento de la calidad de imagen queda relativamente desvirtuado en los televisores «8K Ready».
El contenido 8K se verá peor en un televisor «8K Ready» que en una tele 8K real porque el escalado hacia abajo degrada perceptiblemente la calidad de la señal de vídeo
La razón por la que el contenido 8K se verá peor en un televisor «8K Ready» que en un televisor 8K real es evidente: el primero debe afrontar el proceso de escalado hacia abajo del que hemos hablado unos párrafos más arriba. Y este procesado de la señal de vídeo acarrea indiscutiblemente un descenso de la resolución que deviene en una pérdida de nivel de detalle, y también en una colorimetría menos ambiciosa. ¿No tiene entonces ningún atractivo la etiqueta «8K Ready» en un escenario de uso real? Sí, tiene una ventaja, aunque no adquirirá relevancia hasta que esté disponible mucho más contenido 8K: permitirá que los propietarios de estos televisores accedan a este contenido, algo que no podrán hacer las personas que tengan una tele 4K UHD tradicional. Por el momento esta opción no aporta gran cosa, pero es probable que en el futuro sí sea una prestación interesante siempre y cuando, eso sí, el ecosistema 8K consiga desarrollarse mucho más allá de lo que lo ha hecho hasta ahora.