Hace año y medio hablábamos de Hemingwrite, un proyecto de máquina de escribir diferente que trataba de adaptar las máquinas de escribir de toda la vida a los tiempos modernos. Esa visión se ha hecho realidad al fin, y lo ha hecho con cambio de nombre incluido, porque ahora el dispositivo ha pasado a llamarse Freewrite.
Esta máquina de escribir es especialmente llamativa tanto por su diseño como por el uso de un teclado mecánico -con switches Cherry MX Brown- o la ausencia de cursores que permitan editar el texto. Y es que en Freewrite la idea es precisamente que no edites nada. La idea es escribir, y hacerlo además sin distracciones.
Distracciones fuera
El dispositivo cuenta con una lista de especificaciones corta pero llamativa: cuenta con una pantalla de tinta electrónica de 5,5 pulgadas, pero además dispone de conectividad WiFi para sincronizar documentos -Google Drive, Evernote y Dropbox están soportados- y de un cargador USB-C que permite recargar la batería que tiene una autonomía aproximada de un mes.
Sus responsables la califican como la primera máquina de escribir inteligente, pero como de costumbre esa definición es algo exagerada: aunque existe la opción de mostrar un contador de palabras o un reloj, el software no cuenta con algo teóricamente útil como un corrector gramatical. Hay soporte de varios idiomas para el teclado, pero otra de las potenciales limitaciones para escritores es que ese teclado no está retroiluminado.
La conectividad WiFi está destinada únicamente a poder sincronizar los documentos que vamos creando para tener esas copias de seguridad en servicios como los comentados, pero en realidad no dependeremos de ellos ya que Freewrite cuenta con un sistema de almacenamiento interno -no se indica capacidad específica- que también almacena esos documentos en local.
Esta máquina de escribir quiere que hagas solo eso, escribir, pero para ello tendrás que resistir a la tentación de no llevar el teléfono móvil o la tablet cuando uses un producto que desde luego destaca por su original propuesta. Y también por su precio, ojo: esta máquina, que está disponible solo en color negro y ya ha recibido críticas duras (en Mashable la califican de "sinsentido hipster"), cuesta 499 dólares (sin impuestos).