La magnitud de los supuestos ciberataques de Rusia a los sistemas de control del voto en Estados Unidos era mayor de lo que se pensaba. Hasta Obama tuvo que echar mano del "teléfono rojo" en cierto momento de la campaña electoral para quejarse al Kremlin de forma oficial y solicitar que esas actividades cesaran de inmediato.
El informe publicado en Bloomberg revela cómo los crackers —que no hackers— rusos se infiltraron en bases de datos de votantes y en sistemas software que afectaron a 39 estados de EE.UU, casi el doble de los que se había estimado inicialmente.
El impacto real del ciberataque podría haber sido inexistente
Los responsables de la investigación creen que al final esas incursiones no tuvieron impacto en los resultados finales, pero incluso el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tuvo que hablar con los dirigentes rusos para exigir explicaciones.
En la investigación se sugiere que ese ciberataque fue más importante de lo que se pensaba inicialmente. En las elecciones preliminares de Illinois en julio de 2016 se descubrió un agujero de seguridad en la base de datos de los votantes, pero los crackers no lograron modificar esos datos. Los mismos responsables de la investigación, no obstante, creen que esta incursión fue un "entrenamiento" para ataques posteriores.
Putin negó durante meses tales acusaciones, pero a principios de mes su discurso cambió y admitió que "hackers patrióticos" podrían haber interferido en el proceso electoral. De hecho, comentó, el papel ruso en esas incursiones era "teóricamente posible".
Vía | Bloomberg
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