La vía que conecta Bogotá con Villavicencio es una de las más importantes de toda Colombia, no solamente por el alto tráfico de pasajeros sino además por el volumen de carga que ocurre entre ambas ciudades. Se estima que por la vía transitan más de 10.000 vehículos de carga por día, por lo que cualquier interrupción acarrea un gran costo económico, además de humano.
Pese a esto, la vía también ha sido protagonista de varias tragedias a lo largo de las últimas décadas. La tragedia más reciente dejado un saldo hasta el momento de 10 personas muertas y al menos 9 desaparecidas debido a una avalancha que afectó a la vereda Naranjal.
Incluso con los esfuerzos de las últimas dos décadas por modernizar la vía, las razones de los cierres y tragedias constantes están fuertemente relacionadas con el terreno, su ubicación y la naturaleza de la Cordillera Oriental.
¿Por qué hay tantos derrumbes en Quetame y zonas cercanas?
La vía que conecta a Bogotá con Villavicencio está construída en su mayoría siguiendo un valle de la Cordillera Oriental que también ayuda a desembocar el Río Negro en los llanos colombianos. En los lugares en donde no existen terrenos para este tipo de vías, como en la salida de Bogotá o la entrada a Villavicencio, la vía cruza directamente la cordillera haciendo uso de túneles.
Aunque la disposición geográfica es una ventaja para la construcción de vías, lo cierto es que también tiene una multitud de factores que la hacen especialmente vulnerable a derrumbes y avalanchas. Esto tiene su causa en tres elementos principales: la inestabilidad de la cordillera, las lluvias y los temblores.
La cordillera Oriental es una zona geológicamente reciente, lo que se caracteriza por tener un terreno poco compacto, no consolidado e inestable. Estos materiales de por sí son propensos a derrumbes, pero en la vía entre Bogotá y Villavicencia su presencia se ve agravada por otros factores.
Nuestro sentido pésame a los 6 fallecidos y preocupación por los 11 desaparecidos en la tragedia que sucedió en Quetame, Cundinamarca.
— Transporte en Medios (@TransEnMedios) July 18, 2023
A la hora se presenta cierre indefinido en la ruta Villavicencio/Bogotá.
¡El peaje del naranjal está bajo el lodo! pic.twitter.com/SpL5jwFfGR
La lluvia constante en la región, además de provocar la subida de ríos y quebradas, también ayuda al deslizamiento de material. Esto se combina con sismos que generan grietas en el suelo y facilitan su desprendimiento y acaban en ríos o en la vías.
En el pasado, la construcción de la vía estuvo apoyada por la detonación controlada de algunos tramos, lo que en su tiempo provocó desprendimientos de material y derrumbes constantes. Sin embargo, no se ha evaluado qué tanto impacto tuvieron esas explosiones en el terreno actual.
En 1974 se presentó una de las tragedias más grandes de la vía y en Colombia, cuando más de 400 personas fallecieron como consecuencia de un derrumbe en el sector de Quebradablanca.
Mirando hacia el futuro, para prevenir los derrumbes constantes se necesitaría reforzar y anclar la montaña con pernos y clavos, así como buscar maneras para que el agua no se filtre dentro del terreno de la montaña y se reduzcan así los factores que aportan a deslizamientos, derrumbes y avalanchas.