Luego del increíble repunte de precio en el 2017 de la criptodivisa más importante, y sus consecutivos bajones producto de la agresiva especulación que está sufriendo el Bitcoin, muchos medios de comunicación y expertos se han comenzado a preguntar si las criptomonedas y en especial el Bitcoin lo tienen todo para ser consideradas una burbuja próxima a estallar.
Luego de iniciar el 2017 con un valor de $997 dólares y llegar en su mejor momento a $20.000 con bajones de hasta 30% en una semana para luego bajar hasta los $12.000 dólares mostrando una alta volatilidad, muchos se preguntan cuál es el destino que le depara a esta moneda descentralizada. Al respecto hemos investigado un poco, y hemos encontrado que los expertos en el tema están divididos en sus opiniones, así que vamos a hacer un recuento de lo que sabemos hasta ahora, y que cada quien tome sus propias conclusiones.
El que no conoce la historia está condenado a repetirla
La fiebre de las punto-com
Como lo explica la Economipedia, una burbuja es la subida anormal y prolongada del precio de un activo, cuya alza es causada en primera instancia por la euforia de los compradores que quieren vender a un precio mayor en el futuro. La característica principal de un bien con burbuja es que el mismo no tiene valor o está sobreestimado y el motor es un convencimiento irracional de que su precio va a seguir subiendo, la llamada especulación.
Podemos tomar como ejemplo dos sucesos históricos similares que ejemplifican muy bien el efecto de una burbuja especulativa. El primero es tan reciente que muchos lectores fueron testigos del mismo, mientras que el segundo hace parte de nuestra historia económica. Comenzamos con la fiebre de las 'punto-com', el cual se refiere al periodo comprendido entre 1997 y el 2000 cuando el internet estaba en pleno auge, y toda empresa que se relacionara de una u otra forma con internet, experimentaba un crecimiento desmedido de sus valores en la bolsa, llegando a provocar una fuerte burbuja económica que llevó a la quiebra a una gran cantidad de empresas.
El modelo que solían utilizar las empresas punto-com se basaba en el aprovechamiento de Internet para conseguir cuota de mercado, aunque inicialmente estas entidades no generasen beneficios o incluso no hacían nada, siendo algunas, empresas de garaje valoradas en millones de dólares. Estas empresas esperaban llegar a conseguir tal fama que en algún futuro podrían hacer frente a sus gastos y conseguir beneficios de sus servicios.
Algunas grandes del mundo tecnológico supieron aprovechar el momento, como fue el caso de Amazon, Yahoo! Y Time Warner.
Como en todas las burbujas financieras siempre existe un punto culminante máximo denominando ‘Crack’, el de ésta fue en marzo 13 de 2000, cuando el índice Nasdaq alcanzó los 5132 puntos. A partir de ahí se produjo una caída en el vacío o el denominado ‘crash’ de la burbuja, cierre de empresas, quiebra de cotizaciones, billones de dólares evaporados y en resumen millones de inversores arruinados. En total, el Boom de las punto-com provocó 5 billones de dólares en pérdidas de valor de las empresas tecnológicas, desde marzo de 2000 a octubre de 2002.
La Tulipomanía hace 400 años
Podríamos decir que los inversionistas de las Punto-com estaban viviendo un fenómeno nunca antes visto, pero la historia nos muestra que sucesos de este tipo se repiten una y otra vez, como la Gran Depresión de Estados Unidos en los años 1930 y la burbuja inmobiliaria de Japón en los años 1990. Pero quizás el que mejor ejemplifique lo que está ocurriendo con el Bitcoin sea la Tulipomanía, una burbuja especulativa que se vivió hace 400 años en Europa, en la década de los años 30 del siglo XVII específicamente en los Países Bajos.
A la Tulipomanía se le conoce también como la crisis de los tulipanes, y fue un periodo de euforia especulativa que duró unos catorce años en los cuales, los tulipanes alcanzaron valores exorbitantes muy por encima del oro y otros minerales preciosos. Todo inició en el año 1623 cuando los tulipanes gozaban de gran fama, como un símbolo de riqueza y prestigio en Europa.
De repente, un sorpresivo aumento de la demanda, logró llamar la atención de quienes notaron que los productores no daban abasto y subían los precios, apareciendo miles de compradores que solo los querían guardar para ver subir el precio y luego vender. A partir de allí se inició el fenómeno especulativo, donde las personas comenzaron a vender incluso sus propiedades para comprar lotes de tulipanes.
El máximo que llegó a valer un solo tulipán en 1637 fue el equivalente ahora a unos $2,5 millones de dólares. La burbuja estalló porque al día siguiente que alguien compró el tulipán en $2,5 millones, quisieron vender un lote de tulipanes en $2,7 y no hubo quién lo comprara. Desde entonces todos querían vender y nadie comprar, por lo que el valor de los tulipanes se precipitó casi a cero en cuestión de semanas.
La opinión de los expertos
Respecto al incierto futuro del Bitcoin y algunas de sus criptomonedas hermanas, existen por lo menos dos corrientes fuertes encontradas que afirman por un lado que se trata de una burbuja a punto de estallar, y por el otro, de un fenómeno completamente nuevo y sin precedentes, que no puede estallar como los fenómenos históricos antes relatados, aunque si concuerdan con una inminente normalización de su valor. Veamos ambos lados de la moneda a continuación.
La burbuja no va a estallar, pero si se va a desinflar
La corriente que defiende la existencia a largo plazo del Bitcoin afirma que el mismo no es una burbuja o al menos no va a tener el mismo destino que una debido a que ya es una moneda aceptada a nivel mundial, en muchos mercados e incluso por entidades financieras. Puede que su valor baje y se normalice, pero es poco probable que toda la infraestructura que se ha creado a su alrededor simplemente deje de existir.
Algunos expertos afirman, que más que estallar la burbuja, el precio del Bitcoin va a tender a normalizarse
Un representante de peso que de una u otra forma defiende este pensamiento es el profesor de economía de Yale y Premio Nobel, Robert Shiller, quien admitió en una entrevista con la CNBC la semana pasada que "no sabe qué hacer con Bitcoin en última instancia" pues a pesar de que el mismo antes lo llamó una burbuja, ahora cree que estará entre nosotros por lo menos unos cien años más.
"[Bitcoin] podría colapsar por completo y ser olvidado y creo que es un buen resultado probable, pero podría prolongarse durante mucho tiempo, podría estar aquí en 100 años." Comentó Shiller.
Michael Rauchs, jefe de criptomonedas y Blockchain en el Cambridge Centre for Alternative Finance, cree que a pesar de que el precio del Bitcoin ha sido inflado artificialmente por la especulación irracional, como inversión la criptomoneda no está necesariamente condenada a sufrir un estallido parecido al de una burbuja económica. Al ser un activo descentralizado, su valor no está dictado por un ente gubernamental, sino el por el valor que los mismos usuarios le quieran dar, por lo que es más optimista y apunta a una normalización de su valor en los próximos años.
El colapso es inminente la infraestructura no está preparada
Mas interesante aun es la opinión de quienes son más pesimistas y afirman que el Bitcoin, así como la misma tecnología del Blockchain van a colapsar como mecanismo alternativo a las divisas centralizadas tradicionales. Amín Vera, analista senior de Black Wall Street México comentó a Hipertextual que el truco del Bitcoin fue crear una cosa que no es nada; es decir, no es una empresa, no es un pagaré de gobierno, no es un metal, no es nada. Es una cosa cuyo precio no está sujeto a nada, solamente está sujeto a la demanda u oferta que tenga.
“Bitcoin es una burbuja porque no vale nada, vale lo que la gente esté dispuesta a pagar por él pensando que después va a valer más. Si se vuelve un sistema de pagos real, entonces ya va a tener valor por sí misma, pero no va para allá [ya que la burbuja especulativa no está ayudando a que se popularice como medio de pago] Comentó Vera.”
Otros expertos afirman que incluso si el Bitcoin lograra sobrevivir el efecto de burbuja, y en un hipotético escenario se convirtiera en la moneda más usada del mundo para hacer toda clase de transacciones ordinarias como comprar un pan en la tienda, o pagar los servicios públicos, la infraestructura descentralizada actual de Blockchain que actualmente la soporta, no estaría en capacidad de procesar la enorme cantidad de datos y no tendría el poder de procesamiento suficiente que se necesitaría para validar las transacciones, sometiendo a todo el sistema a un enorme cuello de botella que simplemente lo hace poco escalable en su estado actual.
La infraestructura descentralizada del Bitcoin no estaría preparada para reemplazar al sistema bancario tradicional
Como bien apunta Subhan Nadeem editor de The Next Web, si el Bitcoin en un mundo hipotético tuviese que soportar las cerca de 1.4 billones de transacciones que a diario se hacen a través del sistema financiero tradicional, cada nodo del Blockchain sería responsable por el trabajo de un bloque de 2,4Gb de datos, y una transacción que hoy día toma unos 30 segundos en ser validada, tomaría aproximadamente un mes si se usara el mismo esquema actual.
Sobra decir entonces, que bajo esta perspectiva, aunque el Bitcoin pueda mostrar su valía, su plataforma a futuro debe evolucionar de forma tal que sea escalable y logre soportar una adopción masiva a nivel mundial, considerando además alternativas amigables con el medio ambiente (ver el ejemplo de Chia), que no dependan de enormes consumos energéticos para poder operar.
En conclusión
El Bitcoin y las criptomonedas son algo tan novedoso y disruptivo que prácticamente nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar. Algunos expertos como Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan, acepta ahora que hay que ver a las criptomonedas con una mente abierta si se regularan. "Son al dinero lo que Internet a la información o el e-mail al correo: lo democratizan".
Como con muchas inversiones de alto riesgo, aquellos que estén interesados en poner su dinero en el Bitcoin como una inversión financiera, deberían asesorarse muy bien, y tal vez solo invertir una porción de su dinero que estén dispuestos a perder.
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