El epidemiólogo en cuestión se llama Marc Lipsitch y, efectivamente, está convencido de que, en tan solo un año, en torno al 40 y 70 por ciento de toda la población mundial se infectarán con el virus que causa COVID-19. Eso no quiere decir que la mitad de los habitantes del mundo tendrán una enfermedad grave. De hecho, más del 80% de los infectados ni siquiera se darán cuenta y la inmensa mayoría de los restantes solo tendrán síntomas leves.
Lipsitch no está solo. Es más, la misma OMS ha pedido al mundo que se prepare para una "potencial pandemia". Desde el principio, los epidemiólogos avisaban que la aparición de una nueva enfermedad abría una enorme cantidad de escenarios. El mejor de ellos era que fuéramos capaces de controlar la enfermedad en el foco de Wuhan y la provincia de Hubei; el peor, que el coronavirus se transformara en una nueva enfermedad estacional, un coronavirus endémico, una "nueva gripe".
Eso lo sabíamos desde que estalló la crisis. Lo que ha ocurrido ahora es que los brotes en Italia, Irán, Corea del Sur o Japón parecen querer decirnos que cada vez estamos más cerca del peor escenario.
El quinto coronavirus
Hoy por hoy, hay cuatro coronavirus circulando de forma estable por poblaciones humanas. Dos de ellos (OC43 y 229E) se identificaron en la década de los años 60, los otros dos (HKU1 y NL63) fueron descubiertos a raiz de la crisis del SARS a principios de siglo. Todos ellos habían estado circulando décadas o incluso siglos por distintas especies animales. "No solemos prestarles atención porque [en comparación con la gripe estacional] son muy mundanos", explicaba Stephen Morse, de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
Sin embargo, "son parte del paisaje estacional de las enfermedades respiratorias típicas del invierno y la primavera" y, lo que es más importante, ninguno de ellos provoca inmunidad estable en los que lo contraen. Por ello, ningún escenario es descartable de entrada. Ni la posibilidad de que atenuado en su convivencia con seres humanos se convierta en un virus endémico, pero poco preocupante; ni la posibilidad de que se vuelva un visitante recurrente en forma de "epidemia estacional grave". Sobre todo, ahora que la situación ha cambiado rápidamente en pocos días.
Como señala la OMS, decir que "tenemos que hacer todo lo posible para prepararnos para una potencial pandemia" no es una invitación a entrar en pánico. Es empezar a habilitar todos los mecanismos que estén en nuestra mano para contener el mundo siendo consciente de que "no podemos paralizar el mundo y no es realista decir que se puede parar la transmisión entre países". Es decir, que cada vez se hace más probable que la predicción de Lipsitch se haga realidad.