Los dos grandes platos de este MWC 2016 ya están sobre la mesa. LG G5 y Samsung Galaxy S7. Son efectivamente los dos grandes anuncios de la edición de este año. Son también los franquicias de las dos principales compañías coreanas del sector de la movilidad, pero ahí acaban las similitudes.
Nunca antes dos gama alta como el Galaxy S7 y el LG G5 se habían enfrentado al mercado desde posiciones tan distanciadas. Son dos formas completamente opuestas de buscar ser el mejor smartphone del mercado. ¿Cuál acertará con lo que el consumidor demanda en un smartphone de gama alta?
Dos ideas de diseño muy diferentes
El nombre y la primera apariencia es algo que atrae al consumidor a un determinado modelo. En ese sentido, Samsung y su continuidad casi absoluta parte con desventaja, pues a simple vista no podemos diferenciar apenas un Galaxy S6 de un S7 recién presentado. Y sin ese cambio estético cuesta intentar dar el salto.
Pero como os hemos contado con detalle, hay importantes novedades en el diseño del Galaxy S7. El problema es que no se ven. Samsung mantiene un idea de diseño que le ha funcionado y especialmente con la curva del modelo Edge, creado una identidad propia. A esa base le ha sumado casi lo único que le faltaba para redondear el diseño: resistencia al agua y ranura para tarjetas de memoria microSD.
Estas son seguramente dos de las características que huella habían dejado en modelos Galaxy anteriores y que parecen precisamente responder a las demandas de una comunidad alrededor de una compañía Android que no tiene igual en otras marcas.
El camino contrario ha emprendido LG. Desde el LG G2 la compañía coreana había creado un lenguaje de diseño propio donde lo marcos mínimos, el aprovechamiento al máximo del espacio y la botonera en la parte trasera era ya fácilmente reconocible. Y se estaba gestando un buen club de fans de esta idea.
Hasta el año pasado habían mantenido esa idea inicial que de repente se rompe con el LG G5. Aquí tenemos un terminal más parecido a un Huawei como el Nexus 6p o su propio Nexus 5X. Diría incluso que le falta personalidad si no fuera por la Magic Slot y el acabado metálico que por fin llega a la gama G de los coreanos.
Realmente la idea detrás del diseño del LG G5 y su zona de expansión es iniciar el camino de un diseño modular que está condenado a tener menos personalidad. El LG G5 es un teléfono sobre el papel para mantener por años, pero que seguramente acabaremos renovando antes. Hay ecosistema pero quizás demasiado accesorio y poco funcional más allá del cambio de batería.
Especificaciones parecidas partiendo de los extremos
Esa posibilidad de cambiar la batería es a la que conviene aferrarse si uno piensa en la utilidad de los módulos intercambiables del LG G5. Con más pantalla (5,3 frente a los 5,1 del Galaxy S7) y siendo ésta menos eficiente por su tecnología (SuperAMOLED gana a IPS), la capacidad de la batería del LG G5 es menos que la del Galaxy S7 y especialmente que la del S7 Edge. Frente a los 3000 y 3600 mAh que ha colocado Samsung a sus nuevos terminales, LG se queda en 2800 mAh.
LG confía en la compra de una segunda batería para que, a la vieja usanza, podamos intercambiarla al instante gracias a que es extraíble. En el lado opuesto está la idea de Samsung: más capacidad, posibilidad de carga inalámbrica y también carga rápida como recursos para quien los 3000-3600 mAh de su batería no le sean suficientes. Y en todo caso siempre podemos recurrir a las muy cómodas y variadas baterías externas. La carga rápida también es una opción del LG G5 que confía además en el puerto USB-C.
Como ya os hemos adelantado, a nivel de pantallas el Galaxy S7 y el LG G5 se colocan en lugares de nuevo enfrentados. Son pantallas de máxima calidad, con densidades similares por encima de los 550 ppp y diagonales muy cercanas. Pero las tecnologías son completamente diferentes.
Samsung confían en el contraste y espectacularidad de su SuperAMOLED, más eficiente y con la ventaja del Ambient Display, mientras que el LG G5 recurre a un panel IPS muy contundente por brillo en exteriores, y con un modo también para mostrar avisos e información sobre la pantalla pero más limitado que el que puede conseguir una AMOLED.
Para rematar el enfrentamiento en elecciones tenemos a los procesadores. Samsung se aferra a sus Exynos por el empuje de la generación que batió a Qualcomm el año pasado, mientras que LG es un apoyo básico para el nuevo Snapdragon 820 que parece más eficiente que el propio de Samsung. Como memoria RAM e interna, el punto de partida es el mismo: 4 GB y 32 GB respectivamente.
En el caso de la memoria interna, en ambos casos se ha dejado al usuario la posibilidad de ampliar la capacidad base con ayuda de tarjetas microSD, pudiendo el LG G5 usar las de hasta 2 TB frente a los 200 GB en que se queda el Galaxy S7 de forma oficial.
Las cámaras: conservadores en Samsung, arriesgados en LG
Con las diferencias que hemos ido viendo a lo largo de esta comparativa, ¿cómo esperar que se pusieran Samsung y LG de acuerdo con la cámara de sus nuevos smartphones de gama alta? Y no lo tenían nada difícil habida cuenta de que el punto de partida era el de dos de las mejores cámaras del momento.
Empezamos con Samsung. La máxima que han seguido con su Galaxy S7 y S7 Edge, mantener y afinar en lo posible la buena base, la siguen a rajatabla con la cámara de sus nuevos smartphones. Las novedades no son fuegos de artificio ni experimentos, sino consolidación de lo que creen que les ha funcionado bien.
Así, el Galaxy S7 reduce la resolución de su sensor hasta los 12 megapixeles y aumenta la luminosidad hasta f1.7 para conseguir más luz en cada pixel. Por el contrario, LG sí se atreve con importantes experimentos y pasa a montar una cámara de doble sensor en su módulo principal. Una es de 16 megapixeles, con lente de 78 grados, mientras que la segunda es de 8 MP para conseguir grandes angulares de hasta 135 grados sin excesiva distorsión.
Llegados aquí, ¿adivináis en qué si se han puesto de acuerdo ambos fabricantes coreanos? Exacto. El precio de partida es bastante similar, en la línea del mercado, y por los 719 euros que pide Samsung para su Galaxy S7, LG rondará los 650 euros para su nuevo G5.
Imagen | Samsung.