Para enfrentar las dificultades que atraviesa en su abastecimiento de agua y alejarse la polémica propuesta del presidente Gustavo Petro de decretar situación de desastre asegurando que "las actuales lluvias no devolverán el embalse de Chingaza a niveles normales", la Alcaldía de la capital de Colombia está evaluando aumentar los costos de las concesiones para la extracción de agua subterránea.
Recordemos estos son los permisos que otorga la autoridad ambiental para el uso y aprovechamiento de este recurso y estas se solicitan para diversos usos industriales, la generación de energía, explotación minera, recreación o acuicultura.
La medida también parece una respuesta a las informaciones que sostienen que algunas empresas, incluidas reconocidas productoras de bebidas gaseosas, han estado aprovechando este recurso natural a un costo muy bajo, mientras que la población ha enfrentado episodios de racionamiento de agua.
Se trata de un valor "demasiado bajo"
Recientemente, el alcalde Carlos Fernando Galán confirmó que actualmente hay 64 concesiones activas en la capital para la extracción de agua subterránea y estas permiten a diversas empresas acceder a este recurso para usos industriales.
Y aunque el volumen extraído representa menos del 1% del consumo total de agua de Bogotá, según aseguró Galán, estas licencias permiten la extracción de hasta 15,000 m³ de agua pagando una tarifa de aproximadamente 70 pesos por metro cúbico de agua no potable.
Un valor que el alcalde consideró "demasiado bajo" durante una entrevista con Noticias Caracol, y es por ello que solicitó al Ministerio de Ambiente una revisión de estas tarifas, que están reguladas bajo el decreto 1155 de 2017.
Y para avanzar en la comprensión y gestión del agua subterránea, la Alcaldía ha iniciado conversaciones con entidades como el Banco Mundial y la CAR, buscando financiar los estudios necesarios para determinar la disponibilidad de los acuíferos y la viabilidad de su explotación.
Agua subterránea, no es apta para consumo humano
Una aclaración importante es que el agua extraída mediante estas concesiones no es apta para el consumo humano y las empresas que la utilizan deben asumir los costos de tratamiento y potabilización, por lo que no se considera una solución inmediata para el abastecimiento de la población de Bogotá.
Mientras que la posible utilización del agua subterránea para consumo humano sigue siendo un tema en discusión, en gran medida, debido a la falta de estudios actualizados sobre la capacidad y sostenibilidad de los acuíferos en la Sabana de Bogotá
Hasta ahora, las autoridades han identificado 9,000 pozos de agua en Colombia y la cifra podría ser mayor debido a la existencia de la extracción ilegal que puede llevar a la contaminación y sobreexplotación del recurso.
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