¿Cuántos buques insignia son necesarios para satisfacer al público más exigente? ¿Es la cantidad en sí un intento de mostrar poder, de hacerse sitio? Xiaomi juega la carta de parte de sus rivales y multiplica sus topes de gama, y tras probar las mieles del “estándar” (en cierto modo) ahora, en el análisis del Xiaomi Mi 8 Pro, vemos qué tal es el de mayor grado.
O al menos eso destila su apellido, ya que añade algunas características al Xiaomi Mi 8 “raso” y queda por encima del SE y el Lite, diferenciándose apenas del Xiaomi Mi 8 Explorer Edition como ya desgranamos en su momento explicando cada uno de los cinco Mi 8. Es uno de los dos con trasera transparente, lo cual tampoco fue exento de polémicas, y que integra lo más potente en hardware para mover un Android actual, veamos qué tal con él.
Ficha técnica del Xiaomi Mi 8 Pro
Xiaomi Mi 8 Pro | |
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Pantalla | Super AMOLED 6,21 pulgadas FHD+, 402 ppp, 19:9 con notch |
Procesador | Snapdragon 845 |
RAM | 6 / 8 GB RAM |
Almacenamiento | 128 GB |
Cámaras traseras | 12 megapíxeles gran angular f/1.8 + 12 megapíxeles f/2.4 con zoom óptico, OIS de cuatro ejes |
Cámara frontal | 20 megapíxeles, f/2.0 |
Batería | 3.000 mAh |
Software | MIUI 9.6 sobre Android Oreo 8.1 |
Otros | Lector de huellas bajo la pantalla, parte trasera transparente, GPS de frecuencia dual |
Precio | 599 euros (modelo de 8 GB y 128 GB) |
Si hablamos de “Pro” habrá que mostrarlo: la trasera transparente del Mi 8 Pro
La muesca en el frontal y las cámaras traseras en disposición vertical fueron la elección de Apple para su cambio de paradigma estético y la forja de una tendencia. Xiaomi pareció adoptar eso (y quizás alguna otra cosa más de su anuncio) para su Mi 8, el Mi que se saltaba el 7 porque tenía que ser especial, porque era de aniversario, y tanto el Mi 8 Explorer Edition como el Mi 8 Pro llevan esto más allá con la trasera transparente, diferenciándose algo más de los iPhone y otros terminales.
En este caso además el borde lateral logra ser un nexo de continuidad entre el frontal y la trasera, con un acabado cromado en negro que la trasera transparente sigue con un acabado reflectante y cierta tonalidad oscura. Los "componentes" se ven, pero no tal y como se observarían con una cubierta transparente al uso, sino de manera más discreta.
¿Pero entonces se ven los componentes? No, se ve una especie de maqueta o pegatina, tal y como se mostró tras su salida. Algo que se observa desde el momento al que se presta atención y se mira bien qué hay serigrafiado tanto en la parte superior como inferior (quizás haya ahí un poco de publicidad) ,y teniendo en cuenta que el procesador ha de estar bajo un disipador y no desnudo tras solamente el cristal.
¿Es bonito? Bueno, eso es terreno subjetivo, pero al menos es una nota distinta en lo referente a las traseras y al estar hecho con bastante discreción al final el móvil tiene a la vez un estilo sobrio, sin notas llamativas a primera vista y bien acabado.
Hay otros elementos estéticos que llaman más la atención, para bien y para no tan bien (según manías y preferencias personales): la asimetría horizontal de los bordes del frontal (sin tener en cuenta el notch) y lo ligero que es el teléfono teniendo en cuenta el tamaño. Al menos más que muchos de sus rivales con diagonal aproximada, con sensaciones en mano similares a las del Mi 8.
Xiaomi Mi 8 Pro | Xiaomi Mi 8 | OnePlus 6T | iPhone XR | Pixel 3 XL | LG G7 ThinQ | Huawei P20 Pro | Samsung Galaxy S9+ | |
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Pantalla | 6,21 | 6,18 | 6,41 | 6,1 | 6,3 | 6,1 | 6,1 | 6,2 |
Altura | 154,9 | 154,9 | 157,5 | 150,9 | 158 | 153,2 | 6,1 | 158 |
Anchura | 74,8 | 74,8 | 74,8 | 75,7 | 76,7 | 71,9 | 73,9 | 73,8 |
Grosor | 7,6 | 7,6 | 8,2 | 8,3 | 7,9 | 7,9 | 7,8 | 8,5 |
Peso | 177 | 179 | 185 | 194 | 184 | 162 | 180 | 189 |
Volumen | 88,06 | 88,06 | 96,6 | 94,81 | 95,73 | 87,02 | 89,35 | 99,11 |
Batería | 3000 | 3300 | 3700 | 4000 | 3430 | 3000 | 4000 | 3500 |
Las líneas son curvas en todo el exterior, dibujando con suavidad cada borde y fusionando con bastante armonía las partes trasera y frontal con el marco. Esta curvatura ayuda a que sea muy cómodo en mano, junto con ese peso que hemos mencionado, aunque es bastante rebaladizo y si se lleva sin funda hay que ir con un cuidado extra.
En el siguiente apartado hablaremos de la muesca y las opciones, pero ya anticipamos que las decisiones de Xiaomi no (nos) van a gustar a los amigos del TOC; el notch ocupará más del 50% del borde superior, dejando a sus lados un borde más estrecho que el interior y una barra de estado que se sale un milímetro aproximadamente por debajo, no siguiendo así la línea de la muesca.
La muesca integra el sistema de reconocimiento facial avanzado además de la cámara frontal, habiendo una trasera lisa (a excepción de la protuberancia de las cámaras) sin lector de huellas. Éste está integrado en la pantalla (también os hablaremos de él más adelante), y lo que tampoco veremos irrumpiendo en el borde inferior es el minijack de audio, dejando que así si reine la simetría con el USB tipo C, el altavoz y el micrófono.
Pantalla: Xiaomi acomoda sus buques insignia en el FullHD+
Pleno de resolución conformista y conservadora en los Mi 8. De hecho, los tres Mi 8 superiores (por así decirlo) integran el mismo panel a nivel de resolución y formato, por lo que aunque la diagonal varíe ligeramente las sensaciones son similares.
Así, tenemos en el Mi 8 Pro una pantalla AMOLED de 6,21 pulgadas FullHD+ (2.248 x 1.080 pixeles) y ratio 19:9. Y muesca, pero a conveniencia, ya que entre las opciones extra del software para adaptar la pantalla está la de ocultarlo, aunque con sus puntualizaciones.
La resolución queda por debajo de la de parte de sus rivales de gama alta, quedando los Mi 8, los OnePlus 6 y 6T, el Pixel 3, el OPPO Find X o el Xiaomi Mi MIX entre otros en el rango de FullHD+. Aunque no entre en la liga de resoluciones superiores, da un nivel de detalle satisfactorio y salvo que seamos más exigentes en esta característica será suficiente.
Bien también a nivel de brillo máximo (600 nits), no echaremos en falta pues más intensidad cuando más incide la luz del sol y hay siempre una visualización correcta del panel en este sentido. Salvo si confiamos en el ajuste de brillo automático, ya que éste queda bajo cuando estamos en condiciones de luz baja, bien en cuanto pasamos a esta situación o bien cuando llevamos un rato.
La pantalla viene calibrada de fábrica algo fría y con una ligera sobresaturación (nada exagerado y puede que al punto de quien busca colores más vivos). La temperatura y el contraste podemos ajustarlos con las opciones que vienen en los ajustes de pantalla, optando por la de contraste automático si queremos personalizar el matiz de los blancos.
MIUI sigue separando las opciones para la pantalla según el uso y ciertos apartados, y tendremos en el apartado general la posibilidad de activar el despertar al levantar o con doble toque junto con las opciones para la temperatura y el contraste que hemos comentado. Para la pantalla ambiente y otros aspectos habrá que ir a la sección de Sistema y dispositivo, habiendo tres apartados más de ajustes para la pantalla.
Precisamente la pantalla ambiente aquí tampoco dispone de personalización y si la activamos quedará encendida al mover el terminal o tras usarlo durante unos minutos. Lo que podremos modificar será la presencia o no de notch, el cual no tiene funcionalidad más allá de la estética y al ocultarlo añadimos algo más de borde superior, quedando algo por debajo de la propia muestra como hemos dicho con la barra de estado, aunque lo peor es que hay algunos elementos que quedan ocultos o cortados.
Otro aspecto que podemos modificar en esta sección es la posibilidad de cambiar la navegación del sistema por gestos en vez de usar los botones tradicionales. Esto nos permitirá rascar algo más de panel para la interfaz, con los gestos de atrás, multitarea y minimizar que ya vimos en el Mi 8 y cuyo desempeño se mantiene. No van mal, pero les faltaría mejorar la sensibilidad sobre todo cuando se trata de diferenciar entre el de minimizar o cerrar y el de la multitarea.
Bien a nivel de sensibilidad táctil, aunque tendremos que ir con cuidado con los toques accidentales (pese a no ser un panel curvo) en los laterales. Ningún problema en cuanto a visualización hablando de ángulos de visión, y el levantar para activar así como el toque para que nos aparezca la zona de lectura de huella funcionan muy bien.
Rendimiento: la máxima potencia sin sobrecalentamiento
El apellido “pro” en móviles suele conllevar la superioridad en el catálogo de una marca, la denominación que ha de buscar el usuario más exigente en él para encontrar el smartphone que más se adapte a sus necesidades, con menos probabilidad de quedarse corto en ningún aspecto. Uno de ellos es el rendimiento, y cuando en Android lo que corre para los buques insignia son los 8 GB de RAM el Mi 8 Pro no podía ser menos.
Así, tenemos en este caso el procesador más potente de Qualcomm hasta la fecha, el Snapdragon 845, con 8 GB de RAM. La combinación que ya vimos en la versión más potente del Mi 8, en el Explorer Edition y en otros smartphones de la competencia como el OPPO Find X o el Samsung Galaxy Note 9.
Cuando tenemos estas combinaciones casi lo bueno es no encontrarse sorpresas. Si en tu mano posa lo más avanzado en componentes del momento hablando de terminales con Android esperas fluidez y potencia, y eso es lo que hemos percibido en la experiencia con el Xiaomi Mi 8 Pro.
Ningún problema al ejecutar cualquier tipo de tarea, incluyendo juegos y apps de contenido multimedia como HBO o Netflix. Sin problema cuando alternamos su apertura y puesta en primer plano, con una multitarea que aparece sin lag y sin arrastrar ninguna interfaz, ni siquiera las más exigentes a nivel gráfico como alguno de los menús de los juegos.
No hay a la vista, ni aparente ni realmente, ninguno de los componentes que proporcionan disipación de la temperatura, pero lo que se percibe en mano es un calentamiento muy ligero y dentro de lo habitual. Echando un ojo a las temperaturas en estos puntos tampoco hay llamativo, así que buen trabajo en lo respectivo a control del calor.
Para tener otro punto de vista y para quienes lo tenéis en cuenta, os dejamos los resultados a los test de rendimiento habituales del Xiaomi Mi 8 Pro. Por configuración cabía esperar que las cifras fuesen más cercana a otros Snapdragon 845 + 8 GB que al Mi 8, con 6 GB, estando dentro de los resultados más altos sólo por debajo del A12 Bionic de Apple en el caso de AnTuTu.
Xiaomi Mi 8 Pro | Xiaomi Mi 8 | Huawei Mate 20 Pro | OPPO Find X | iPhone XS | Samsung Galaxy Note 9 | OnePlus 6 | LG G7 ThinQ | Huawei P20 Pro | OnePlus 6 | ||
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Procesador | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 | Kirin 980 | Snapdragon 845 | Apple A12 Bionic | Exynos 9810 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 | Kirin 970 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 |
RAM | 8 GB | 6 GB | 6 GB | 8 GB | 4 GB | 6 GB | 8 GB | 4 GB | 6 GB | 8 GB | |
Antutu | 287.503 | 268.966 | 270.728 | 282.324 | 313.341 | 237.723 | 261.382 | 231.526 | 213.000 | 261.382 | |
Geekbench 4 (single/multi) | 2.456 / 9.178 | 2.413 / 9.075 | 3.328 / 9.735 | 3.308 / 7.915 | 4.803 / 11.178 | 3.767 / 9.032 | 2.465 / 7.744 | 2.366 / 8.581 | 1.609 / 6.816 | 2.465 / 7.744 | |
PCMark Work | 8.236 | 7.834 | 7.618 | 9.803 | - | 5.174 | 8.088 | 8.131 | 7.185 | 8.088 | |
3DMark (Ice Storm Unlimited) | 63.047 | 57.365 | 37.416 | 63.702 | - | 42.558 | 50.961 | - | 30.168 | 50.961 |
Software
De momento la posibilidad de tener un móvil Xiaomi con software puro se reduce a hacerse con uno de los Mi A, este año por partida doble con el Xiaomi Mi A2 y el Xiaomi Mi A2 Lite. Esto hace que en la alta gama tengamos MIUI y más MIUI, como en este caso la versión 9.6 sobre Android Oreo 8.1, teniendo en ambos las penúltimas versiones de software a la espera de que reciba Android Pie y MIUI 10.
Nos encontramos pues con un software familiar y que nos trae cercanos recuerdos a la experiencia con el Mi 8, si bien en este caso hemos recibido una actualización menor durante el análisis. Aunque ésta se centraba en corregir errores que al menos no eran evidentes en un primer plano, ya que la experiencia a nivel de estabilidad y fluidez se ha mantenido desde el principio.
MIUI tiene su estilo a nivel estético y para los ajustes. Ya hemos visto la distribución que hace de los de pantalla, veremos también un pequeño apartado que dispone para el audio (dentro de Ajustes adicionales), algo de información adicional sobre la autonomía y otras diferencias con los de Android stock y otras capas como el colocar la información del sistema en primer lugar.
En algunos casos esta distribución es poco intuitiva, aunque al menos el “problema” es encontrar uno y otro ajuste y no tanto echarlo en falta. Puntualizar además que en este caso hemos probado la versión internacional, sin XiaoAI y con el reconocimiento facial activado o no según la región que pongamos (lo explicaremos a continuación).
Tenemos algo de bloatware en forma de apps de terceros (desinstalables), apps de Mi (desinstalables también) y utilidades del sistema que se añaden a las de Google, como el correo o el navegador (permanentes). Es poco y en la medida de lo posible podemos gestionarlo, aunque nos tocará relegarlo a una de las pestañas del escritorio porque no tenemos cajón de apps en el launcher de Xiaomi.
Las apps se reparten en la pantalla principal y las secundarias, con la posibilidad de habilitar la Bóveda de aplicaciones (que es como los chinos han llamado a la pestaña accesoria de tarjetas y accesos rápidos que aparece por defecto al hacer swipe hacia la derecha). Hay libertad para ordenar las apps y dejar huecos, pudiendo hacer acciones en lote.
También tenemos varias posibilidades de navegación como hemos avanzado en el apartado de la pantalla. Teniendo en cuenta que una de las principales características de este móvil es la lectura de huella en la pantalla y que el sentido de las pantallas “infinitas” es que haya más panel para tocar y menos para bordes, lo suyo es que esto sea al menos una posibilidad de serie, ya que mejora bastante la interacción.
Tendremos que seguir esperando para probar MIUI 10 entonces, pero mientras tanto MIUI 9.6 nos deja buen sabor de boca en cuanto a estabilidad. Se agradece el plus de opciones de configuración y de información en algunas secciones, y quizás podría haber más posibilidades de personalización para la pantalla ambiente o las notificaciones, pero la experiencia es buena.
Así se desbloquea el Xiaomi Mi 8 Pro
Ya son varios los móviles que han eliminado el sensor de huellas independiente para que esté integrado en la pantalla. Vivo, Huawei, OnePlus y Xiaomi tienen móviles cuya pantalla proporciona la superficie de lectura de la huella, de modo que no hay ninguna otra superficie invadida por un lector y la pantalla añade otro método de bloqueo, en principio más seguro que un patrón o un PIN.
La experiencia es también parecida a los anteriores que hemos probado. Es una lectura algo más lenta que la de otros sensores físicos al exigir más superficie de huella sobre el área de lectura, si bien nos ha fallado algo más que en el caso del Huawei Mate 20 Pro. Lo que sí funciona muy bien es la activación del lector, lo cual podemos invocar al levantar el terminal o bien dando un toque a la pantalla.
Como alternativa tenemos el reconocimiento facial por infrarrojos, aunque según qué región elijamos al principio nos aparecerá habilitado o no. Tendremos que poner por ejemplo Hong Kong para que se active, algo que no cambiará el idioma del sistema pero sí podrá añadir alguna app de las que van pre-instaladas de terceros para esa región.
El sistema de identificación por rostro funciona muy bien, de hecho nos registra la cara incluso con gafas y baja luz. Nos reconoce el rostro con bastante rapidez, incluso sin disponer el terminal perfectamente enfrente y en completa oscuridad. Quizás lo que falte es la opción que sí que vemos en otros móviles de poder desbloquear sólo si se dirige la mirada o que con la identificación se desbloquee el terminal dejando la pantalla de inicio (como en los iPhone), si nos interesa ver la pantalla de bloqueo para la consulta de notificaciones.
Cámara: demasiados recuerdos cercanos
Tenemos sistema de doble cámara también para el buque insignia con apellido “Pro” de Xiaomi, y el “también” va con doble sentido. Además de ser la tendencia que aún es mayoritaria en la alta gama, entre los estoicos de la única cámara trasera y los que ya ponen tres, la combinación es la que vimos tanto para el Xiaomi Mi MIX 2S como para el Mi 8: un sensor principal de 12 megapíxeles gran angular f/1.8 con estabilización óptica de imagen y un tele como secundario, también de 12 megapíxeles y con apertura f/2.4 (probablemente el Sony IMZ 363 y el tele de Samsung S5K3M3).
Para la frontal tenemos una sola cámara con un sensor de 20 megapíxeles, aparentemente la que vimos para el Mi 8, también provista de un modo retrato que veremos en ambas partes. Estabilización óptica de cuatro ejes, grabación en 4K, modo belleza en toda su extensión y una app que ya conocemos, pero que no por ello vamos a dejar de repasar antes de pasar al análisis propio de los resultados de las cámaras.
App de cámara
Una vieja conocida, como la de Samsung Experience, EMUI y tantas otras, es la app de cámara de MIUI. Una de las que cambia bastante la propuesta base de Google añadiendo modo manual y la posibilidad de que la inteligencia artificial tenga un papel activo (y a voluntad del usuario) con su propio botón, todo con la tradicional navegación por swipes entre pestañas y unos ajustes también algo distintos y bastante accesibles.
El modo manual, como vimos también en el Xiaomi Mi A2, permite disparar con una u otra lente además de ajustar ISO, velocidad de obturación, balance de blancos, exposición y enfoque a nuestro gusto. Y para esto último tenemos el peaking, con lo que veremos marcada la zona enfocada.
Va bastante bien y no hay ningún cierre ni fallo de ejecución. Muy bien por haber corregido el fallo en la previsualización al cambiar de velocidad de obturación (ahora funciona perfectamente), aunque el modo retrato trasero es algo inestable (lo veremos luego).
Intuitiva y sencilla, tanto para las cámaras traseras como para la frontal. En ésta última habrá también modo belleza, disponible en cinco grados generales o bien por apartados para los ojos, el mentón y otros rasgos.
Se agradece que la posibilidad de activar la inteligencia artificial esté de la mano del usuario, ya que esto suele traducirse en un aparente preajuste según la escena que identifica (lo veremos a continuación), así como el HDR, aunque éste último desaparece si disparamos en modo manual (y se notará en el rango dinámico). Si además notamos que la saturación y el contraste automáticos no son de nuestro gusto, podremos aumentarlos y reducirlos en distintos grados desde los ajustes, algo que no solemos ver en otras apps.
Cámaras traseras
Esperábamos una sensación similar a la que tuvimos con el Mi 8, pero cierto es que alguna actualización de software ha habido y al final no es tan parecida. Si bien no hemos encontrado alguna de las mejoras que esperábamos, si vemos que mantiene la calidad y que efectos como los que aplican el HDR o la inteligencia artificial han variado.
La saturación del procesado automático es en este caso algo mayor. Encontramos colores algo más vivos en general cuando la luz es abundante, pero tampoco da un resultado alejado de la realidad (y si no nos gusta podemos tocar el preajuste de saturación, nosotros no lo hemos hecho). En general sigue faltando algo de nitidez ya en estas fotos donde las cámaras suelen estar más cómodas, pero esto se nota más en baja luz.
Así, en interiores y de noche esto siempre se incrementa, sumándose una dosis de ruido que posa sobre alguna acuarela con interiores iluminados artificialmente o con luz media-baja. Ahí es donde el modo manual va a ser nuestro amigo: aprovechando que tenemos peaaking para enfocar y podemos ser algo más exigentes bajando ISO, podemos lograr tomas más nítidas.
¿Qué ocurre con el HDR? Un poco de todo, porque depende de las condiciones. En general tiende a dejar un resultado demasiado contrastado, probablemente por la descompensación entre los disparos que lo componen, y no compensa en ocasiones ese mayor rango dinámico (que tampoco es excesivamente mayor con respecto al automático, sí más comparado con el manual) que notaremos sobre todo en los cielos, al quedar imágenes subexpuestas.
Donde más acierta es por la tarde cuando aún hay luz abundante, ya que ahí sí amplia el rango sin ensombrecer. De noche en ocasiones puede ayudar a obtener más detalle sin que el contraste moleste, pero dependerá mucho de la iluminación y en esta situación suele compensar el manual.
¿Y la AI? El efecto y/o el aprendizaje de esta característica es algo que seguimos sin percibir en general, salvo cuando observamos que siempre se repite un patrón (como sobresaturar). Por suerte no vemos que lo haya en esta ocasión, pero en gran parte porque muchas veces la diferencia es mínima.
Cuando notamos algo suele ser precisamente este aumento de saturación, que no se da con fotografías al aire libre con luz abundante, sino que ocurre cuando ya escasea algo más la iluminación. La identificación de escenas funciona bien, en esto no hay cambios, pero rara vez habrá un cambio notable entre el automático y la activación de AI.
En el modo retrato tenemos un resultado que queda por detrás de lo que hemos visto en otros fabricantes en cuanto a recorte y sobre todo bokeh. No es un desenfoque natural y en alguna ocasión, incluso estando muy claro el objeto principal, muestra irregularidades.
Es posible que esto se vea afectado por lo que parece una detección bastante irreverente del objeto, ya que resulta complicado que el efecto se active al bailar mucho la distancia a la que detecta el mismo. En muchas ocasiones nos exige una distancia que estamos respetando pero que no detecta bien, y esto se agrava cuando menos luz hay.
Ya nos dio problemas en este sentido el retrato del Mi 8, así que algo de margen de mejora tiene tanto el proceso del disparo como el efecto en sí. Con luz abundante más o menos defiende la situación, pero cuando disminuye la iluminación el resultado empeora por ese ruido y falta de nitidez que hemos comentado ya.
El desenfoque se aplicará siempre y cuando el indicador de la interfaz aparezca iluminado. Si no lo aplica (o lo hace, pero no correctamente) quizás veamos la advertencia para acercarnos o alejarnos, y en todo caso el desenfoque puede editarse a posteriori.
Tenemos un teleobjetivo y su zoom óptico, que nos valen para acercar escenas con algo más de detalle que si disparamos y ampliamos. Con el modo manual podremos seleccionar la lente y disparar directamente con él (lo cual implicará que ralenticemos algo más el disparo), y aunque el resultado es bueno no llega a destacar como si vimos en el caso del P20 Pro.
Cámara delantera
Más déjà vu en los resultados de la cámara subjetiva, así que quizás aquí jugamos con unas cartas más parecidas a nivel de software también. Resultados aceptables en general, mucho más favorecidos en este caso por la abundancia de luz.
El HDR será un amigo a la hora de salvar cielos, pero un enemigo a evitar si la luz escasea al dar imágenes demasiado contrastadas y con un exceso de sombras que desnaturaliza mucho el resultado. El que desnaturaliza en su justa medida y a gusto de consumidor es el modo belleza, que se aplica de manera general (con el habitual efecto perla sobre la piel) o bien por rasgos, pudiendo agrandar ojos, adelgazar cara, etc.
El ruido tampoco tarda mucho en aparecer en interiores con luz media-alta o a medida que la tarde avanza (ojo aquí con el disparo en automático, porque es ligeramente más lento). También tenemos modo retrato, el cual funciona bastante bien y es más tolerante y estable que el trasero en cuanto a la distancia con el sujeto. Sí parece que el enfoque sea algo más obediente y estable, aunque situaciones difíciles como los contraluces nos la pueden jugar.
Vídeos
La estabilización óptica suele notarse en la fotografía nocturna, pero ese estabilizador de cuatro ejes del que presume Xiaomi lo notamos bastante más (y agradecemos) en vídeo. De este modo, en general obtenemos vídeos con colores realistas, con un grado de nitidez aceptable que será mayor si tiramos de 4K y bien a nivel de rango dinámico si cambiamos de plano.
Esta estabilización que comentamos compensa bien los movimientos rápidos (que para eso los hacemos, buscando las cosquillas) en 4K, en 1080p es demasiado fuerte y quedan tomas poco fluidas. No hay restricción de su actuación según resolución y podremos tener tomas estabilizadas tanto a 4K como a 1080p, percibiendo un resultado más suave con la resolución mayor (aunque la ubicación del micro sigue ocasionando que quede tapado de vez en cuando).
De noche nadie escapa al ruido y la pérdida de detalle, pero las tomas son bastante buenas teniendo en cuenta esto. La captura del sonido también se produce sin problemas ni cortes (cuando no tapamos el micro), sea cual sea la situación y el tipo de toma.
La cámara frontal tiene un buen comportamiento, aunque la falta de nitidez aparece relativamente pronto. Son tomas de calidad aceptable y buena captura del audio, y aún poniéndoselo difícil compensa bien los cambios de iluminación.
Autonomía: menos capacidad son menos horas, esta vez sí
Compactar versus vencer en autonomía. Aumentar resolución versus ahorrar consumo. Las dicotomías en autonomía parecen perennes y lo que cambian son las decisiones de los fabricantes, siempre buscando que si se tira por un camino en un aspecto se compense al tirar por otro en algún otro componente, siempre buscando la correspondencia a nivel de software para que la experiencia sea la mejor aunque la cifra de la capacidad no sea la máxima del mercado.
¿Qué ofrece el Mi 8 Pro en este sentido? Una batería de 3.000 mAh, algo menor si la comparamos con la de 3.300 mAh del Mi 8 estándar a este nivel, quizás como consecuencia de que el panel y la tecnología para la lectura de la huella sean mayores y se haya tenido que sacrificar algo del volumen de la pila (ya que el de los terminales es muy similar, como veíamos en el apartado de diseño). Pero como lo que cuenta es el rendimiento más que las especificaciones técnicas, veamos qué tal se ha portado el Mi 8 Pro en autonomía.
Según nuestra experiencia, sumando días de actividad más intensa (más multimedia, más horas de pantalla y alternando distintos tipos de conectividad), nos sale una media de 17 horas de autonomía, con unas 4 horas de pantalla. Son cifras que están lejos de ser destacables y que más bien quedan cortas teniendo en cuenta otros terminales, como su mellizo el Mi 8 que nos daba para acabar el día tranquilamente.
Si hacemos un uso intensivo probablemente tengamos que cargarlo antes de que acabe la jornada, pudiendo vigilar el consumo de apps en segundo plano o tirar de ahorro energético si optamos por las opciones de software que nos ofrece MIUI en este sentido y que pueden prolongar algo más la duración. La carga, con el cargador que se entrega con el terminal, se realiza en 1 hora y 45 minutos, de cero a 100% con el terminal apagado.
Audio: sonido estéreo sin minijack, pero con opciones para ajustar
La carga de batería la haremos con el USB tipo C, el mismo que tendremos que usar para conectar los auriculares con cable si preferimos esta conexión, y para lo que se entrega un adaptador de minijack de 3,5 milímetros a USB tipo C junto con el teléfono. No hay pues entrada física para auriculares, pero sí sonido en estéreo con el auricular y el altavoz en la base del smartphone, junto con este puerto.
La experiencia auditiva es buena, con un sonido de calidad más que aceptable si tiramos de los altavoces externos. Buen rango dinámico y un volumen máximo de unos 106 decibelios, que da de sobra para tener el móvil como centro multimedia y tener una audición suficientemente potente. Mejor si lo dejamos en torno al 75-80% para tener algo más de calidad y nitidez, aunque como es habitual la mejor experiencia la tenemos con auriculares.
Para éstos hay además una serie de ajustes, como el ecualizador o los que se corresponden con los distintos modelos que tiene la marca. Probándolo con otros y buscando el modelo más parecido la experiencia no mejoraba (había más profundidad y reverberación, pero no en un plano agradable), así que es posible que al menos si no tenemos auriculares Xiaomi no compense tirar de estas preconfiguraciones, si acaso tirar del ecualizador con alguno de los ajustes por género músical o ajustarlo nosotros.
Estos ajustes, por cierto, se encuentran dentro del apartado de Ajustes adicionales, no en los de sonido propiamente dichos. Mi Sound Enhancer podrá activarse sólo con auriculares conectados (de cable o inalámbricos), así como el ecualizador, ya que son posibilidades sólo para esta vía.
Xiaomi Mi 8 Pro, la opinión de Xataka
Este año no ha habido buque insignia Mi, ha habido Mi 8 Series. Hasta cinco terminales bajo una misma denominación que abarca opciones más básicas y tres para una configuración casi idéntica, ofreciendo opciones a nivel estético o de interacción que rozan la clonación en el caso del Explorer Edition y el Pro.
Con este cuestionable abanico, y tras haber probado el Mi 8, la opción estándar, la duda es casi inevitable: ¿no habría sido mejor apostarlo todo por un Mi 8 Pro o Explorer Edition únicamente? Un único buque insignia que funcionase con el motor más potente posible, con el lector de huellas en pantalla y varias opciones a nivel estético, algo que también nos preguntamos con la estrategia de otros fabricantes como OnePlus o LG.
Sobre todo porque hay pocas pegas en este teléfono, que si el software es de gusto del usuario y no se exige una autonomía superior cumple a nivel de potencia, fluidez y construcción. Además, como ocurre con OnePlus y Honor el precio de salida es menor que el de los topes de gama de otras marcas, si bien éstas bajan progresivamente ajustándose un poco más, pero no está nada mal tener un Snapdragon 845 con 8 GB de RAM y 128 GB por 599 euros.
Al final lo de la trasera transparente es casi lo de menos, aunque al menos es una nota distinta en el reino de las traseras acristaladas y reflectantes. El reconocimiento facial trabaja muy bien, y junto con la lectura de huellas en pantalla sí forman un combo de características atractivas y en cierto modo otro peldaño más hacia una era de frontales tan despejados como eficientes, siguiendo la tendencia de otros modelos que ya apostaron por ello y que hemos mencionado en el análisis.
Margen de mejora hay: el FullHD+ da una buena experiencia y probablemente sea más conveniente con una batería que da una autonomía ajustada, pero por evolución y competencia esto lo distancia de sus rivales, así como dicha pila y su resultado. La cámara tampoco lo coloca a la altura de otros, aunque esto esperamos comprobarlo en futuras comparativas.
8.6
A favor
- Muy ligero y cómodo en mano.
- Las opciones de MIUI para personalizar la experiencia se agradecen en navegación y pantalla, sobre todo.
- El reconocimiento facial funciona muy bien.
En contra
- La fotografía no muestra mejoras con respecto a lo anteriormente visto y está algo por debajo de la competencia.
- La autonomía queda relativamente justa.
- El diseño es resultón, pero el acabado resbala bastante.