Cada vez tardan menos en llegar las innovaciones a las gamas que quedan por debajo de la alta, y Samsung parece que esté apostando fuerte con esto. Una de sus cartas, quizás su as en la manga, es un smartphone con cuatro cámaras traseras, el doble que sus buques insignias, y os lo mostramos en este análisis del Samsung Galaxy A9 (2018).
Ya vimos en las primeras impresiones con él algunos de los puntos que lo diferencian del Samsung Galaxy A7 (2018), como ese cuarto sensor o la posición del lector de huellas. Con un acabado en brillo y sumándose a la tendencia de las traseras con un degradado de dos colores, este tope de gama media de Samsung busca destacar sobre todo en fotografía, veamos cómo es la experiencia con él.
Ficha técnica del Samsung Galaxy A9 (2018)
Samsung Galaxy A9 (2018) | |
---|---|
Dimensiones físicas y peso | 162,5 x 77 x 7,8 milímetros, 183 gramos |
Pantalla | Super AMOLED 6,3 pulgadas |
Resolución | Full HD+ (1.080 x 2.220 px) |
Procesador | Octa Core (Quad de 2.2GHz + Cuádruple de 1.8GHz) |
RAM | 6 / 8 GB |
Memoria | 128 (microSD hasta 512 GB) |
Versión software | Android 8.0 |
Conectividad | LTE Cat.9, WiFi AC, Bluetooth 5.0, NFC, GPS, ANT+, USB-C |
Cámaras traseras | Cámara principal de 24MP AF, f/1.7 + Telefoto de 10MP AF, 2X, f/2.4 + Ultra Ancho de 8MP, 120º, f/2.4 + Profundidad de 5MP, f/2.2 |
Cámara frontal | 24 MP, AF, f/2.0 |
Batería | 3.720 mAh |
Otros | Lector de huellas |
Precio | Desde 509,99 eurosen Amazon |
Samsung Galaxy A9 (2018), review en vídeo
Diseño: un degradado tan llamativo que hace olvidar el semáforo de cámaras
Tal y como vimos con el Samsung Galaxy A7 (2018), la iteración de este año supone una actualización significativa a nivel de estética y construcción. También a nivel de interacción, dado que ese botón-lector de huellas frontal pasa a la parte trasera en el caso del A9 (al lateral en el del Galaxy A7, como el Samsung Galaxy J6+), y de este modo se dice adiós a un frontal que nos trasladaba a lo que en la gama alta del fabricante ya se correspondía a una época pasada.
Más pantalla en mayor superficie pero con marcos más reducidos a proporción. El frontal del Samsung Galaxy A9 (2018) es literalmente, de 2018, con un 80,5% de pantalla y sin sumarse a la corriente de las muescas. Simetría vertical y horizontal pues para este móvil, que ubica el altavoz en el borde inferior junto con el minijack de audio y, esta vez sí, el USB tipo C.
Esto lo diferencia también de ese A7 (2018) en el que aún vemos microUSB, y en el que todos los elementos de este borde están alineados al centro. Un borde que presenta un ángulo agudo con respecto al frontal para cerrar con la parte trasera, dibujando una curvatura ligera.
La trasera rompe con el borde al no suponer una continuidad, sino un cambio para pasar de un tono uniforme (aunque con brillo) en el borde a un degradado en toda la superficie posterior, oscureciéndose a medida que se baja de las cámaras y el lector de huellas a la base. En azul resulta bastante llamativo por ese brillo metalizado, aunque si esto nos gusta el degradado está aplicado con gusto y queda bastante bien, jugando con el azul y el verde a diferencia del juego con el morado que vimos en el Huawei P20 Pro y otros.
El Galaxy A9 (2018) cuenta con el botón de Bixby, situado en el lado opuesto a los de volumen y encendido/bloqueo tal y como vimos en los Galaxy S y Note anteriores. La bandeja para la SIM queda en el borde superior, aunque no alineada con el micrófono.
Está bien construido y da la sensación de que los materiales son de calidad y que no se arañan con facilidad. No llama la atención por delgado, pero resulta cómodo en mano tanto al sostenerse con una mano como con dos.
Samsung Galaxy A9 (2018) | Samsung Galaxy A9 (2016) | Samsung Galaxy A7 (2018) | Samsung Galaxy S9+ | |
---|---|---|---|---|
Altura | 162,5 | 161,7 | 159,8 | 158 |
Anchura | 77 | 80,9 | 76,8 | 73,8 |
Grosor | 7,8 | 7,4 | 7,5 | 8,5 |
Peso | 183 | 200 | 168 | 189 |
Pantalla | 6,3 | 6 | 6 | 6,2 |
Volumen | 97,6 | 96,8 | 92,04 | 99,11 |
Batería | 3.800 | 4.000 | 3.300 | 3.500 |
El Galaxy A9 (2016) era algo menos voluminoso que el actual, pero incluía una batería algo mayor. Eso sí, el de 2018 es más ligero y la pantalla aprovecha mejor el frontal.
Las pegas vienen casi por genética, porque el cristal suele ser un imán de suciedad y el A9 tampoco escapa. Bien es cierto que parece tener un acabado algo más resistente a huellas dactilares que el A7 (2018), pero la capa oleofóbica no lo es suficiente ante la grasilla que dejan las manos y se notan bastante los rastros.
Al menos no es resbaladizo, con lo cual no existe la necesidad de añadir una funda con respecto a esto y poder así jugar para ver sus mil y un reflejos azulverdosos. Además, el saliente de las cámaras es también muy discreto, por lo que no “cojea” ni molesta al usarlo apoyado sobre una superficie.
Pantalla: FullHD+ en 6,3 pulgadas de puro Super AMOLED sin notch
El frontal de los móviles está gozando de mucha de la innovación que vemos en la industria y la pantalla se lleva por ende parte de la misma, pero en el caso del A9 primero había que hacer que heredasen los genes más recientes en los vástagos de la casa. Así, como hemos dicho antes el patrón se repite y vemos lo mismo que en la evolución del A7: mayor diagonal y menor proporción de marcos.
El A9 (2018) integra una pantalla super AMOLED de 6,3 pulgadas con resolución 1.080 x 2.220 píxeles, también resolución que el anterior modelo. Una resolución que da el detalle suficiente para tener una buena experiencia con la lectura y la visualización de cualquier contenido, y que requiere un menor consumo que otras mayores.
De brillo máximo va bien, siendo suficiente en los ambientes más iluminados. No hay problemas al ver el contenido cuando hay una mayor incidencia a la luz, salvo que el ajuste de brillo automático haga de las suyas y el panel se oscurezca mientras estamos usándolo, por ejemplo al hacer una fotografía. Lo que suele ocurrir es que en luz media (exteriores o interiores) queda por debajo de lo debido y tenemos que ajustarlo manualmente subiéndolo un poco, así que aquí hay bastante que corregir para alguna futura actualización.
La pantalla viene algo fría de fábrica, pero podemos ajustar la temperatura y el matiz de color con las opciones que hay en el apartado de pantalla de los ajustes generales. Se echa en falta un ajuste progresivo y no tener que quedarnos en uno de los puntos establecidos en los deslizadores, y las configuraciones preestablecidas que no son la Adaptative Display son demasiado cálidas, pero al menos ponemos dejar el panel algo más a nuestro gusto a nivel de temperatura y saturación (en nuestro caso nos quedamos con Adaptative Display y la temperatura algo más alta).
En cuanto a ángulos de visión no hay empobrecimiento del visionado en cuanto a contraste y definición, aunque sí percibiremos el habitual tinte azulado-verdoso del que suelen adolecer las AMOLED al inclinar o ladear el panel un poco. Pero no llega a ser molesto del todo según lo acostumbrados que estemos a esta característica y/o nuestra tolerancia, ya que no son ángulos habituales.
En cuanto a la sensibilidad táctil todo correcto, de hecho es bastante fácil dar toques accidentales al sostener el móvil en horizontal (con el pulgar que queda sosteniendo el móvil por abajo). Lo que podría tener mayor sensibilidad (o un área sensible mayor) son los widgets de la pantalla ambiente (Always On), la cual sigue siendo bastante parca en opciones como comentamos en los anteriores Galaxy que hemos analizado este año.
En general no es una pantalla que sobresalga de manera notable con respecto a otros, pero da una buena experiencia en general. Algo empobrecida por ese brillo automático tan irregular, pero esto debería tener solución por software si el sensor trabaja bien.
Rendimiento: RAM del futuro en un procesador del pasado
Samsung trabaja la ambigüedad en cuanto a lo referente a qué procesador instalar, si propio o de Qualcomm, y en este caso la versión internacional cuenta con uno del segundo. Así, el Samsung Galaxy A9 (2018) incorpora un Snapdragon 660 con 6 GB de RAM, un procesador del año pasado que ya vimos en otros móviles como el Xiaomi Mi A2, pero que incluso con ello es equiparable (e incluso algo superior en algunos aspectos) al Exynos que integra el A7 (2018) y definitivamente más memoria.
¿Supone esto un salto en la experiencia? A misma combinación de software sí, dado que encontramos menos lags, siendo mucho más puntuales que en el A7 (2018). Algo que si mantiene en común es que disipa muy bien el calor, y no notaremos ni las esquinas, ni la trasera, ni ningún otro punto del terminal caliente tras un rato jugando con él o usándolo de manera intensiva como tras una sesión de fotos.
La multitarea arranca con normalidad y no hay lags molestos o significativos si jugamos o vemos contenido multimedia. La carga al recuperar una app para el primer plano o la apertura de años pesadas como Spotify sí experimentan un ligero retraso, pero teniendo en cuenta que la ejecución de tareas pesadas como los pre-loads de juegos va bien, quizás se deba más bien a algo relacionado con el software (ahora hablaremos en profundidad de él y de algunos comportamientos anómalos que hemos percibido).
Para quienes tomáis los benchmarks como referencia, os dejamos los resultados del Samsung Galaxy A9 (2028). Aquí comentar que experimentamos algunos errores al inicio cuando intentábamos pasar los tests, pero finalmente pudimos pasarlos y no hay ninguna incompatibilidad con el software.
Samsung Galaxy A9 (2018) |
BlackBerry KEY2 |
Xiaomi Mi A2 |
Nokia 7 plus |
Elephone U Pro |
BQ Aquaris X2 Pro |
Nokia 7 Plus |
OPPO R15 Pro |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Procesador |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660 |
Snapdragon 660> |
RAM |
6 GB |
6 GB |
4 GB |
4 GB |
6 GB |
4 GB |
4 GB |
4 GB |
AnTuTu |
141.346 |
126.375 |
127.610 |
141.522 |
133.147 |
141.550 |
141.522 |
130.779 |
GeekBench (Single/multi) |
1.584 / 5.772 |
1.618 / 5.755 |
1.626 / 4.286 |
1.645 / 5.909 |
1.611 / 5.630 |
1.642 / 5.763 |
1.645 / 5.909 |
1.272 / 3.830 |
3D Mark (Icestorm Unlimited) |
25.820 |
18.342 |
22.461 |
26.348 |
25.350 |
26.415 |
26.348 |
27.345 |
PCMark (Work 2.0) |
5.977 |
6.046 |
6.332 |
6.177 |
5.919 |
6.064 |
6.177 |
8.440 |
Software: la experiencia Samsung mantiene su ADN
La capa de software de Samsung ha sido muy bien rebautizada, debido a que por el grado de personalización y el cambio experiencial que supone en la interacción-interfaz usuario la "Experiencia Samsung" marca una clara diferencia con la que tenemos con Android stock. Así, en el Samsung Galaxy A9 (2018) se incorpora Samsung Experience 9.0 sobre Android Oreo 8.0.0, esta vez sí con el asistente propio de la casa Bixby en plenitud de facultades (de las que tiene).
Por no perder las costumbres empezamos con lo que trae el A9 (2018) de fábrica. Ya en el pre-load nos deja elegir algunas de las apps que se instalarán al iniciarse el sistema por primera vez, habiendo algunas propias y de terceros que no podremos elegir como la tienda de apps de Samsung, las de Google o las de Microsoft y Facebook.
Gran parte de ellas podremos desinstalarlas o desactivarlas, y no sólo son acciones distintas (aunque en apariencia y para el uso en principio no impliquen mucha distinción para el usuario medio), sino que aquí esto predeterminará que posteriormente las volvamos a ver o no. Es decir, si hemos inactivado las apps de Office, Facebook o cualquier otra que no permita desinstalar completamente, la veremos de nuevo activada si tenemos la actualización de apps de la Play Store configurada en automático (una sorpresa al estilo de la que vimos con la app Reminder en el Samsung Galaxy A6+ tras analizarlo un mes).
Sumando el poder eliminar muchas de las apps que no queremos y la dosis extra de personalización de la capa en cuanto a pantalla, audio y algunos otros aspectos, al final resulta un software que brinda bastante a este nivel y a que el móvil suene, se vea y se mantenga bastante a nuestro gusto. De hecho, entre otros añadidos propios encontramos una sección de funciones avanzadas que nos dan opción a activar o desactivar aspectos como la apertura de la cortinilla de notificaciones con el sensor de huellas o el gesto de pasar la palma por delante para capturar pantalla.
Están también las habituales herramientas de mantenimiento que incorpora Samsung para hacernos algo más fácil y visual el cuidado de los segundos planos y los consumos por parte del software, lo cual puede venir bien si nos interesa bajarle la carga de trabajo al móvil (aunque no es necesario, no hay ningún lag o cierre por falta de recursos). Eso sí, esta personalización podría ser aún mayor (y más moderna) si dispusiese de una navegación por gestos, aprovechando que nos deja ocultar la barra de botones, o si Always-on tuviese más opciones, como hemos comentado previamente.
Dentro de los aspectos a mejorar no está de más hablar del teclado propio que Samsung también dispone (con posibilidad de cambiarlo por cualquier otro de terceros). Es bastante completo a nivel de funciones, pero la corrección automática no es demasiado eficaz y, aunque podemos activar varios idiomas, no hay un reconocimiento (y por tanto una corrección) automática y tendremos que cambiarlo cada vez, a diferencia de Swiftkey, el de iOS o GBoard.
¿Y Bixby? El el Samsung Galaxy A9 (2018) sí acude a nuestra llamada, tanto por comando de voz como por ese botón físico exclusivo de cuestionable (muy cuestionable) necesidad. Eso sí, tendremos que dominar el inglés, el chino o el coreano, porque de momento sigue sin llegar en español.
Lo mejor es dirigirse directamente a los comandos disponibles para que sepamos qué puede hacer, estando normalmente las acciones limitadas a abrir una determinada app o ejecutar cierta acción. Eso sí, cuanto más específicos mejor, por ejemplo a la hora de poner una alarma (decirle directamente la hora y no solamente que queremos poner una alarma).
Podemos usarlo para realizar acciones relacionadas con dispositivos inteligentes del hogar, como bombillas o calefacción, si configuramos acciones desde la app propia de Samsung SmartThings. Aunque eso sí, aún está un poco cerrado a las apps de Samsung y hay comandos sencillos como "búscame farmacias cerca" que no identifica como "abre la app de mapas y busca las farmacias cercanas".
Biometría y desbloqueo
No hay notch en los móviles Samsung, pero la cámara frontal y los sensores que integran aquí valen para que haya un reconocimiento facial sencillo, lo cual se combina con un lector de huellas ubicado en la parte trasera. Ahora hablaremos de la experiencia con cada sistema, pero ya anticipamos que en la experiencia influye el hecho de que Always On no active ya ese reconocimiento facial.
El registro de la cara se produce con rapidez (sobre todo si se lo facilitamos, estando en un ambiente bien iluminado y con un fondo plano y blanco). El desbloqueo se toma sus dos o tres segundos en reconocernos la cara si las condiciones no son favorables, pero si no es así tarda algo menos de un segundo en desbloquear.
Eso sí, es bastante intolerante con las gafas de vista (y con las de sol no hay manera, pero esto es relativamente habitual). Así como otros sistemas "aceptan" que nos coloquemos gafas aunque no nos hayamos registrado el rostro con ellas, el A9 (2018) no reconocerá el rostro con ellas salvo en contadas ocasiones. Tampoco actúa bien en contraluces u oscuridad, aunque esto es habitual cuando no se trata de un sistema avanzado.
Y con respecto a lo que introducíamos, para que la lectura de rostro esté activa lo tendrá que estar también la pantalla. Es decir, aunque coloquemos frente a nosotros el terminal tendremos que encender la pantalla con un doble toque en el botón de inicio virtual o uno simple en el físico; aquí sería muy beneficioso que se activase la lectura simplemente al levantar el móvil y/o si está Always-on activa.
Por otro lado tenemos el lector de huellas, que estará activo en todo momento y funciona muy bien, incluso con las manos algo humedecidas. Una experiencia muy distinta a la que tuvimos en el A7 (2018), probablemente por las dimensiones y ubicación del sensor más que por la eficacia del mismo o del sistema.
Fotografía: así es la experiencia con cuatro cámaras traseras en un gama media
Si por algo es protagonista este Galaxy A9 (2018) es por esas cuatro cámaras que colonizan la esquina izquierda superior de la parte trasera del móvil. Así que antes de mostraros los resultados que hemos obtenido con ellas vamos a recordar las principales características de cada una:
- La cámara principal tiene un sensor de 24 megapíxeles y una óptica con apertura f/1.7.
- La cámara con zoom óptico tiene un sensor de 10 megapíxeles y una óptica con apertura f/2.4.
- La cámara gran angular dispone de un sensor de 8 megapíxeles y una apertura f/2.4, con un ángulo de 120 grados.
- La cuarta cámara, quizás la más especial, dispone de un sensor de 5 megapíxeles y una apertura de f/2.2 y está dedicada al modo retrato y al desenfoque de fondo.
La grabación con la óptica trasera se podrá realizar hasta una resolución UHD, si bien la estabilización estará disponible sólo en algunos casos (lo veremos luego). Para las fotografías subjetivas el A9 (2018) cuenta con una cámara de apertura f/2.0 y un sensor de 24 megapíxeles, con un completo modo belleza que permite simular iluminaciones.
Son unos componentes muy atractivos para la fotografía móvil, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un móvil de gama media que aúna los principales usos que hemos estado viendo en las dobles cámaras traseras de la alta gama en los últimos años. Pero además del hardware está el software es el timón que tiene el usuario para que la experiencia sea buena o no tanto, así que veamos qué ofrece ésta en el caso de Samsung Experience de 2018.
App de cámara
De nada sirve que tengamos un cuadro de mandos con muchas opciones si nos van a poner tres mil botones y palancas que no vamos a saber usar por intuición. Y afortunadamente no es lo que ocurre con la interfaz de Samsung, la cual se presta muy bien a que el usuario pueda sacar partido a las cuatro cámaras de una manera totalmente consciente y voluntaria.
Está ya casi todo en la interfaz del modo automático, donde tenemos en la parte derecha (mirando el móvil en horizontal) un deslizador para disparar en gran angular, angular estándar y zoom 2X. Bajo esto encontraremos los ajustes, filtros, flash, proporción y el cambio de cámara a modo de accesos directos.
¿Qué seguimos echando en falta aquí? Un acceso rápido para el HDR, sobre todo teniendo en cuenta que como veremos a continuación el efecto de este multidisparo es bastante evidente según qué situaciones y no siempre nos gustará. Hemos de ir pues hasta los ajustes para activarlo o no (o dejarlo en automático), de hecho han añadido un aviso en forma de ventana flotante que aconseja su uso según las condiciones pero no dicho botón.
La navegación es deductiva, por pestañas por las que nos desplazamos deslizando a izquierda o derecha y pudiendo editar su orden y aparición (un minipunto que se lleva Samsung siempre, porque se agradece poder personalizar esto). Así como dos de las cámaras secundarias las usamos desde el modo automático, la tercera (la de la profundidad de campo) se usará sobre todo en el modo retrato, alias enfoque dinámico, pudiendo regular qué grado de bokeh deseamos (también a posteriori) y ayudándonos del enfoque manual para que se active (luego ahondaremos en esto).
La estética de la interfaz es la que llevamos viendo unos años, sencilla y algo personalizable, con la grabación de vídeo insertada en la pestaña de automático para activarla directamente con el botón de REC que aparece al lado del obturador. Va bastante bien, con algo de lentitud en el disparo si hablamos del nocturno o del HDR en condiciones de oscuridad pero sin ningún cuelgue, reinicio o cierre repentino.
Cámaras traseras
Samsung nos ha dado más trabajo para esta sección y bien a gusto que lo recibimos, así que sin más dilación veamos qué tal estas cuatro cámaras.
En la escena general con luz diurna y abundante, hablando del disparo con angular estándar y sin zoom, el A9 (2018) se logra defender con colores realistas aunque algo bajos de saturación. Los disparos quedan ligeramente sobreexpuestos (muy poco, no empobrece ni dista de la realidad) y el HDR puede ayudar compensando algo el rango dinámico y las sombras, pero ahora veremos que en otras ocasiones su acción es más llamativa (y a veces necesaria).
Más cómoda con luz indirecta, situación en la que saca mucho detalle sin ruido y con una mejor colorimetría y exposición. En contraluces sufre bastante, y ahí sí es mejor tirar de HDR ya que equilibra mejor sombras e iluminaciones, aunque no siempre nos gustará el resultado ya que en luces medias tiende a contrastar demasiado.
De noche no escapa a las leyes no escritas de la fotografía y es donde menos calidad tiene el resultado, quedando muy en torno a la media y en lo que cabía esperarse. Fotos con una dosis considerable de ruido y pérdida acentuada de nitidez (se nota mucho más haciendo zoom, obviamente).
Con luces medias, tanto en exteriores e interiores, el resultado está algo por debajo de lo esperado, con acuarelas, pérdida de nitidez y ruido bastante acentuados. Éste último lo vemos también en disparos en espacios abiertos y planos generales incluso disparando con ISO 50, un mínimo que ni siquiera permite un modo manual que es parco en opciones (es el que vimos en el A7 (2018) y no en los Galaxy S y Note, el “castigo” por ser de gama media).
¿Qué pasa con el gran angular? Que aporta versatilidad a la cámara y da un resultado aceptable, manteniendo lo que hemos visto en el disparo automático en cuanto a colores, HDR y exposición.
Las fotos salen con los colores algo lavados si tiramos del zoom óptico (no es algo aislado, se ve en otros casos). Aquí también tenemos fotografías algo por debajo de lo que cabía pensar por la óptica dedicada y no percibimos una excesiva diferencia con respecto a otros móviles (probando con el del OnePlus 6T queda por detrás, por ejemplo).
La otra particularidad que entremezcla la acción de una de las cámaras con el procesado propio es el modo retrato. No hay discriminación como en el iPhone XR o el Huawei Mate 20 Pro y podemos aplicarlo sobre cualquier forma, objeto inanimado, animal o ser humano, aunque tiene truco.
Nos dirá siempre que el objeto se coloque entre 1-1,5 metros, pero aunque nos situemos ya a esa distancia tendremos que “animarlo” con el enfoque manual (dar un toque al objeto) para que se ilumine el letrero “Enfoque dinámico está listo” (en amarillo). Con ello podremos ajustar a tiempo real el grado de desenfoque, teniendo en cuenta que cuanto más lo forcemos más agresivo será y peor será el recorte, si bien como hemos comentado antes podemos editarlo a posteriori con el editor propio de fotografías.
El resultado se aproxima más a lo que vimos en el A7 (2018) que en el Samsung Galaxy S9+ o el Samsung Galaxy Note 9, dependiendo mucho del contraste que haya entre objeto y fondo casi más que de la profundidad de campo. Pese al apoyo óptico da la sensación de que es el software el que lleva las riendas, con un desenfoque no demasiado natural y al que le cuesta respetar los contornos en interiores o si no hay contraste cromático entre el objeto principal y el fondo.
De hecho, en las macro (donde las cámaras suelen estar más cómodas) hay ya un desenfoque algo irregular en interiores, sobre todo si forzamos para que se dispare con la mínima distancia de enfoque. Es posible que aquí, con los mismos instrumentos, pueda obtenerse un resultado más acertado revisando el software para aprovechar más dicho hardware.
Hay modos a los que hemos encontrado poca utilidad y que casi han quedado olvidados durante los días que hemos probado el terminal a fondo, pero por esto mismo cabe al menos dejar algunos comentarios. El modo manual no es el que vemos en los grandes de Samsung, sino ése algo más parco en opciones (sin ajuste manual de velocidad de obturación, exposición ni enfoque) que al final es casi anecdótico y un modo de reconocimiento de escenas que apenas ofrece cambios y que como mucho satura ligeramente una escena que no lo necesita.
Cámara frontal
Los hay quien integran dos cámaras frontales y quienes tiran de megapíxeles, y Samsung quizás ya tenía suficiente con cuatro traseras, por lo que mantiene los 24 megapíxeles que hemos visto en otras cámaras subjetivas de la marca. De hecho, puede que sea el mismo sensor que probamos en el Samsung Galaxy A6+, también de 24 megapíxeles aunque con una óptica de apertura algo mayor (f/1.9 en vez de f/2.0).
Lo comentamos porque el resultado nos recuerda bastante al de este móvil, aunque en este caso hay alguno añadidos que veremos a continuación. En modo automático son fotografías muy contrastadas, con un grado medio de detalle y algo bajas de temperatura, y un enfoque automático que nos la puede jugar (quedando rostros ligeramente desenfocados), como ya nos ocurría en el A6+.
Se echa en falta algo más de viveza en los colores, ya que tanto en luz abundante como en media (interiores o exteriores) el resultado mejora si añadimos calidez y algo de saturación. El HDR será un buen aliado para salvar cielos que de otro modo saldrían completamente quemados.
El modo retrato es poco exigente y trabaja en media-baja luz, aunque en esas condiciones el ruido empobrece mucho el resultado. Eso sí, tendremos que mirar directamente a cámara como ocurría en el iPhone X, aquí no valen los perfiles o ladear la cara porque no nos aplicará el desenfoque (y en general en interiores es más errático).
Dentro de las habituales opciones de belleza Samsung ha incorporado el juego con las iluminaciones artificiales. No es algo tan apreciable como lo que vemos en Apple, Huawei u OPPO, quienes han incorporado efectos de luz de estudio y demás con un resultado más que visible, sino que son pequeñas simulaciones con las que podremos sobre todo jugar con las sombras y el contraste, pero se nota muy poco y dependerá de las condiciones de luz (con una iluminación alta apenas notaremos nada).
Vídeo
Vídeo con 4K y zoom, con cámara superlenta o distintas proporciones. Eso es lo que ofrece la maquinaria de este A9 (2018) y que en conjunto da muy buen resultado sobre todo si se trata de una situación con luz abundante.
Colores realistas, buena compensación de la exposición en los cambios de ángulo y buen nivel de contraste. El detalle será siempre mayor si tiramos de 4K, pero ahí perdemos la estabilización (electrónica) y se nota.
Se nota sobre todo en los giros y si andamos, teniendo tomas algo menos movidas en 1080p y las resoluciones que incorporan la estabilización de manera automática. No obstabte, ésta es algo agresiva y aún con ella habrá algún tirón si se lo ponemos difícil.
En interiores la calidad es algo menor y aparece el ruido, sobre todo cuando tiramos de zoom. Para esto, por cierto, disponemos del mismo acceso rápido que en la interfaz de fotografía para saltar a 2x (o volver a 1x) en un toque.
De noche es donde más flojea y cuando peor compensación de la exposición observamos, sobre todo si la escena tiene mucho contraste y diversos focos de iluminación artificial. Bastante ruido y una estabilización más seca con los giros.
La cámara frontal nos permite obtener tomas con resolución 1080p, aunque la nitidez será algo menor sobre todo en los fondos. También tiene un rango dinámico mucho más reducido y no dispone de estabilización.
Autonomía: menos capacidad pero buena experiencia
En el apartado de diseño y construcción ya hemos hablado algo de la pila de este terminal. Una batería de 3.800 miliamperios/hora que se reduce con respecto al anterior A9 (y sus 4.000 mAh) pero que queda por encima de la del A7 (2018) e incluso del S9+.
¿En qué se traduce esto? En una autonomía media de un día con unas 13 horas de actividad y 4 horas y 15 minutos de pantalla encendida. No es una media sobresaliente teniendo en cuenta la capacidad de la batería, pero al menos da para que salgamos de casa sin mucha preocupación en torno a cargadores o baterías externas ya que suele darnos para la jornada entera.
Es decir, podremos hacer jornadas de uso intensivo sin problema, llegando eso sí más justos al final del día o para cargar por la noche si hemos pasado muchas horas con la cámara, multimedia y/o conectividad de datos. Si hacemos un uso más ligero aguantará bien una jornada y media prácticamente, sobre todo si somos más estrictos en la vigilancia de qué apps se benefician del segundo plano y les cortamos un poco el grifo.
En este caso sí tenemos USB tipo C (a diferencia del Galaxy A7 de este año), y con el móvil se adjunta un adaptador de carga rápida con el que se logra un tiempo de carga aproximado de una hora y 45 minutos (de 0 a 100% con el smartphone apagado). Si bien puede suponer que tengamos que cambiar algún cable, no está de más que las gamas medias vayan estandarizando el que se dibuja como futuro conector estándar y que ya predomina en toda la gama alta.
Un audio que no destaca en desempeño pero sí en opciones
Como hemos avanzado en el apartado de diseño, para la salida del sonido de timbres y multimedia tenemos un altavoz en la parte inferior, al lado del USB tipo C (además del auricular para las llamadas). No cuenta pues con salida estéreo (ya que el auricular es para llamadas únicamente), pero sí con minijack de 3,5 milímetros, aún siendo más delgado que el Samsung Galaxy S9+ (también con él).
De hecho, una vez más es el sonido por auriculares el que se lleva más puntos en cuanto a personalizar la experiencia, pero primero hablemos sobre la salida a través del altavoz propio. Se trata de un sonido de calidad media, aceptable para el rango al que pertenece el terminal, si bien podría tener mayor rango dinámico, más bajos y algo más de “color”.
Volumen le sobra, porque hemos registrado máximos por encima de los 120 decibelios (lo cual queda por encima de muchos móviles de los que hemos probado), pero el sonido a tan alto volumen pierde calidad, siendo más “metálico” y plano. Lo mejor es quedarnos en torno al 80% del volumen si queremos lo máximo para tener una mejor experiencia.
Aunque algo de esto podemos mejorar (o adaptar a nuestro gusto) con el ecualizador que se encuentra en la sección de efectos y calidad de sonido de los ajustes de audio. Del resto de ajustes lo único que nos aprovechará para el altavoz es el efecto auditorio, que añade un plus de reverberación (y que ya es más cuestión de gustos, a nivel personal prefiero desactivarlo porque creo que empobrece y que no le da ese efecto umplugged que entiendo que busca).
Si conectamos auriculares vamos a poder jugar algo más con alguna de las características del sonido, más allá de la dinámica. Podremos activar el Dolby Atmos, que da algo más de profundidad al sonido, lo cual no permite la activación del efecto auditorio y del amplificador de tubo Pro (del que ahora hablaremos).
A la vez que el Dolby Atmos podremos activar el optimizador UHQ, que tirando de mejora de bits y ancho de banda da un efecto de profundidad similar al del Dolby Atmos dando un poco más de nitidez. De hecho, al final para la escucha con auriculares nos hemos quedado con estas dos opciones activadas.
También dispone del amplificador de tubo Pro, que modifica el timbre y suaviza algo más el sonido, aunque es un audio con menor profundidad que el que proporciona el Dolby Atmos (sobre todo si escogemos el ajustes para música dentro de los cuatro posibles). Por otro lado está el Adapt Sound, que nos crea un perfil de sonido adecuado a nuestra capacidad auditiva según un test propio basado en la audición de una serie de pitidos, una opción que tendrá sentido si no oímos alguno de éstos (que no ha sido nuestro caso) al compensar automáticamente justamente ésos.
Samsung Galaxy A9 (2018), la opinión de Xataka
La estrategia de diferenciación en smartphones suele tomar un camino según de qué gama se trate: sacar pecho en gama alta, bajar precio en la de entrada y bordar la relación calidad-precio en la media (a grandes rasgos). Pero Samsung ha jugado una carta distinta en la segunda hornada de Galaxy A de este año: ha querido sacar pecho en gama media, o sacar cámaras, mejor dicho.
Tres y cuatro cámaras traseras respaldan las traseras de los Galaxy A7 y A9 de 2018, el primero con un gran angular y una cámara para la profundidad de campo y el segundo añadiendo a esto un teleobjetivo. La intención aparente: que el usuario no se quede con las ganas de nada, que tenga las que son por antonomasia las orientaciones que habían tomado las cámaras secundarias (pero todas a la vez).
El “cuanto más, mejor” tiene su lógica y sobre el papel pinta bien; sin tener que ir buscando apps o pasar horas editando, y sin tener conocimientos avanzados de fotografía, el A9 (2018) me puede dar las tres tendencias en fotografía móvil a conveniencia y a tiro de tap. Pero en la práctica lo que pesa es el resultado, y en este sentido hay trabajo que hacer si se quiere aspirar a la corona de laureles más allá de lo convencional, de esa doble cámara que parece ya de otra era.
¿Qué nos da el Samsung Galaxy A9? Una experiencia bastante completa y una brisa de “lujo” en lo que puede considerarse la gama media-alta de Samsung, de Galaxy S aspiracional más que de Galaxy A con pretensiones. Una pantalla que por tamaño nos da buena experiencia en la visualización de contenido de cualquier tipo, una autonomía decente, una buena construcción y una buena dosis de memoria RAM (aunque con un procesador de la temporada anterior).
Samsung Experience aquí nos satisface algo más que en el A7, quizás por un hardware algo distinto o por incorporar Bixby, pero tras los días con ella y su ración extra de opciones de personalización nos quedamos con esa sensación agridulce que es, a la vez, un déjà vu. Ese “casi pero no” que al final nos queda en el paladar por los lags puntuales y las oportunidades de personalización que aún quedan en los bolsillos surcoreanos.
¿Cuatro cámaras son mejor que una, que dos, que tres? Si buscamos versatilidad, sí, obviamente, sobre todo si lo ponemos fácil al usuario con las opciones a la vista. Compensa quizás más si nos gustan los disparos en gran angular, ya que es una opción por la que hasta ahora apostaban más bien pocos fabricantes y quedaba relegada a la alta gama, pero la calidad final del zoom y del retrato no son diferenciales de otros resultados por software, pese al apoyo óptico.
8.4
A favor
- El diseño se ha actualizado (falta hacía) y ha quedado moderno, atractivo y bien construido.
- Traer a la gama media las cuatro cámaras, el USB tipo C y los 6 GB de RAM es una decisión tan justa como loable.
- No se calienta por mucho uso que le demos, ni siquiera tras jugar un buen rato o durante la carga.
En contra
- Con tanta cámara trasera esperábamos una fotografía de mayor calidad, y los resultados están algo por debajo de lo esperado.
- Siguen apareciendo "lags" puntuales y otros signos de que el software podría optimizarse más.
- Evitando los toques accidentales, corrigiendo el brillo automático y optando por un panel con menos reflejos la experiencia con la pantalla mejoraría mucho.