Tesla tiene un plan. Durante el evento 'Battery Day' que Elon Musk y los suyos celebraron hace poco más de 24 horas explicaron que quieren reducir sensiblemente el precio de sus coches eléctricos. Al menos lo suficiente para poder colocar en el mercado un modelo con un coste equiparable al de un coche de combustión de gama media. Y tienen una cifra en mente: 25.000 dólares.
Para hacerlo posible los ingenieros de Tesla han desarrollado un conjunto de tecnologías que persigue abaratar sensiblemente los costes de fabricación de las baterías, y también incrementar la eficiencia de sus plantas. Y es que es tan importante que las fábricas produzcan más celdas en menos tiempo como que las baterías sean más baratas. Pero lo realmente interesante es que ese Tesla «asequible» ya tiene fecha de llegada a los concesionarios: 2023.
Para hablaros de todo esto, y de alguna que otra sorpresa más, en esta entrega de 'Despeja la X' participamos Enrique Pérez (@Lyzanor), editor de Xataka, y un servidor, Juan Carlos López (@juanklore), también editor en Xataka. A los mandos, como siempre, está Santi Araújo (@santiaraujo), editor en Genbeta y productor de este y otros podcasts de la casa, como Loop Infinito.
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Las nuevas celdas 'tabless', el centro de la estrategia de Tesla
Actualmente las baterías de los coches eléctricos de esta marca las fabrican Panasonic, LG Chem o CATL, entre otros proveedores, pero Tesla ya ha iniciado la producción de sus propias celdas en una planta piloto. A estas nuevas celdas las han bautizado como '4680' por su considerable tamaño. Y es que tienen nada menos que una altura de 80 mm y un diámetro de 46 mm, por lo que son sensiblemente más voluminosas que las celdas integradas en las baterías que usan los coches eléctricos de esta marca actualmente.
Tesla ya ha iniciado la producción de sus propias celdas en una planta piloto. Espera que su nueva tecnología le permita reducir sensiblemente el coste de las baterías
No obstante, esta no es en absoluto la única innovación que Tesla está aplicando a sus nuevas celdas. Además, han eliminado el componente que actúa como interfaz entre las celdas y el dispositivo al que transfieren la energía, y han rediseñado las celdas para reducir la trayectoria que deben seguir los electrones con el propósito de evitar fallos por sobrecalentamiento.
Por otro lado, los nuevos electrodos con base de silicio consiguen reducir la degradación que experimentan las baterías al ir sumando ciclos de carga y descarga. Y esto, según Tesla, tiene un impacto beneficioso tanto en la vida útil de la batería como en su autonomía, que gracias a esta innovación se incrementa en un 20% adicional.
Esta compañía también ha apostado por eliminar completamente el cobalto en sus baterías, un elemento químico difícil de extraer y procesar que contribuye al alto coste que tienen las celdas actualmente. Por esta razón, lo va a eliminar completamente del cátodo de sus nuevas celdas, reemplazándolo por una mayor cantidad de níquel, un elemento químico que, al parecer, tiene un impacto menor en el coste de las celdas.
La última gran novedad que Tesla va a introducir en sus próximos coches eléctricos consiste en reimaginar cómo las celdas van fijadas al chasis de los vehículos. Y es que han decidido eliminar los elementos de fijación que han utilizado hasta ahora para que las celdas pasen a formar parte directamente de la estructura del coche. De esta forma ahorran peso y un espacio muy valioso que puede ser utilizado para incorporar una mayor cantidad de celdas, y, de esta forma, incrementar la autonomía del coche eléctrico.
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Imagen | Oleg Alexandrov
