En el marco de la conmemoración de los 40 años de la declaración de Cartagena como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el próximo 2 de noviembre se completará la demolición del controvertido edificio Aquarela, que había generado polémica y debates desde sus primeras etapas de construcción.
La estructura, ubicada a solo metros del emblemático Castillo de San Felipe, fue señalada por afectar la visual del paisaje histórico y poner en riesgo el reconocimiento de Cartagena como patrimonio cultural.
La historia
Desde su construcción, Aquarela enfrentó el rechazo de autoridades, la UNESCO y la ciudadanía, quienes alegaron que el proyecto afectaba la armonía visual de Cartagena y violaba regulaciones de preservación del patrimonio.
Tras varios años de disputas legales y un esfuerzo conjunto entre la UNESCO, el gobierno colombiano y las autoridades locales, se logró una resolución final que permitió la demolición.
“Después de largos meses, en un desmonte de piso a piso, hemos logrado blindar, salvaguardar la declaratoria de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad ante esa flagrante violación de la protección al Patrimonio. Por eso estamos contentos y felices. No hubo contratiempos ni ningún hecho que lamentar, el desmonte de los 27 pisos se realizó de la mejor manera”, mencionó el alcalde Dumek Turbay.
La demolición de Aquarela se da en un momento simbólico, cuando Cartagena celebra su designación como Patrimonio de la Humanidad, un estatus que desde 1984 destaca a la ciudad como un tesoro histórico mundial.
La decisión también marca un hito en la gestión del patrimonio colombiano y en la lucha para mantener la identidad arquitectónica de la ciudad frente a desarrollos inmobiliarios que no cumplen con los estándares de conservación patrimonial.
Desde su construcción en 2017, el edificio Aquarela se convirtió en un elemento disruptivo en el paisaje histórico de Cartagena, lo que afecto la vista de la bahía y del Castillo San Felipe de Barajas, una fortificación española del siglo XVII que fue clave en la defensa de la ciudad contra piratas, corsarios y ataques europeos.
Conocida como la "ciudad amurallada" precisamente por estas construcciones coloniales, Cartagena enfrentó una batalla legal para eliminar esta estructura moderna que interfería con su patrimonio visual.
La UNESCO intervino desde 2018, al exigir su demolición al Ministerio de Cultura, enfatizando que era la única solución para preservar la integridad del patrimonio.
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