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Xbox Series S, análisis: la puerta de entrada a la nueva generación juega bien sus bazas para conseguir que sus virtudes nos enamoren

John Tones y Juan Carlos López

Xbox Series S tiene sentido. Esta consola no es simplemente una Xbox Series X a la que los ingenieros de Microsoft le han quitado todo aquello que permite recortarla para hacerla más barata. Sí, es 200 euros más económica que las máquinas de nueva generación más ambiciosas, pero ante todo es una alternativa en toda regla a Xbox Series X y PlayStation 5 con un propósito bien definido: ofrecernos una experiencia equiparable a la que nos proponen estas últimas consolas con el juego a 1080p y 1440p.

Acceder a una máquina de nueva generación desembolsando unos comedidos 300 euros es una opción a la que aquellos usuarios que no echan de menos una unidad óptica no les resultará fácil resistirse. Pero Xbox Series S no es solo una consola relativamente económica. Su ADN es exactamente el mismo de Xbox Series X, por lo que su pertenencia a la nueva generación es mucho más sólida de lo que engañosamente parece sugerirnos su precio. Esta es su principal fortaleza. Y este es nuestro análisis de una máquina que promete darnos mucho juego.

Xbox Series S: especificaciones técnicas

El componente que permite a esta consola convivir sin complejos con Xbox Series X es su CPU. Y es que el microprocesador de ambas máquinas es esencialmente idéntico. Ambos se afianzan sobre la microarquitectura Zen 2 de AMD, se fabrican utilizando fotolitografía de 7 nm y tienen exactamente las mismas especificaciones. La única característica que nos permite diferenciarlos es que los ocho núcleos de la CPU de Xbox Series S trabajan a una frecuencia de reloj de 3,6 GHz, y no a los 3,8 GHz del procesador de Series X. Incluso tienen algo más en común: cuando entra en acción la tecnología SMT la frecuencia de reloj de ambas CPU se reduce ligeramente.

La potencia gráfica de Xbox Series S ha sido dimensionada por los ingenieros de Microsoft para reducir el precio de esta consola sin degradar su capacidad de renderizar los juegos a 1440p

Que las dos Xbox de nueva generación compartan procesador responde a la necesidad de facilitar a los desarrolladores el traslado de sus juegos a ambas máquinas con relativa facilidad, algo que sería mucho más complicado si la CPU de Xbox Series S fuese sensiblemente menos capaz que la de Series X. Primer punto importante a favor de la más económica de estas consolas. Sin embargo, si nos ceñimos a la lógica gráfica sí encontramos diferencias muy relevantes entre ambas máquinas, lo que nos recuerda que Series X ha sido ideada para jugar a 4K y Series S apuesta por el juego a 1080p y 1440p.

El procesador gráfico de ambas Xbox está encapsulado junto a la CPU en un mismo circuito integrado, y el de Series S también se erige sobre la microarquitectura RDNA 2, al igual que el de Series X. Sin embargo, tiene menos unidades de cálculo que este último (20 frente a 52) y trabaja a una frecuencia de reloj algo más reducida (1,565 GHz frente a 1,825 GHz). Estas modificaciones han sido dimensionadas por los ingenieros de Microsoft para reducir el precio de Xbox Series S sin degradar su capacidad de renderizar los juegos a 1440p con garantías. A lo largo de este artículo descubriremos si la experiencia que nos propone esta consola es equiparable a la que nos promete Xbox Series X.

La flamante Xbox Series S es mucho más compacta y estilizada que la Xbox original. Estas dos máquinas reflejan con claridad la evolución que ha experimentado el diseño de las consolas de Microsoft.

La memoria principal de Xbox Series S tiene una capacidad de 10 GB, y es de tipo GDDR6. La comunicación con la APU la lleva a cabo utilizando un bus de 128 bits, aunque no todo el mapa de memoria trabaja con un mismo ancho de banda. 8 de esos 10 GB alcanzan una velocidad de transferencia de 224 GB/s, mientras que los 2 GB restantes se conforman con unos más modestos 56 GB/s. Eso sí, el rendimiento del sistema de entrada y salida de Xbox Series S es idéntico al de Series X, por lo que, al igual que en esta última consola, alcanza los 2,4 GB/s con datos sin comprimir y los 4,8 GB/s con datos comprimidos.

Xbox Series S incorpora una unidad SSD con una capacidad de 512 GB, pero su espacio útil es de solo 364 GB, lo que limita mucho los juegos que podemos mantener instalados en la consola

Microsoft ha resuelto el almacenamiento secundario de esta consola recurriendo a una unidad SSD con interfaz NVMe, y sin duda es un acierto debido a que su rendimiento se habría visto comprometido si con el propósito de abaratarla se hubiesen decantado por un disco duro mecánico. El punto más débil de esta unidad de estado sólido es que tiene una capacidad de 512 GB, y, en la práctica, el espacio que podemos utilizar los usuarios para instalar juegos y aplicaciones es de solo 364 GB. Es evidente que tendremos que hacer malabarismos para aprovechar este espacio al máximo, o bien recurrir a una de las caras tarjetas de expansión de Seagate de 1 TB que cuestan la friolera de 249 euros (casi tanto como la propia Xbox Series S), o a una unidad de almacenamiento externo con interfaz USB 3.1.

La edición «All-Digital» de Xbox One S fue la primera incursión de Microsoft en el terreno de las consolas sin unidad óptica, y Xbox Series S sigue ese mismo camino. Para los usuarios que no sienten apego por el formato físico la ausencia de este componente no representará un problema, pero es probable que algunos jugones a los que les gusta coleccionar sus juegos en físico descarten esta consola por esta razón. La tabla que tenéis justo debajo de estas líneas recoge las especificaciones completas de Xbox Series S, pero también hemos decidido incluir en ella las características de Xbox Series X, Xbox One X, PlayStation 5 y PlayStation 4 Pro para poner en contexto con más facilidad qué nos propone esta nueva máquina de Microsoft.

XBOX SERIES S XBOX SERIES X XBOX ONE X PLAYSTATION 5 PLAYSTATION 4 PRO
CPU Procesador de 8 núcleos a 3,6 GHz personalizado con microarquitectura AMD Zen 2 y fotolitografía de 7 nm Procesador de 8 núcleos a 3,8 GHz personalizado con microarquitectura AMD Zen 2 y fotolitografía de 7 nm Procesador de 8 núcleos a 2,13 GHz personalizado con microarquitectura AMD Jaguar y fotolitografía de 16 nm Procesador de 8 núcleos a hasta 3,5 GHz (frecuencia variable) personalizado con microarquitectura AMD Zen 2 y fotolitografía de 7 nm Procesador de 8 núcleos a 2,13 GHz personalizado con microarquitectura AMD Jaguar y fotolitografía de 16 nm
GPU Procesador gráfico personalizado con 20 unidades de cálculo a 1,565 GHz, microarquitectura AMD RDNA 2 y 4 TFLOPS Procesador gráfico personalizado con 52 unidades de cálculo a 1,825 GHz, microarquitectura AMD RDNA 2 y 12 TFLOPS Procesador gráfico personalizado con 40 unidades de cálculo a 1,172 GHz, microarquitectura AMD GCN con características de Polaris y 6 TFLOPS Procesador gráfico personalizado con 36 unidades de cálculo a hasta 2,23 GHz (frecuencia variable), microarquitectura AMD RDNA 2 y hasta 10,28 TFLOPS Procesador gráfico personalizado con 36 unidades de cálculo a 911 MHz, microarquitectura AMD GCN con características de Polaris y 4,20 TFLOPS
MEMORIA 10 GB GDDR6 con bus de 128 bits 16 GB GDDR6 con bus de 320 bits 12 GB GDDR5 con bus de 256 bits 16 GB GDDR6 con bus de 256 bits 8 GB GDDR5 con bus de 256 bits + 1 GB DDR3
ANCHO DE BANDA DE LA MEMORIA 8 GB a 224 GB/s y 2 GB a 56 GB/s 10 GB a 560 GB/s y 6 GB a 336 GB/s 12 GB a 326 GB/s 16 GB a 448 GB/s 8 GB a 217,6 GB/s
RENDIMIENTO DE E/S 2,4 GB/s (datos sin comprimir) y 4,8 GB/s (datos comprimidos) 2,4 GB/s (datos sin comprimir) y 4,8 GB/s (datos comprimidos) 120 MB/s 5,5 GB/s (datos sin comprimir) y hasta 9 GB/s (datos comprimidos) n.d.
ALMACENAMIENTO INTERNO Unidad SSD personalizada de 512 GB con interfaz NVMe Unidad SSD personalizada de 1 TB con interfaz NVMe Disco duro mecánico de 1 TB Unidad SSD personalizada de 825 GB con interfaz propietaria Disco duro mecánico de 1 TB
UNIDAD ÓPTICA No Lector de Blu-ray 4K Lector de Blu-ray 4K Lector de Blu-ray 4K Lector de Blu-ray Disc
SONIDO Dolby Digital 5.1, DTS 5.1, Dolby TrueHD con Atmos y LPCM de hasta 7.1 canales Dolby Digital 5.1, DTS 5.1, Dolby TrueHD con Atmos y LPCM de hasta 7.1 canales Dolby Digital 5.1, DTS 5.1, Dolby TrueHD con Atmos y LPCM de hasta 7.1 canales Tecnología de audio 3D Tempest DSP basado en AMD TrueAudio
CONECTIVIDAD 1 x HDMI 2.1, 3 x USB 3.1 Gen 1, 1 x Gigabit Ethernet y ranura para tarjetas de expansión Seagate de 1 TB 1 x HDMI 2.1, 3 x USB 3.1 Gen 1, 1 x Gigabit Ethernet y ranura para tarjetas de expansión Seagate de 1 TB 1 x HDMI 2.0b (salida), 1 x HDMI 1.4b (entrada), 3 x USB 3.0, 1 x S/PDIF, 1 x salida de infrarrojos y 1 x Gigabit Ethernet 1 x HDMI 2.1, 2 x USB 3.1, 1 x USB 2.0, 1 x USB 3.1 de tipo C, 1 x Gigabit Ethernet y 1 x ranura PCIe 4.0 M.2 interna para ampliación de almacenamiento SSD 1 x HDMI 2.0b, 3 x USB 3.1 Gen 1, 1 x conector auxiliar, 1 x salida digital óptica y 1 x Gigabit Ethernet
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA WiFi 802.11ac
Conexión de radio de doble banda para accesorios
WiFi 802.11ac
Conexión de radio de doble banda para accesorios
WiFi 802.11ac
Conexión por infrarrojos
WiFi 6
Bluetooth 5.1
WiFi 802.11ac
Bluetooth 4.0
DIMENSIONES 65 x 151 x 275 mm 151 x 151 x 301 mm 300 x 240 x 60 mm 390 x 104 x 260 mm 295 x 55 x 327 mm
PESO 1,92 kg 4,44 kg 3,8 kg 4,5 kg 3,3 kg
PRECIO 299 euros 499,90 euros 434,99 euros 499,90 euros 409,99 euros

Xbox Series S no es solo la Xbox más compacta; también es la más estilizada

Las dos consolas de Microsoft tienen aspecto de pertenecer claramente a la misma familia, pero la más pequeña de las dos busca quizás también la diferenciación clara de su hermana mayor (curiosamente, una estrategia diametralmente opuesta a la que ha seguido Playstation con su consola sin disco). Es algo más pequeña (27,5 cm de largo, 6,5 cm de grosor y 15,1 cm de fondo) y más ligera (algo menos de dos kilogramos de peso, lo que la convierte en una de las consolas de sobremesa más ligeras de los últimos tiempos, quitando las de Nintendo).

Exhibe un color blanco de una limpieza inmaculada, con el cuerpo adornado por una rejilla de ventilación negra, circular y que, sin ningún disimulo, se exhibe en uno de sus laterales, hermanándola cromáticamente con la Series X. La impresión general es el de una consola estable y ligera, y sus ventajas más claras son paralelas a las de Xbox Series X: también puede colocarse apoyada sobre uno de sus lados más anchos o más estrechos, lo que hace que sea fácil encontrarle un hueco entre baldas ya rebosantes de hardware o en salones necesitados de un respiro.

También comparte con Series X la fuente de alimentación interior y la ventilación silenciosa. De nuevo, su aspecto gustará más o menos según criterios personales de cada jugador, pero es indiscutible que Microsoft ha optado por la sencillez de líneas y la elegancia en el diseño. Su apuesta por alejarse de adornos luminosos barrocos o formas enrevesadas y optar por un aspecto discreto pero reconocible y muy funcional juega a favor de una consola en cuya filosofía de producto también está incluido el pasar desapercibida.

Xbox Series S, bajo nuestra lupa

Las fotografías que ilustran este artículo no dejan lugar a dudas acerca de la vocación minimalista de esta consola. La ausencia de una unidad óptica contribuye a mantener el panel frontal de Xbox Series S completamente despejado, una limpieza que solo se ve comprometida por un puerto USB 3.1 de primera generación, el botón que nos permite sincronizar los mandos y el indicador luminoso con el logotipo de Xbox que delata que la consola está encendida.

El panel trasero de Xbox Series S aglutina la mayor parte de los conectores de la consola, como es habitual. De hecho, en este terreno esta máquina no hace concesiones; su conectividad rivaliza de tú a tú con la que nos propone Xbox Series X. Como podéis ver en la siguiente fotografía de detalle incorpora un puerto Gigabit Ethernet, dos puertos USB 3.1 de primera generación (que se suman al puerto USB delantero), una salida HDMI 2.1, una ranura para tarjetas de expansión de 1 TB de Seagate y el tan necesario conector de alimentación (el transformador está integrado en el interior de la consola). Además, esta Xbox tiene WiFi 802.11ac y un enlace de radio de doble banda para los mandos y otros accesorios.

Como hemos visto en la sección de este análisis en la que hemos indagado en el diseño de esta consola, una de las señas de identidad de Xbox Series S es la enorme rejilla de color negro que acapara buena parte de la superficie del panel lateral izquierdo cuando colocamos la consola en posición vertical. El aire a temperatura ambiental accede al interior de la máquina a través de unos orificios alojados en la base del panel derecho de la consola y en el panel superior, recogiendo por convección la energía térmica disipada por los componentes de esta Xbox que más se calientan, como el SoC, los chips de memoria, la controladora de E/S o los chips Flash NAND de la unidad de estado sólido.

Sí, es muy compacta, pero mantiene el calor bajo control

Para comprobar cuáles son las secciones de esta consola que más se calientan hemos escaneado toda su superficie utilizando un termómetro digital por infrarrojos. Las medidas que recoge la tabla que publicamos debajo de estas líneas las hemos tomado en dos escenarios de uso diferentes: en baja carga (con la consola encendida y la interfaz a punto, pero sin ejecutar juegos o aplicaciones) y en alta carga (la consola ejecuta un juego muy demandante con el propósito de que esté sometida a un alto nivel de estrés).

Durante nuestras pruebas hemos utilizado un abanico amplio de juegos, pero los que hemos usado para obtener estas medidas son 'DiRT 5' en Xbox Series X y S, 'Gears 5' en Xbox One X y 'The Last of Us II' en PlayStation 4 Pro

Durante nuestras pruebas hemos utilizado un abanico amplio de juegos, pero los que hemos usado para obtener estas medidas son 'DiRT 5' en Xbox Series X y S, 'Gears 5' en Xbox One X y 'The Last of Us II' en PlayStation 4 Pro. Para delimitar el alcance de cada medida hemos dividido la superficie de la consola en varias secciones, de manera que la medida que publicamos a la izquierda de la barra inclinada refleja la temperatura máxima alcanzada en baja carga en algún punto de la superficie de esa sección, y la medida colocada a la derecha de la barra recoge la temperatura máxima alcanzada en alta carga en algún punto de la superficie de esa sección. Un apunte más: la habitación en la que hemos tomado las medidas tenía una temperatura ambiental de 21 ºC.

PRUEBAS DE TEMPERATURA XBOX SERIES S XBOX SERIES X XBOX ONE X PLAYSTATION 4 PRO
SECCIÓN 1 (PANEL LATERAL MITAD INFERIOR DERECHA) 26,5 ºC / 28,3 ºC 22,8 ºC / 25,3 ºC 34,4 ºC / 35,6 ºC 28,9 ºC / 46,5 ºC
SECCIÓN 2 (PANEL LATERAL MITAD INFERIOR IZQUIERDA) 23,6 ºC / 25,2 ºC 21,7 ºC / 22,2 ºC 30,3 ºC / 32,1 ºC 27,5 ºC / 41,4 ºC
SECCIÓN 3 (PANEL FRONTAL MITAD INFERIOR) 27,9 ºC / 28,3 ºC 26,8 ºC / 37,9 ºC 24,6 ºC / 24,4 ºC 23,3 ºC / 23,7 ºC
SECCIÓN 4 (PANEL FRONTAL MITAD SUPERIOR) 33,3 ºC / 37,9 ºC 28,4 ºC / 45,5 ºC 22,3 ºC / 22,4 ºC 22,9 ºC / 23,9 ºC
SECCIÓN 5 (PANEL LATERAL MITAD SUPERIOR DERECHA 34,9 ºC / 39,7 ºC 26,9 ºC / 40,4 ºC 27,8 ºC / 25,8 ºC 25,6 ºC / 31,1 ºC
SECCIÓN 6 (PANEL LATERAL MITAD SUPERIOR IZQUIERDA) 51,4 ºC / 60,7 ºC 27,4 ºC / 36,4 ºC 26,4 ºC / 28 ºC 25 ºC / 31,8 ºC
SECCIÓN 7 (PANEL SUPERIOR) 32 ºC / 33,4 ºC 34,8 ºC / 59,1 ºC 23 ºC / 22,7 ºC 22,3 ºC / 32,1 ºC
SECCIÓN 8 (PANEL POSTERIOR SI LA SALIDA DE AIRE CALIENTE RESIDE EN ÉL) No No 38,3 ºC / 63,2 ºC 38,6 ºC / 63,7 ºC

Como podéis ver en la siguiente imagen, la mitad inferior de la consola está sensiblemente más fría en baja carga que la mitad superior, algo previsible si tenemos en cuanta que buena parte del aire entra en la máquina por la parte inferior y se va calentando a medida que asciende. La temperatura máxima que ha alcanzado la rejilla de ventilación durante nuestras pruebas ha sido de 51,4 ºC, un valor muy razonable en una consola en cuyo interior late una CPU de última generación diseñada para trabajar a 3,6 GHz (esta frecuencia se reduce 200 MHz cuando entra en acción la tecnología SMT), entre otros componentes que también disipan una cantidad de energía en forma de calor en absoluto despreciable.

En alta carga la temperatura de la mitad inferior de la consola se incrementa tímidamente, pero la mitad superior sufre un incremento más acusado, algo totalmente coherente cuando estamos ejecutando un juego tan exigente con el hardware como lo es el nuevo 'DiRT 5'. En este escenario de uso la rejilla del panel izquierdo de la máquina alcanzó durante nuestras mediciones una temperatura máxima de 60,7 ºC, un valor absolutamente meritorio en una máquina muy compacta que en ningún momento ha dado síntomas de inestabilidad provocada por un posible sobrecalentamiento. Durante los próximos meses continuaremos poniéndola a prueba con los juegos para las nuevas Xbox que irán llegando, pero nuestras impresiones iniciales nos invitan a concluir que Microsoft ha logrado poner a punto un sistema de refrigeración eficiente capaz de mantener bajo control la temperatura de los componentes de esta consola que más se calientan.

Es muy silenciosa incluso bajo estrés intenso

Para medir el ruido generado por Xbox Series S hemos recurrido a los mismos escenarios de uso que hemos definido en la sección anterior del artículo: baja carga y alta carga. Para llevar a cabo las medidas hemos utilizado un sonómetro Velleman DVM805 cuyo micrófono ha quedado colocado en posición perpendicular a 2 cm de la rejilla de salida del aire caliente de las consolas y, en el caso en particular de Xbox Series S, alineado con el eje de rotación del ventilador alojado en la parte superior del panel izquierdo de esta máquina.

Xbox Series S es la consola más silenciosa de todas las máquinas que hemos enfrentado en este test

Como podéis ver en la siguiente tabla, Xbox Series S es una consola muy silenciosa tanto en baja carga como en alta carga. De hecho, es la más silenciosa de todas las máquinas que hemos enfrentado en este test, aunque lo cierto es que las tres consolas de Microsoft son lo suficientemente silenciosas para que su ruido quede enmascarado por la banda sonora de los juegos.

El patito feo en este test es PlayStation 4 Pro, una consola que bajo estrés roza los 59 dB, un nivel de presión sonora elevado que puede llegar a ser molesto. Y eso que la PS4 Pro que hemos utilizado en estas pruebas tiene menos de 20 horas de uso, por lo que su sistema de refrigeración está libre de polvo y en perfecto estado.

PRUEBAS DE EMISIÓN DE RUIDO XBOX SERIES S XBOX SERIES X XBOX ONE X PLAYSTATION 4 PRO
BAJA CARGA DE TRABAJO 37,3 dB 38,8 dB 39,2 dB 40,6 dB
ALTA CARGA DE TRABAJO 39,4 dB 42,3 dB 42 dB 58,8 dB

Tests de consumo y tiempos de inicio y apagado

La tercera prueba a la que hemos sometido a Xbox Series S ha consistido en medir su consumo máximo tanto en baja carga como en alta carga utilizando un consumómetro. En el primero de estos escenarios de uso ha arrojado unos comedidos 39,5 vatios, y en alta carga unos muy razonables 95,5 vatios. De hecho, nos ha sorprendido tanto que su consumo sea tan comedido bajo estrés que hemos repetido la prueba con múltiples juegos, y en la mayor parte de ellos ni siquiera excede los 90 vatios de consumo máximo. Será interesante seguir poniéndola a prueba con otros títulos en el futuro para comprobar si este resultado se consolida definitivamente.

PRUEBAS DE CONSUMO XBOX SERIES S XBOX SERIES X XBOX ONE X PLAYSTATION 4 PRO
BAJA CARGA DE TRABAJO 39,5 vatios 58,2 vatios 72,3 vatios 38,6 vatios
ALTA CARGA DE TRABAJO 95,5 vatios 200,8 vatios 191,7 vatios 171 vatios

Por último, como podéis comprobar en la siguiente tabla, los tiempos de inicio y apagado de Xbox Series S son prácticamente clavados a los de Xbox Series X y Xbox One X, y claramente inferiores a los de PlayStation 4 Pro. No obstante, es importante que tengamos en cuenta que para medir el tiempo que invierten en apagarse hemos esperado hasta que cada consola se apaga completamente. No nos hemos conformado con contabilizar el tiempo que transcurre hasta el instante en el que dejan de enviar la señal de vídeo al televisor o el monitor al que las hemos conectado. Es importante tenerlo en cuenta porque el apagado completo se prolonga durante bastante más tiempo.

TIEMPOS DE INICIO Y APAGADO XBOX SERIES S XBOX SERIES X XBOX ONE X PLAYSTATION 4 PRO
TIEMPO DE INICIO (HASTA PANTALLA DE IDENTIFICACIÓN O CARGA DE LA INTERFAZ) 3,15 s 3,08 s 3,15 s 26,63 s
TIEMPO DE APAGADO (HASTA DESCONEXIÓN COMPLETA) 10,15 s 10,16 s 8,65 s 27,18 s

La elección está en nuestras manos: mejores gráficos o más FPS

Según Microsoft jugar a 1080p o 1440p con una cadencia cercana a los 120 FPS está al alcance de esta consola (veremos qué juegos nos ofrecen esta posibilidad en la práctica), pero si queremos disfrutar este modo de juego tendremos que cerciorarnos de que el panel de nuestro televisor o monitor trabaja con una frecuencia de refresco nativa de 120 Hz. No debemos olvidar que aunque Xbox Series S no es una máquina ideada para jugar a una resolución 4K nativa se puede conectar a un televisor con panel 4K UHD de última hornada sin ningún problema. De hecho, su salida HDMI implementa la norma 2.1, exactamente igual que la salida HDMI de Xbox Series X.

Aunque Xbox Series S no es una máquina ideada para jugar a una resolución 4K nativa se puede conectar a un televisor con panel 4K UHD de última hornada sin ningún problema. De hecho, su salida HDMI implementa la norma 2.1

En las consolas de nueva generación se va a consolidar sin la menor duda una elección que ya ponen en nuestras manos con frecuencia Xbox One X y PlayStation 4 Pro: la posibilidad de decidir si queremos disfrutar la calidad de imagen más alta sacrificando en cierta medida la cadencia de imágenes, o bien si preferimos tener unos gráficos menos refinados para acceder a los 60 FPS sostenidos tan añorados por tantos jugones de consola. 'DiRT 5' es uno de los juegos de última hornada que hemos podido probar en Xbox Series S, y pone en nuestras manos esta elección.

La captura que podéis ver debajo de estas líneas la hemos tomado recurriendo al modo de 'DiRT 5' en Xbox Series S que prioriza la calidad de imagen, y no la tasa de imágenes. La porción de la imagen que podéis ver es un recorte procedente de una ampliación al 300% de la captura, y su nivel de detalle es alto a pesar de que el motor del juego no está renderizando a 2160p.

La segunda captura la hemos tomado de la misma forma que la imagen anterior, pero habilitando esta vez desde el menú de ajustes de 'DiRT 5' la opción que prioriza la frecuencia de fotogramas, y no la calidad de imagen. La calidad gráfica sigue siendo alta, pero, como podéis ver, el nivel de detalle se resiente ligeramente y aparecen algunos bordes dentados (aliasing) que no estaban presentes en la captura anterior. Eso sí, disfrutar este juego con una cadencia de imágenes elevada es una delicia porque la conducción es más suave y los escenarios discurren con una continuidad mayor. Como es lógico, elegir un modo u otro depende de las preferencias de cada usuario.

El mando de control: idéntico en todo al de Xbox Series X

No nos vamos a extender demasiado en las características del mando: podéis encontrar un análisis más exhaustivo en nuestra revisión de Xbox Series X, porque el controlador es literalmente el mismo. Solo difiere en el aspecto: en este el cuerpo es de color blanco, a juego con la consola, pero es idéntico en todo lo demás, lo que incluye obviamente la posibilidad de funcionar sin problemas tanto en la mencionada Series X como en Xbox One.

El mando de Xbox Series X y S es casi una declaración de la vocación continuista de la consola. Es prácticamente idéntico al de Xbox One (solo sensiblemente más pequeño), que a su vez era una evolución de un estilo de controlador que se ha mantenido muy fiel a sus orígenes, el pad de la primera Xbox. Como siempre, cruceta a la derecha del stick izquierdo, y peso y sensaciones generales similares a los mandos tradicionales de Microsoft en cuanto al recorrido y resistencia de botones y sticks.

Las diferencias con anteriores mandos de Xbox están en el tratamiento de algunas superficies, algo heredado del mando Elite de Xbox One. Los gatillos tienen unas minúsculas protuberancias y la zona que se apoya en la palma de las manos es rugosa. La sensación general (también con unos bordes "afilados" donde se apoyan los dedos meñique, anular y medio) es de una forma más adaptada a las manos que su precedente, y que se asientan mejor en el agarre.

La otra gran diferencia con los otros mandos está en el nuevo botón Share, que captura imágenes y vídeos de los juegos en uso con solo pulsarlo, y van directos al móvil. En último lugar, la cruceta, con las cuatro direcciones unidas entre sí formando una especie de círculo, lo que la hace especialmente adecuada para juegos de lucha. Ya solo queda que en un futuro veamos una versión de Elite (un mando indiscutiblemente superior por su alta capacidad de personalización) para las consolas Series X y Series S. Mientras tanto, estamos ante un extraordinario pad que tendrá que hacer frente al singular volantazo que ha dado Playstation 5 en ese campo.

Software, interfaz y uso: cómo funciona Xbox Series S

De nuevo tenemos que remitirnos a nuestro análisis de Xbox Series X para los detalles a fondo de este apartado, ya que nos encontramos dos consolas idénticas en el software y el modo de acceso del jugador. La interfaz ha evolucionado del mismo modo para Xbox Series X y Xbox Series S. De hecho, también ha ido en la misma dirección en Xbox One, donde la interfaz es casi indistinguible a la de las nuevas incorporaciones a la familia Xbox.

Como con el mando, Xbox no ha querido ejecutar grandes cambios, y la nueva interfaz es más una evolución que un completo lavado de cara. Se divide en grandes bloques distribuidos en hileras consistentes en:

  • Últimos juegos y aplicaciones usadas. En este apartado de inicio hay acceso a la biblioteca de juegos, recomendaciones y otros atajos de utilidad.

  • En ocasiones, aparecerá una fila intermedia dedicada a un solo juego recomendado con acceso a Store y otra información.

  • La siguiente gran categoría es el Game Pass, con acceso al propio entorno y su biblioteca de juegos, distintos destacados agrupados por temas o recomendaciones sueltas y otros enlaces de utilidad vinculados al servicio. La posición privilegiada de esta sección deja bien clara la importancia que le otorga Microsoft.

  • Store, con atajos a distintas recopilaciones, géneros y últimas novedades, además de categorías para juegos gratuitos y ofertas. Un vistazo completo a la tienda desde el menú principal.

  • Finalmente, siguen categorías de menor importancia: De La Comunidad (vídeos oficiales, embajadores, amigos, clubes...) y Eventos (relativos a juegos online, de acceso directo)

Pulsando el logo de Xbox se accede a un menú lateral donde están el resto de las opciones de perfil: últimos títulos o juegos activos, información relativa a amigos y los clubes, opciones sobre grupos y chats, logros y los habituales datos de perfil, sistema, configuración, ayuda y demás.

Está claro qué orientación quiere dar Microsoft a su nueva Xbox: los juegos ante todo. La interfaz es un abanico de posibilidades de juego por distintas vías: juegos descargados, acceso a Game Pass, a la biblioteca de juegos, a la Store... y todo ello se refuerza con el Quick Resume, que es como llama Microsoft a la posibilidad de jugar simultáneamente a varios títulos, y saltar de uno a otro, retomando la partida donde se dejó, y con una pausa en torno a los ocho segundos.

Nuestras pruebas han arrojado resultados idénticos en Xbox Series X y Series S: hemos abierto ocho juegos técnicamente exigentes sin más problemas que algún tirón muy ocasional. Solo en un par de casos ('Alien Isolation', 'Table Tennis' de 360) los juegos se reiniciaban en vez de continuar donde se quedaron, pero Microsoft nos ha comentado que es un bug en el que se está trabajando. El resto de juegos testados ('Gears 5', 'DiRT 5', 'Batman Arkham Knight', 'Mortal Kombat X' entre otros) recuperan las partidas en el punto en el que se detuvieron.

De nuevo la impresión general ha sido muy positiva, y puede que acabemos modificando nuestra forma de jugar gracias a la posibilidad de tener abiertos múltiples títulos simultáneamente, con saltos prácticamente sin pausa entre ellos.

En cuanto a los tiempos de inicio y apagado de la consola, ya han sido comentados, y la impresión de velocidad se refuerza con la carga de los juegos. Todos aceleran sus tiempos de espera, y pese a la menor potencia de la consola que nos ocupa, las cifras son idénticas en Series X y Series S. Algunos ejemplos representativos:

JUEGO

ARRANQUE XBOX ONE

ARRANQUE XBOX SERIES X Y S

Mortal Kombat X

44 segundos

17 segundos

Gears 5

1 minuto 6 segundos

41 segundos

Red Dead Redemption 2

1 minuto 33 segundos

39 segundos

La baza de la retrocompatibilidad: Xbox Series S se suma a la estrategia de Microsoft

Otra categoría en la que Xbox Series S puntúa igual que Xbox Series X. En este caso, casi igual de bien, porque hablamos de una de las indiscutibles bazas fuertes de las dos consolas: las nuevas Xbox son retrocompatibles con los juegos de Xbox One y, a su vez, con la inmensa lista de juegos de Xbox y Xbox One con los que era retrocompatible dicha consola. El resultado es una inmensa biblioteca de juegos disponibles desde el primer momento.

La ausencia de unidad de disco saca a relucir la gran carencia de la retrocompatibilidad de Series S: solo puedes jugar a juegos del catálogo de otras Xbox que compres o ya tengas en digital

El problema aquí es que Xbox Series S no tiene disco. Es decir, la posibilidad de insertar un disco original de un juego de Xbox o Xbox 360 de la lista de compatibles no está a nuestro alcance, así que la retrocompatibilidad se limita a los juegos digitales de Xbox 360 o Xbox original que hayas comprado en digital. No es un tremendo inconveniente, pero sí una cuestión que hay que tener en cuenta si quieres disfrutar de tu catálogo de clásicos.

Lo que sí funcionará perfectamente en Xbox Series S son las mejoras que Microsoft ya ha anunciado que experimentarán algunos juegos, como HDR y 120 FPS. En cualquier caso, como pasa en Series X, este efectivo acceso al pasado va más allá de una mera biblioteca de juegos: es el núcleo de un catálogo sin exclusivas de momento. Se complementa perfectamente con Game Pass y su apabullante biblioteca de títulos a un precio muy económico, y conforma una apuesta ambiciosa y, sobre todo, divergente de la avalancha de exclusivas de Playstation 5. La retrocompatibilidad es la prueba de que, en este caso, Xbox piensa que permanecer fiel -aunque con sus limitaciones en Series S- a la propuesta de Xbox One es su mejor estrategia.

Xbox Series S: la opinión de Xataka

Pese a las indiscutibles similitudes en lo esencial, Xbox Series X y Xbox Series S no son la misma consola. La diferencia principal está en la ausencia de lector de blu-ray, lo que no solo elimina de un plumazo la posibilidad de jugar con copias físicas (un formato en tan clara caída libre que durante un tiempo se rumoreó que la nueva generación prescindiría por completo de lector de discos), sino parte de la capacidad multimedia de la consola. No toda, claro, porque Xbox Series S, como X, es también un potente gestor de apps que dan acceso a gran cantidad de entretenimiento audiovisual (Netflix, Amazon Prime Video, HBO y otras).

La ausencia de lector de discos también limita, y quizás esto sea más importante, las posibilidades de la retrocompatibilidad. Es una pena, porque técnicamente Series S está capacitada en la misma medida que Xbox One y Series X a ejecutar todo el catálogo de retrocompatibles, pero el jugador no podrá usar sus viejos discos para tirar de clásicos. Por supuesto, no es un inconveniente mayor, y ahí está la Store para suplir esa pequeña deficiencia. Si el jugador no está interesado en juegos en formato físico (ojo, ni siquiera los que haya adquirido para Xbox One), la cosa no es un problema definitivo.

La estrategia de Microsoft en torno a Game Pass queda perfectamente reflejada en Series S. Ese catálogo sí que está del todo disponible para el jugador, del mismo modo que lo está el juego en streaming en dispositivos portátiles. Son dos bazas que multiplican las posibilidades, y que son las que le interesan potenciar a Microsoft, a falta durante unos meses de exclusivas potentes (que sin duda llegarán tras las últimas adquisiciones de estudios y publishers)

Pero... ¿qué pasa con las limitaciones técnicas? Sin duda, el jugador más avezado y que quiera tecnología punta para su consola encontrará ciertos inconvenientes: es una consola claramente menos potente en términos visuales que Xbox Series X, y aunque en gestión de recursos y rendimiento sigue siendo un aparato muy competitivo y pura next-gen, Series S puede encontrarse con algún problema si el tamaño y ambición de los juegos sigue creciendo.

Por ejemplo, recientemente conocíamos que el nuevo 'Call of Duty' ocuparía 136 gbs de espacio en la consola. Es decir, nada menos que el 37% de la capacidad disponible en las Xbox Series S: si disfrutas de servicios como Game Pass con sus descargas habituales, lo más sensato en Xbox, estarás abocado o abocada a comprar un disco duro adicional para guardar algunos juegos de uso frecuente. ¿Dónde queda entonces el ahorro si optas por esta opción?

La decisión, pues, está clara: si se puede renunciar al juego en 4K a 60 o incluso 120 FPS, algo reservado para usuarios exigentes, y no te interesa la retrocompatibilidad de una librería propia de juegos en físico, Xbox Series S es una buena opción para disfrutar de los últimos videojuegos de Xbox y para disfrutar de todo el catálogo de Game Pass. La experiencia completa y la auténtica bestia que aprovecha toda la tecnología de Microsoft estará, sin embargo, en Series X.

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