El segmento de los videojuegos es frenético, y el éxito de algunos títulos deja al trasluz una de las verdades ocultas de este mercado: el ritmo de trabajo en estas producciones es descomunal.
Lo han demostrado los programadores de Fortnite, que en los últimos meses han resistido ritmos de 70 horas de trabajo semanales de forma consistente. Algunos, de hecho, apuntan a semanas con 100 horas trabajadas, una cifra que vuelve a poner de relieve este mal endémico de este segmento.
El problema de las actualizaciones constantes
La popularidad de Fortnite es inmensa, y en entrevistas realizadas a algunos de los empleados de Epic Games -la desarrolladora de este videojuego- todos ellos han confesado que durante varios meses esas jornadas de trabajo han sido interminables.
Eso ha provocado una gran tensión en diversos departamentos y "un ambiente de trabajo hostil", aseguran en Polygon, porque trabajar fuera de horas, "aunque oficialmente voluntario, era algo que la empresa esperaba" de sus empleados.
Es una instancia más del llamado "crunch", esa forma de trabajar muchas más horas al día de lo normal de forma continuada. Vimos ya un caso especialmente notorio tras el lanzamiento de 'Red Dead Redemption 2', y ahora el problema vuelve a surgir con Fortnite, que tras su lanzamiento no para de evolucionar y mejorar con actualizaciones constantes que, eso sí, hacen que el trabajo detrás de dichas actualizaciones sea brutal.
Los empleados de Epic reconocían que aunque la empresa da tiempo libre, es imposible aprovecharlo por la competitividad dentro de la plantilla: "nadie quiere ser ese tipo", aseguran algunos de los entrevistados, y la frenética inclusión de nuevas características para que Fortnite mantenga esa relevancia obliga a esas constantes actualizaciones.
Vía | Polygon
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