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Vehículos de celda de combustible: así funcionan los buses y carros con propulsión de hidrógeno

Cuando hablamos de movilidad sostenible, los carros eléctricos y los híbridos son los primeros que vienen a la mente. Pero existen otros tipos de vehículos más amigables con el medio ambiente: los propulsados por hidrógeno.

Los vehículos de celdas de hidrógeno todavía suenan como película de ciencia ficción, pero estos carros llevan años existiendo como una alternativa real a los combustibles fósiles.

¿Cómo funcionan los vehículos con celdas de hidrógeno?

Curiosamente, los carros de hidrógeno se mueven en realidad por un motor eléctrico. La diferencia está, sin embargo, en que los carros a base de hidrógeno utilizan celdas de combustible para generar potencia. Esto significa que, a diferencia de los carros eléctricos convencionales, no necesitan de baterías de litio para funcionar.

En el caso de los carros impulsados por hidrógeno, el combustible es –valga la redundancia– hidrógeno que reacciona con oxígeno. El único producto de esta reacción es vapor de agua, por lo que es extremadamente limpia comparada con los motores de combustión a gasolina.

Dado que estos carros tienen un motor eléctrico, en inglés se les suele denominar como Fuel cell electric vehicles (FCEV). Cada vehículo tiene varias celdas compuestas por un ánodo, un cátodo y un catalizador que provoca la separación de los electrones y protones del gas de hidrógeno que entra.

En el N Vision 74 de Hyundai el motor eléctrico está en la parte delantera y los tanques de hidrógeno en la parte trasera.

Los electrones del hidrógeno son removidos y enviados al circuito para darle energía al motor eléctrico, para luego combinarse con el oxígeno y producir vapor de agua, que sale por el exhosto.

Una ventaja es que la energía producida por la separación del hidrógeno puede tener dos usos principales. El primero es que puede ir directamente a darle potencia al motor eléctrico, pero también puede ser almacenada en baterías de litio para uso posterior.

En una subida muy inclinada, por ejemplo, puede que la energía de hidrógeno no sea suficiente y que la energía guardada en las baterías entre en funcionamiento para generar más torque.

¿Cómo se recargan?

El rango y la recarga de estos vehículos son dos de las ventajas más grandes que tienen frente a los carros eléctricos convencionales.

En primer lugar, su rango empieza alrededor de los 500 km por carga y puede llegar incluso hasta los 650 km. Si tenemos en cuenta que el promedio de los carros eléctricos está entre 350 y 400 km, vemos que la propulsión por hidrógeno lleva una ventaja considerable.

La segunda ventaja es la carga. Estos vehículos pueden ser cargados totalmente en alrededor de 5 o 10 minutos, lo que los hace mucho más convenientes que los eléctricos, que en algunos casos pueden tomar horas para cargar. El combustible en este caso es simplemente hidrógeno presurizado.

Dado que el hidrógeno puede ser altamente inflamable, estos tanques de hidrógeno suelen estar altamente protegidos con paredes recubiertas y a prueba de choques.

¿Qué dificultades tienen?

Si bien los vehículos propulsados por hidrógeno suenan como la combinación perfecta, existen algunos detalles que no les permiten todavía ser tan populares como otras alternativas.

En primer lugar, el costo por tanque de hidrógeno es mucho más alto que con gasolina. Pese a que el hidrógeno es el elemento más abundante en el planeta, su refinamiento para convertirlo en combustible es todavía relativamente complejo.

De la misma forma, si bien el carro puede no tener emisiones, también es necesario evaluar cómo se están refinando los tanques de hidrógeno. El ‘hidrógeno verde’ hace referencia justamente a hidrógeno que ha sido refinado usando electricidad de fuentes renovables.

N Vision 74, el concepto de hidrógeno de Hyundai para el futuro. Tiene 670 caballos de potencia y velocidades por encima de los 250 km/h.

De la misma forma, y al igual que los carros eléctricos, el mayor obstáculo actualmente es la infraestructura. Los carros de hidrógeno necesitan puntos de carga al igual que los de gasolina y eléctricos para poder extender su popularidad.

En Estados Unidos, por ejemplo, el gobierno planea tener 1.000 estaciones de carga de hidrógeno para 2030, pero es un número que palidece frente a las más de 100.000 estaciones eléctricas de carga que existen actualmente en ese país.

Por último, el costo de los vehículos también es una desventaja. Los vehículos impulsados por hidrógeno tienden a ser más caros que los eléctricos convencionales, que de por sí también son mucho más caros que un carro a combustión.

Sin embargo, el hidrógeno puede que encuentre su mejor aplicación en usos como el transporte masivo o de carga, que muchas veces tienen infraestructura propia. 

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