Este está siendo un año de pesadilla para Boeing: los dos trágicos accidentes de sus Boeing 737 MAX descubrieron un error fatal en el software MCAS. Se prohibió volar a estos aviones en todo el mundo, y desde entonces Boeing está tratando de solucionar el problema y sufriendo mientras muchas consecuencias a nivel económico y de reputación de marca.
Esas soluciones no parecen estar convenciendo a la industria, y de hecho la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha indicado que tendrá que realizar sus propias pruebas con las medidas tomadas por Boeing; no le servirá que la FAA estadounidense haya dado el visto bueno, algo lógico teniendo en cuenta que este organismo fue parte del problema al no hacer un buen trabajo de validación original.
La EASA no se fía de la FAA
Como explican en Simple Flying, los responsables de la EASA no se fían ya del criterio de la FAA, algo que sí hacían hasta que se produjo el doble desastre. Patrick Ky, director ejecutivo de este organismo, explicaba en su presentación al comité de transporte del Parlamento Europeo (aquí en PDF) cuál era la situación y qué condiciones debían cumplirse para que la EASA permita volar de nuevo al 737 MAX.
La EASA establece cuatro condiciones para dar el visto bueno a estos aviones:
- Sin delegación: los cambios de diseño propuestos por Boeing deben ser aprobados por la EASA.
- Una revisión más amplia: La EASA desea que se lleve a cabo una "revisión de diseño independiente adicional y más amplia".
- Un entendimiento total: La EASA quiere asegurarse de que ambas colisiones se entiendan completamente.
- Entrenamiento para la tripulación: La agencia exige que todas las tripulaciones del Boeing 737 MAX estén adecuadamente entrenadas y formadas.
Para comprobar el correcto funcionamiento de todos los sistemas, incluido el MCAS actualizado, la agencia europea quiere que Boeing demuestre el comportamiento del avión durante maniobras poco usuales y extremas. Hay también planes para que representantes de este organismo puedan probar el avión en vuelo durante una semana en los simuladores de Boeing.
El 22 de mayo la agencia comunicó a Boeing 70 puntos de evaluación de los sistemas y por ahora no parece contenta con los progresos que está haciendo Boeing a la hora de dar respuesta a todas esas peticiones. De hecho hemos visto cómo al avión se le han detectado más fallos de los encontrados originalmente, lo que complica la situación de Boeing.
Esto podría suponer aún más retrasos para la vuelta a los cielos de los 737 MAX, que Boeing esperaba volver a poder hacer despegar a principios de 2020. Puede que algunos aviones puedan hacer vuelos locales en Estados Unidos con el visto bueno de la FAA allí antes de que acabe el año, pero que dichas operaciones se extiendan a nivel global es harina de otro costal.
La falta de un criterio unificado por parte de las diversas agencias nacionales e internacionales está añadiendo aún más problemas a la situación. El director general de la International Air Transport Association (IATA), Alexandre de Juniac, explicaba preocupado que "vemos una discrepancia que va en detrimento de la industria".
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