Quién es Didi Chuxing, el gigante del transporte chino que "se comió" a Uber en el gigante asiático

En Occidente conocemos ya bien a empresas como Uber, Lyft o Cabify, verdaderos referentes en ese nuevo segmento de la movilidad. A la que no conocemos tanto es a Didi Chuxing Technology, más conocida como DiDi y que se ha convertido en absoluta protagonista en China, donde su dominio es tal que acabó comprando la división de Uber en Uber en agosto de 2016 por 35.000 millones de dólares.

Aunque DiDi opera sobre todo en China, desde hace tiempo ha iniciado su expansión en países como México -lo saben bien nuestros compañeros de Xataka México-, Japón o Australia, y está invirtiendo mucho en ámbitos como el del coche autónomo. Así es el gigante chino de la nueva movilidad.

Orígenes y crecimiento

Cheng Wei llevaba ocho años trabajando en la división de pagos móviles de Alibaba, Alipay, en China, cuando en 2012 decidió crear Didi Cache, una aplicación que imitaba los servicios de movilidad de Uber y sus competidoras y que comenzaba a plantear una plataforma similar en el gigantesco país asiático.

El lanzamiento de la empresa estuvo apoyado por Tencent, que invirtió 15 millones de dólares para impulsarla. Durante sus primeros años este servicio compitió con Kuaidi Dache, en la que Alibaba Group había invertido.

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Ambas compitieron por dominar el mercado y recibieron fuertes inversiones, pero acabaron uniendo fuerzas y se fusionaron. Así nació Didi Kuaidi. Aunque aquella empresa dominño el segmento en China desde el principio comenzó a ver cómo otras empresas trataron de competir de forma muy agresiva.

La china Yidao Yongche lo intentó, pero también lo hizo Uber, que inició sus operaciones en 2015 pero que a principios de 2016 reconoció que la batalla le estaba saliendo muy cara: perdían 1.000 millones al año para competir con DiDi, según su CEO en esa época, Travis Kalanick.

La guerra les estaba saliendo muy cara a ambas partes, así que acabaron firmando la paz: DiDi compró la división de Uber en China por 35.000 millones de dólares -a cambio, Uber se hizo con el 5,89% del conglomerado-, lo que acabó convirtiendo a la nueva y reforzada empresa China en un gigante aún mayor.

Esas operaciones de inversión en competidores no se pararon ahí: desde 2015 DiDi invirtió en otras como Grab, Lyft, Ola, 99 o Bolt (Taxify) en distinta medida para consolidar su posición en el mercado y, en algunos casos, lograr iniciar sus operaciones en otros países. La empresa ya ha iniciado a operar en diversas ciudades de México, además de en Japón, Australia, Chile o Colombia.

Es lo que ocurrió por ejemplo con 99, que dominaba el mercado en Brasil y que adquirió a principios de 2018 por 1.000 millones de dólares.

La valoración de la empresa siguió creciendo como la espuma: rondas de inversión como la de abril de 2017 en la que consiguieron 5.500 millones de dólares más para desarrollar su negocio -y su división de tecnologías de inteligencia artificial, sobre todo- hizo que esa valoración se estimase en 50.000 millones de dólares.

La empresa afirma ofrecer sus servicios a 550 millones de usuarios en total en nada menos que 1.000 ciudades gracias tanto a su operativa propia como a los acuerdos con diversos rivales.

Avalancha de servicios (y graves polémicas)

La revolución del transporte urbano es el objetivo de un gigante que comenzó compitiendo con un servicio básico pero que luego ha ido diversificando su plataforma para ofrecer numerosas alternativas.

Al servicio básico, DiDi Express, se le unen versiones como DiDi Premier para usuarios con más exigencias en cuanto al vehículo utilizado o los servicios opcionales. Hay una tercera alternativa, DiDi Luxe, con conductores profesionales y coches también de alta gama pero con un servicio más orientado a trayectos planificados con mayor margen de tiempo.

A esos servicios se les une DiDi Taxi, que permite pedir un taxi convencional desde la misma aplicación de DiDi, o la solución para empresas, DiDi Enterprise Solutions. La compañía ha querido entrar en otros tipos de transportes y también ofrece su plataforma para alquilar los servicios de transporte en autobús, o el llamado DiDi Designated Driving, que hace que un conductor acuda donde está tu coche para actuar como chófer si lo necesitas.

No todas las alternativas funcionaron igual de bien, y en mayo de 2018 la empresa tuvo graves problemas con su servicio Hitch de transporte social: una mujer fue asesinada por su conductor. Hubo un segundo caso similar en agosto de ese mismo año, lo que provocó que DiDi suspendiera el servicio poco después y lo relanzara con medidas de seguridad especiales.

Invirtió 290 millones de dólares en un servicio de atención al cliente y ahora plantea el relanzamiento de un servicio que se ha cuidado especialmente: tras los asesinatos eliminó a 300.000 conductores de su plataforma e invirtió en la mejora del software, educación y formación de los futuso conductores.

La inteligencia artificial y el coche autónomo, las próximas fronteras

Esa expansión geográfica se complementa con el desarrollo de nuevas áreas de negocio muy enfocadas al futuro. La firma se alió recientemente con BP en China para poner en marcha una gigantesca infraestructura de recarga de coches eléctricos, y el acuerdo llega tras otro que DiDi firmó con Toyota hace 2 semanas en el que recibió 600 millones de dólares de inversión.

La empresa presume de ser la plataforma del mercado con más vehículos eléctricos operando: hasta 600.000 en todas las zonas geográficas en las que opera. En enero de 2019 firmó un acuerdo con Beijing Electric Vehicle Co. para impulsar este mercado, pero en realidad la apuesta de futuro es otra.

Se trata, cómo no, de la inteligencia artificial y su aplicación a sus vehículos. La firma lleva mucho tiempo invirtiendo en este segmento y es mucho más que el "Uber chino". Ha fundado ya tres centros de investigación en IA (uno de ellos en Silicon Valley), cuenta con 700 empleados y está trabajando en varias plataformas que de hecho van más allá del coche autónomo.

Por ejemplo, en DiDi Smart Transportation Brain, un sistema de captación de datos que permita gestionar el tráfico de las ciudades con "semáforos inteligentes" que puedan adaptarse a ese tráfico gracias a la información recibida.

La división de inteligencia artificial tiene tanta entidad que se ha convertido en una empresa independiente. SoftBank ha sido partícipe del nacimiento de esta nueva compañía que tratará de competir con otro de los gigantes en este ámbito en China, Baidu, que parece llevar ventaja al menos en cuanto a kilómetros recorridos para el entrenamiento de estos vehículos en China.

La idea, como la de esfuerzos como los de Uber, es la de lograr lanzar los llamados "robo-taxis", taxis autónomos que no necesiten de conductor y que plantean una de las grandes revoluciones del segmento y una de las primeras aplicaciones prácticas de estos vehículos.

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