El Gobierno de Malasia ha iniciado un programa piloto para la instalación de etiquetas RFID en los vehículos matriculados en este país, algo que teóricamente permitirá el seguimiento de los delitos y el control del tráfico, pero que vuelve a despertar el debate sobre la privacidad. La información sobre la localización estará cifrada y se han hecho promesas sobre el respeto a esa privacidad de los conductores, pero las dudas son inevitables.
Sobre todo porque es difícil -por no decir imposible- garantizar que las autoridades no utilizarán esos datos en otras situaciones. La NSA lleva haciéndolo años, y no es la única agencia que nos espía a través de todo tipo de dispositivos. El seguimiento de los vehículos vía etiquetas RFID efectivamente podría ayudar en ciertas áreas, pero la gestión de esa información debe estar muy controlada.
Muchas ventajas, pero también serios inconvenientes
De hecho hay múltiples escenarios en los que este tipo de etiquetas RFID podrían ser útiles para consumidores, industria y autoridades. La posibilidad de realizar pagos inalámbricos desde el coche en parkings o peajes, la detección de excesos de velocidad, la trazabilidad de los vehículos por parte de los fabricantes para tener un control mucho más detallado de dónde acaban sus coches.
También sería posible evitar los robos de gasolina (irse sin pagar), mejorar los servicios de alquiler o de reparación de vehículos (que contarían con "historiales" si el propietario del coche da derecho a ello), seguimiento de accidentes y otras muchas situaciones. El acceso a esos datos y su gestión es como siempre preocupante: ¿quién tendrá acceso a los desplazamientos y el lugar en el que se encuentra nuestro coche en cada momento? ¿Bajo qué circunstancias y qué tipo de requisitos deberían cumplirse para que las autoridades -por ejemplo- pudieran tener acceso a esos datos?
Las dudas surgen de nuevo en ese futuro hiperconectado que se nos plantea. En el caso de Malasia hay otro dato interesante: aquellos que no quieran tener etiqueta en su coche no podrán hacer nada. Intentar deshacerse de ella o modificarla hará que se transmita una alarma a las autoridades. El mes de octubre comienzan las pruebas de un proyecto que podría extenderse a los vehículos matriculados en todo el país e incluso a los extranjeros de países vecinos (Tailandia, Indonesia, Brunei) que circulen por sus carreteras.
Vía | TechDirt
Más información | The Sun Daily
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