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Un DeLorean autónomo que derrapa es la mejor forma de demostrar lo seguros que son estos sistemas según ingenieros de Stanford

¿Has creado un coche autónomo... en un DeLorean? Pues sí. Eso es justamente lo que han hecho un grupo de ingenieros de la Universidad de Stanford, que han querido demostrar cómo este sistema de conducción autónoma era capz de comportarse de forma totalmente segura incluso en situaciones peligrosas en las que necesitaba sortear obstáculos derrapando.

Para mostrar esa conducción autónoma los ingenieros convirtieron un célebre e icónico DeLorean de 1981 en un coche autónomo al que le dieron un nombre de lo más apropiado: MARTY. Hace cuatro años ya mostraban la capacidad de este coche para derrapar, pero ahora han ido más allá y han querido aplicar esa capacidad en un circuito mucho más complejo. El sistema no defraudó, y verlo en vídeo es realmente curioso.

Evitar futuros accidentes, el verdadero objetivo

La misión de estos ingenieros era la de demostrar que más allá de derrapar MARTY podía usar esa capacidad para sortear un circuito especialmente complicado sin problemas.

Los miembros del Dynamic Design Lab de la Universidad de Stanford quisieron tratar de llegar al mismo nivel de precisión en este circuito que los grandes expertos humanos de esta técnica logran en la vida real.

La idea es llamativa, pero también útil: con este tipo de aprendizaje, el sistema de conducción autónoma podrá tomar toda esa experiencia para ayudar a que algún día un coche autónomo esquive por ejemplo a un peatón que se encuentre de repente en la calzada.

Como explican los responsables de este experimento, la mayoría de los coches autónomos están preparados para superar escenarios normales de conducción: mantenerse en un carril o estar a una distancia prudencial de otros coches es lo habitual en esos coches, pero con MARTY y este experimento querían ir más allá.

"Estamos intentando desarrollar vehículos autónomos que puedan ejecutar maniobras de emergencia y que se comporten bien en superficies resbaladizas como el hielo o la nieve", comentaba uno de los ingenieros.

No solo eso, ya que además puntualizaba que: "nos gustaría desarrollar vehículos autónomos que puedan usar toda la fricción entre la rueda y la carretera para lograr que el coche sea totalmente inofensivo. Queremos que el coche sea capaz de evitar cualquier accidente evitable siguiendo las leyes de la física".

Precisamente la maniobra de derrape es la contraria a la que los conductores suelen realizar en situaciones de emergencia ya que es contraria a la lógica. Estudiar esa forma de conducción permitió al equipo de Stanford a lograr un rango más amplio de maniobrabilidad en situaciones límite, y esperan que ese aprendizaje ayude a futuros sistemas de conducción autónoma... aunque no sea es un espectacular DeLorean.

Vía | Stanford News

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