La industria automotriz compite permanentemente por el título del carro más rápido del mundo, un pulso de nunca acabar que ha llevado a los superdeportivos a alcanzar velocidades que pensábamos imposibles.
Sin embargo, no lo son, y de hecho hay margen para superar estos logros. El problema es que una cosa es clamar una velocidad récord y otra, comprobarlo.
Un carro de producción es un vehículo que se fabrica en serie para ser vendido al público general. A diferencia de los prototipos, concept cars, o los especialmente modificados para competiciones, los carros de producción deben cumplir con regulaciones de seguridad y emisiones, y están diseñados para ser utilizados en carreteras públicas.
¿Cuál es el carro más veloz del mundo?
Al inicio de esta década, los titulares de la prensa especializada le informaron al mundo que el carro de producción más rápido del planeta era el SSC Tuatara, que alcanzó la increíble velocidad máxima de 532 km/h y estableció el récord oficial de velocidad en 455,28 km/h.
El récord lo alcanzó -o eso pensábamos- en una carretera pública a las afueras de Las Vegas, el piloto Oliver Webb. Es significativo porque sería la primera vez que un carro de producción rompe la barrera simbólica de las 300 mph, o 482,8 km/h.
Para oficializarlo, se realizaron dos recorridos a máxima velocidad en direcciones opuestas: en la primera se alcanzó una velocidad de 484 km/h y en la segunda el registro fue de 532 km/h, por lo que se toma como marca la media entre ambas. Con ello, se elimina el efecto del viento o las pendientes y por eso el récord es menor que la máxima velocidad alcanzada.
Pero se trata de un título ganado no sin cierta polémica después de un primer intento en el que supuestamente se alcanzó una marca de 508,74 km/h y una velocidad máxima de 532 km/h. Irregularidades en la medición obligaron a la marca americana a repetir el intento.
Los foros de Internet y un sector de la prensa se negaron a aceptarlo. Y no ayudó que la propia empresa saliera, meses más tarde, a reconocer que, en efecto, sus cifras no eran reales.
En una publicación de Instagram, que luego borró, indicó:
"Nos gustaría reconocer oficialmente que no alcanzamos las velocidades originalmente declaradas de 331 mph o incluso 301 mph en octubre de 2020". Realmente se nos rompió el corazón como empresa al enterarnos de que no alcanzamos esta hazaña, y estamos en un esfuerzo continuo para romper la barrera de las 300 mph de manera transparente, oficial e indudable".
El SSC Tuatara puede lograr de 0 a 100 km/h en tan solo 2,5 segundos. Este superdeportivo está equipado con un motor V8 biturbo de 6 litros, capaz de generar 1.775 caballos de fuerza cuando se alimenta con combustible bioetanol E85. Su diseño aerodinámico avanzado, con un coeficiente de arrastre (Cx) de solo 0,279, contribuye significativamente a su increíble rendimiento en velocidad.
El precio de este “misil” puede variar según la configuración y los accesorios adicionales, pero su costo base se encuentra alrededor de los 1,6 millones de dólares, pudiendo llegar hasta 1,9 millones cuando está completamente equipado.
Innovaciones en tecnología de motores, aerodinámica avanzada, materiales ligeros y combustibles más eficientes son solo algunos de los campos en los que estas compañías están invirtiendo significativamente.
La búsqueda de la velocidad máxima no solo impulsa el desarrollo de superdeportivos, sino que también establece nuevos estándares de rendimiento y eficiencia en la industria automotriz.
Ahora, en cuanto al récord, hay otros carros que afirman -y "afirman" es aquí la palabara clave- ser más veloces. Entre ellos están el Hennessey Venom F5, el Bugatti Bolide, el Bugatti Chiron Super Sport y el Koenigsegg Jesko Absolut. Todos reclaman el título, pero todos ponen un asterisco: sus cuentas sobre la velocidad máxima que alcanzan es teórica por ahora y se basa en cálculos, no en pruebas sobre el pavimento.
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