En muchos sentidos, el Tesla Semi es la historia de dos camiones: Por un lado, la firma que lo fabricó lo describe como una revolución en el transporte de carga, con especificaciones de película. Pero, por el otro, un creciente número de voces se han levantado para preguntar si no será todo demasiado bueno para ser verdad.
Primero lo primero: el Tesla Semi es un camión eléctrico (en sentido estricto es un camión semirremolque, en el que la cabeza tractora se puede separar del remolque), con un rango estimado de 800 km y que en pruebas ha demostrado ser capaz de acelerar de cero a 96 km/h en 20 segundos. El CEO de Tesla, Elon Musk, ha cifrado el consumo de esta bestia del camino en unos impresionantes 1,7 kW h por milla recorrida y ha señalado que existe un “camino claro” hacia métricas de 1,6 o incluso 1,5.
Pero es esa clase de vaguedades lo que despierta suspicacia en los detractores del Semi, entre los que se cuentan algunos camioneros de EEUU. En particular, encuentran inadmisible la manera en que Tesla ha danzado, sin darlo, alrededor de un dato clave: el peso del vehículo.
¿Cuánta carga puede mover?
A diferencia de quien adquiere un Porsche o un Lamborghini, a quienes compran un camión no les importa realmente cuánto tiempo tardar en llegar de cero a cien. Les importa, básicamente, cuánta carga pueden transportar y cuánto tiempo pueden hacerlo sin parar.
En ambos apartados es clave conocer el peso del camión. Los datos de Tesla se han limitado a revelar un peso bruto combinado de 82.000 lb o, lo que es lo mismo, 37, 95 toneladas. Es un problema porque esa cifra combinada no deja claro cuánto corresponde a carga efectiva y cuánto al peso de la cabeza tractora, sus 3 motores y, por tratarse de un vehículo eléctrico, al de las baterías, cargadores y otros componentes.
A falta de datos ofrecidos por Tesla, expertos de la industria como John Cadogan han estimado que el tesla Semi, sin la carga, puede pesar entre 17,5 y 19 toneladas. Eso lo ubicaría en rangos de carga similares a los camiones rígidos de dos ejes, pero muy por debajo de los camiones rígidos de tres ejes, que transportan por encima de las 25 toneladas.
Para efectos de referencia, el Volvo FH Electric 6x2 con suspensión neumática pesa 11,5 toneladas, con una batería un 50 por ciento más pequeña.
Cadogan también halla difícil de aceptar la noción de que el camión eléctrico de Tesla recupera el 70 por ciento de su carga en 30 minutos, como lo afirmó la empresa tras un muy publicitado viaje de 800 km que realizó para Pepsi.
En ese momento, la firma aventuró que “cargar con electricidad es aproximadamente 2,5 veces más barato por milla que tanquear con diesel” y estimó que, con los precios actuales del combustible en California, los propietarios de sus Semis podrían ver ahorros estimados de combustible de hasta 200.000 dólares en sus primeros tres años de operación. Agregó que “con diagnósticos remotos, actualizaciones de software inalámbricas y menos piezas móviles que mantener, los operadores pasarán menos tiempo en los centros de servicio y más tiempo en la carretera”.
El problema es que con la combinación de factores que alega Cardogan, la carga útil se ve reducida y una empresa con 40 camiones necesitaría 46 Semis para realizar el mismo trabajo. Si tuviera dos conductores por camión, tendría 92 conductores en lugar de 80. La desventaja de costos se acumula, incluso frente al ahorro en combustible.
Por supuesto, también hay numerosas voces a favor de los logros de Tesla que recuerdan que los camiones que reemplazarían vehículos como el Semi representan hoy alrededor del 18 por ciento de las emisiones de los vehículos estadounidenses. Los cuestionamientos a la cruzada eléctrica de Musk suelen despertar pasiones y en foros de Internet y canales de YouTube como el de Cadogan abundan las críticas a sus críticas.
Pero además de temas como el peso y la autonomía, hay otro obstáculo, quizás más inminente, en el camino a la adopción masiva de los semis de Tesla: la ausencia de estaciones de carga. Es un desafío colosal crear una infraestructura nacional para cargar megavatios, y el proceso de instalar dicha infraestructura no será ni rápido ni fácil. Por ese motivo, muchos ven en el camión de Tesla una alternativa para viajes cortos, en tareas de reparto urbano, y no necesariamente, al menos por ahora, recorriendo las autopistas interestatales.
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