Las tecnologías UHD y de puntos cuánticos están a punto de ceder buena parte de su protagonismo. Y es que la siguiente innovación en el mundo de los televisores llega pisando fuerte. De hecho, es probable que durante las próximas semanas los fabricantes que aún no se han posicionado definitivamente lo hagan para no quedarse rezagados.
El HDR ya ha llegado a las teles, y podría ser capaz de ponerlo todo «patas arriba» porque, como veremos unas líneas más adelante, involucra a buena parte de los actores de la cadena de creación y reproducción de los contenidos. Aun así, los usuarios debemos ser críticos e indagar en lo que nos ofrece no solo esta, sino todas las innovaciones, para averiguar si realmente cumplen lo prometido y son capaces de mejorar nuestra experiencia. Este es el objetivo de este post. «Diseccionar» la tecnología High Dynamic Range (alto rango dinámico).
Esto es lo que nos ofrece
En realidad, HDR no es algo nuevo. Se utiliza en fotografía desde hace años. Y también en el mundo de los videojuegos; de hecho, las tarjetas gráficas incorporan esta tecnología desde hace mucho. Su objetivo es reproducir una gama de luminancia más amplia, o, en palabras un poco más sencillas, generar más niveles de intensidad entre las zonas más oscuras y las más claras de una imagen para retener más información y ofrecernos un mayor nivel de detalle. Negros más negros. Blancos más luminosos. Algo así como un contraste «hipervitaminado» que da a las imágenes un realismo mayor que el que nos han ofrecido hasta ahora las pantallas de nuestras teles.
En fotografía para generar una imagen HDR se emplean varias capturas con diferente exposición que, una vez combinadas, nos permiten obtener una única instantánea capaz de preservar una elevada cantidad de información tanto en las regiones más oscuras como en las más claras. Esto es lo mismo que pretende ofrecernos este conjunto de técnicas aplicado al vídeo, y pinta muy bien porque, en teoría, esta mayor cantidad de información debería colocar ante nuestros ojos imágenes más parecidas a las que podemos observar en el mundo real.
Esta mejora efectiva del contraste no solo nos ofrece unos negros más profundos y unos blancos más luminosos, sino también una escala de grises más amplia que deviene en un mayor nivel de detalle en las zonas en sombra. Y, como consecuencia de estas mejoras, la reproducción del color es más precisa, por lo que los tonos deberían ser más ricos y vibrantes, sobre todo en las teles que incorporan la tecnología de puntos cuánticos. Más parecidos a los que podemos observar en el mundo real.
Pero ahora llegamos al auténtico reto de todo este asunto: para que estas mejoras sean tangibles los contenidos deben haber sido generados de forma que sean capaces de retener esta información adicional, y, además, nuestros dispositivos de visualización, sean televisores o proyectores, tienen que poder extraer estos datos y reproducirlos.
Las primeras teles ya están listas
Para que una tele sea capaz de reproducir un vídeo HDR tiene que generar una gama de brillo mucho más amplia que la que nos ofrece un televisor LED tradicional. Y la pieza clave para hacer esto posible es una tecnología de atenuación de la retroiluminación muy precisa. O bien un panel OLED, aunque hay quien defiende que esta tecnología podría no «llevarse bien» con HDR debido a su dificultad para entregar imágenes con un nivel de brillo muy alto. Lo comprobaremos tan pronto como sea posible, y, por supuesto, os lo contaremos.
Ante todo, HDR nos ofrece un mayor nivel de detalle en las zonas claras y oscuras, y, por tanto, unas imágenes más realistas
En cualquier caso, las teles que incorporan estas tecnologías avanzadas de gestión dinámica de la retroiluminación suelen recurrir a algoritmos muy complejos diseñados para analizar cada fotograma y controlar dinámicamente el brillo de cada zona en función del ruido de la imagen, una mejora que nosotros percibimos bajo la forma de un incremento de la tasa de contraste y el nivel de detalle. Actualmente los televisores que nos ofrecen las técnicas de local dimming más sofisticadas son, lógicamente, los que podemos encontrar en la gama más alta de cada fabricante.
Por el momento parece que las marcas que han tomado la delantera en este terreno son Samsung y Sony, aunque posiblemente las demás no tardarán en pronunciarse con más claridad que en la última edición del CES. De hecho, Panasonic, por ejemplo, habló en esta feria de la tecnología Dynamic Range Remaster, que no es otra cosa que la aproximación de esta marca al HDR. Y LG enseñó el prototipo de una tele OLED (ya sabéis que esta compañía está muy comprometida con esta tecnología) diseñada expresamente para sacar partido a contenidos HDR.
Pero Samsung ya tiene listo, al menos, el modelo de alta gama JS9500, que puede reproducir HDR, y parece que llegarán, si es que no lo han hecho ya, más televisiones con esta capacidad tanto a la familia JS9 como a la JS8. Sony, por su parte, acaba de confirmar que sus dos nuevas teles UHD de gama alta, los modelos Bravia X93C y X94C, serán compatibles con HDR gracias a una actualización del firmware que estará disponible a partir del próximo verano.
¿Dónde están los contenidos HDR?
Todo lo que hemos visto hasta ahora tiene muy buena pinta, pero los usuarios sabemos que sin contenidos hay poco «que rascar». ¿Sucederá con HDR lo mismo que con UHD, que estará listo el hardware antes que los contenidos? Parece que no, o, al menos, que el desfase entre la llegada de las teles y los contenidos no será excesivo. Los primeros que han reaccionado han sido los servicios de vídeo bajo demanda Amazon Instant Video y Netflix. De hecho, los responsables de este último, que, al parecer, llegará a España en septiembre, han asegurado que la mayor parte de las series que están produciendo ya están preparadas para HDR.
Es más, en Netflix incluso han desvelado cómo va a funcionar su servicio de contenidos HDR: detectará automáticamente si la tele está preparada o no para ellos. Si lo está, los servirá de forma transparente para el usuario, y, si no lo está, enviará el vídeo convencional. Además, han cuantificado el peso que tendrán estos contenidos en el ancho de banda de nuestras conexiones. Al parecer un vídeo con HDR requerirá alrededor de 2,5 Mbps más que uno normal, un incremento muy razonable si tenemos en cuenta que pasar de contenidos Full HD a UHD en streaming conlleva un incremento de unos 12 Mbps.
Eso sí, por el momento no está del todo clara la viabilidad que tendrán los contenidos UHD con HDR con la infraestructura de conexión a Internet actual. De hecho, en Netflix dicen que prefieren sacrificar la resolución UHD y mantener la tecnología HDR, si fuese necesario, porque están convencidos de que los usuarios percibiremos de una forma más clara las mejoras de esta última innovación.
Esta vez no es solo marketing
Como hemos visto, el potencial del HDR aplicado al vídeo es enorme. Su repercusión en la calidad de imagen percibida debería ser notable, tanto que, como defienden en Netflix, es probable que los usuarios percibamos una mejora más evidente al recibir contenidos HDR que al saltar del vídeo Full HD al UHD. No obstante, hay un enfoque que hasta ahora hemos pasado por alto y que nos interesa contemplar.
Es probable que los usuarios percibamos con más claridad las mejoras de HDR que las de la resolución UHD
La tecnología HDR es también un recurso creativo bastante potente que ya está a disposición de los generadores de contenidos, y que, por tanto, debería ser utilizado desde el primer eslabón de la cadena para mejorar nuestra experiencia. No obstante, para que todo funcione es esencial que los actores involucrados se pongan de acuerdo para definir un estándar que describa con claridad qué hace falta para generar y reproducir los contenidos; una norma que reconcilie a los fabricantes e indique qué características deben tener las teles que soportan HDR.
Esta tecnología merece la pena, por lo que a los usuarios nos interesa que los contenidos estén disponibles pronto, sea a través de Netflix, Amazon o cualquier otro proveedor, y también que llegue a las teles más asequibles, y no solo a los modelos de gama más alta. Hasta entonces le seguiremos la pista y os iremos contando.
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