Las tabletas convertibles están a la orden del día, y en Samsung renuevan la apuesta con un Galaxy Tab S4 que mejora en todos los campos respecto a su antecesor y lo hace además con un modo DeX que empieza a ser convincente y un S Pen que sigue comportándose a la perfección.
La tableta de Samsung tiene muchas fortalezas y mejoras en su hardware, pero Android no ayuda y la ausencia de un teclado físico hace que el potencial de este dispositivo quede coartado. Tras unos días disfrutando y trabajando con este dispositivo detallamos esas luces y esas sombras.
Ficha técnica del Samsung Galaxy Tab S4
Hay mejoras sensibles en la lista de especificaciones del nuevo Tab S4, y entre ellas está el procesador, que da el salto al Snapdragon 835. No es el más potente de los últimos tiempos —llevamos meses viendo cómo el Snapdragon 845 es aprovechado en móviles de gama alta—, pero desde luego es un notable candidato para este dispositivo.
Samsung Galaxy Tab S4 (10,5") | |
---|---|
Pantalla | Super AMOLED de 10,5 pulgadas |
Resolución | 2.560 x 1.600 píxeles, 264 ppp |
Procesador | Qualcomm Snapdragon 835 |
Procesador gráfico | Adreno 540 |
RAM | 6 GB RAM |
Memoria | 64 GB (ampliables vía microSD, hasta 512 GB) |
Versión S.O. | Android 8.1 |
Conectividad | GPS + GLONASS, WiFi (802.11 a/b/g/n/ac), BT5.0 LE, LTE, MHL 3.0, USB-C |
Cámaras | Trasera: 13 MP. Frontal: 8 MP f/2.2 |
Dimensiones | 249,3 x 164,3 x 7,1 mm |
Peso | 482 g (versión WiFi) |
Batería | 7.300 mAh |
Otros | S Pen incluido, reconocimiento de iris, opción LTE/4G |
Precio oficial de salida | 575 euros |
La pantalla, no obstante, vuelve a brillar con luz propia. El aumento de diagonal desde el Tab S3 es sensible, pero lo es más el hecho de que esa pantalla Super AMOLED sigue siendo espectacular en su brillo, contraste y colorido.
Samsung lleva tiempo haciendo las cosas muy bien en este apartado, y aunque abusa un poco de la saturación para mostrarlo todo "demasiado vivo", el efecto es desde luego fantástico. El soporte HDR10 que se introdujo con el Tab S3 se mantiene, y es otro elemento destacable de una pantalla que sigue siendo perfecta para ser disfrutada con contenidos de vídeo.
Esa pantalla no solo gana enteros en tamaño o resolución (ahora de 2.560 x 1600 píxeles), sino también en brillo y en el trabajo con el S Pen, un apartado del que hablaremos más adelante como se merece.
A esas mejoras se les une una batería de 7.300 mAh que crece desde la edición anterior y que ofrece más margen de maniobra a la hora de exprimir el dispositivo.
Las cámaras sufren cambios también: en la parte delantera contamos con un sensor de 8 Mpíxeles (5 Mpíxeles en el Tab S3) junto a la cámara IR para el reconocimiento del iris, mientras que en la trasera contamos con un sensor de 13 Mpíxeles que se ha comportado de forma decente, como también veremos más adelante.
Diseño: los marcos adelgazan
Si uno compara el nuevo Galaxy Tab S4 con el Galaxy Tab S3 del año pasado notará rápidamente las diferencias entre ambos dispositivos. Los marcos del Tab S4 han adelgazado de forma notable, y de hecho desaparece del frontal el lector de huella dactilar, que tampoco aparece en la parte trasera.
¿Qué ha pasado con ese lector de huella? Pues que ha sido sustituido por el reconocimiento del iris, que se alimenta de una cámara específica situada a la derecha de la webcam frontal. Eso permite reducir de forma importante tanto el marco superior —ya sin el logo de Samsung— como el marco inferior en el que encontrábamos ese sensor.
Esa dieta que Samsung le ha impuesto a los marcos de su tableta permite que tengamos más pantalla (10,5 pulgadas frente a las 9,7 de su antecesor) en unas dimensiones muy similares. En esas dimensiones sorprende una decisión que recibimos con alegría: el Tab S4 es más grueso (7,1 mm frente a los 6 del Tab S3) pero eso permite que la batería gane enteros y pase a los 7.300 mAh frente a los 6.000 del Tab S3.
El diseño mantiene otras decisiones del pasado, y por ejemplo contamos con esos laterales redondeados que facilitan el agarre y que están hechos de aluminio. En el izquierdo encontramos los conectores para el teclado oficial de la Tab S4, no incluido, mientras que en el lado derecho tenemos el botón de encendido, los controles de volumen y la ranura para tarjetas SIM y tarjeta de memoria.
En la parte superior tenemos tan solo las rejillas para los altavoces y un pequeño orificio correspondiente al micrófono, mientras que en la parte inferior contamos con el conector de auriculares, el conector USB-C y dos rejillas de altavoces.
La parte posterior está protegida por Gorilla Glass y cuenta con un acabado blanco en el modelo que hemos probado. En ese acabado destaca la presencia de la cámara de 13 Mpíxeles, así como los logotipos de Samsung y, en la parte inferior, de AKG, la empresa que ha calibrado los altacoces.
La unidad es realmente estilizada y cuenta con un peso de 483 gramos (uno menos para la versión sin LTE), algo que desde luego permite trasladarla con facilidad e incluso mantenerla sujeta sin apoyos adicionales sin demasiados problemas. Esa diagonal de 10,5 pulgadas plantea un excelente equilibrio entre tamaño, área de visualización y portabilidad, y eso se nota especialmente tanto al mostrar contenidos como al producirlos.
S Pen sigue mostrando sus poderes
El aspecto del stylus del Galaxy Tab S4, más sobrio y muy ligero, cambia con esta nueva edición. Samsung lo incluye con la tableta, algo que para muchos puede no ser ideal si no lo van a usar mucho (eso supone un coste adicional para el comprador) pero que creemos que realmente aporta enteros a la experiencia de usuario.
Lo hace porque aquí Samsung lleva mucho heredado tanto de anteriores tabletas como de sus Galaxy Note. El acceso a las tareas rápidas para usar el S Pen desde el lateral izquierdo de la tableta permite aprovechar rápidamente estas funciones, y lo cierto es que el funcionamiento d dichas utilidades es ejemplar.
Tomar apuntes rápidos en notas o seleccionar porciones de pantalla para compartirlas sigue siendo uno de los atractivos de un accesorio que es perfecto como elemento de productividad para quien sepa aprovechar este S Pen.
Ese aprovechamiento es aún más notable a la hora de dibujar, porque el stylus tiene más que nunca ese aspecto de boli o lápiz con el que poder dibujar a todos los niveles.
Nosotros realizamos algunas pruebas con Autodesk SketchBook, y la sensibilidad del S Pen (4.096 niveles de presión) y su precisión son asombrosas, incluyendo ese soporte de la inclinación que permite sombrear zonas fácilmente. Una delicia para artistas que quieran aprovechar esa capacidad, desde luego, sobre todo cuando esa pantalla refleja de forma tan llamativa todos nuestras creaciones.
Es una lástima, eso sí, que no exista ningún tipo de mecanismo magnético para poder mantener el S Pen siempre "atado" a la tableta, pero aún así la calidad que ofrece es sobresaliente y aquí el hecho de incluirlo de serie hace que la tableta tenga más valor desde el primer momento.
Rendimiento: lo que era bueno el año pasado sigue siéndolo este
Samsung ha vuelto a tomar una decisión curiosa a la hora de elegir el procesador integrado en estas tabletas. En lugar de optar por el modelo más ambicioso de la actualidad, el Snapdragon 845, se ha preferido quedar con su antecesor, el Snapdragon 835.
Esa apuesta ya la hizo en el Tab S3 que contaba con un Snapdragon 820, y lo cierto es que creemos que la decisión es adecuada: la potencia que plantea este procesador que dominó el mercado móvil en 2017 sigue siendo notable, y lo cierto es que para la mayoría de escenarios el Galaxy Tab S4 se comporta estupendamente.
Lo ha hecho en todo momento en nuestras pruebas. Fluidez total en la interfaz, sin latencias a la hora de usar el S Pen, lanzamiento y ejecución rápida de aplicaciones y trabajo multitarea también totalmente asumible por parte de una plataforma en la que desde hace tiempo como sabemos es posible trabajar con pantalla dividida.
En las pruebas de rendimiento se confirmaron los datos que ya vimos en dispositivos basados en este SoC. En GeekBench 4 obtuvimos 1.898 puntos en modo Single-Core y 6.652 en modo Multi-Core (por los 1.465/4.090 de su predecesor).
En AnTuTu la puntuación fue de 203.220 puntos (142.563 en el Tab S3), lo que de nuevo deja claro que la potencia que ganamos en este apartado es importante. Podremos hacer más cosas y hacerlas mejor en el Galaxy Tab S4, pero la tableta no quiere competir en rendimiento bruto con tabletas convertibles más ambiciosas.
Es el caso del iPad Pro de 2017 (3.932 / 9.387 puntos en Geekbench, por ejemplo) o el nuevo Surface Pro 6que que cuenta con procesadores Intel Core i5 e i7 y que claramente van más allá de la propuesta de Samsung en este caso. Eso no importa demasiado, porque como decimos la propuesta de Samsung está bien equilibrada y no echamos de menos un procesador más potente en casi ningún escenario.
La autonomía de la batería es otro de los apartados en los que ganamos enteros: esos 7.300 mAh permiten alargar la vida del dispositivo frente a su predecesor, pero además contamos con un cargador con soporte para carga rápida que dejará el dispositivo totalmente cargado en menos de dos horas.
Todo son mejoras en este apartado, porque el Snapdragon 835 es también más eficiente que su predecesor, y lo destacable aquí es que aun teniendo más pantalla que el Tab S3, logramos una autonomía de más de 12 horas en modo multimedia (Netflix de forma permanente) en el que de cuando en cuando hacíamos uso del navegador o atendíamos a las notificaciones. En un uso más exigente como juegos estimamos que esa autonomía se reduce aproximadamente a la mitad, ya que no agotamos toda la batería en nuestras pruebas pero sí evaluamos cuánto consumía tras cierto periodo de tiempo.
La ausencia del sensor de huella dactilar se ve compensada por el sistema de reconocimiento de iris, que funciona bien pero que no es de momento una alternativa mejor que su predecesora: tendremos que tener la cara "paralela" a la pantalla para que el reconocimiento se realice de forma efectiva, y tampoco servirá colocarla a cualquier distancia.
No es un sistema perfecto sobre todo si tenemos la tablet apoyada en la mesa (tendremos que incorporarla un poco para cumplir con los requisitos), y lo cierto es que echamos de menos la rapidez y precisión del lector de huella dactilar. Siempre podremos recurrir al método tradicional de la contraseña/patrón/pin, pero en cierta medida aquí perdemos enteros.
Unas cámaras que se comportan mejor de lo que parece
Es difícil apreciar diferencias en apartados como el funcionamiento de las cámaras: se mantiene el sensor de 13 Mpíxeles en la parte trasera, mientras que ganamos terreno en la cámara frontal, que ahora llega a los 8 Mpíxeles y permite tomar selfies de mayor calidad.
Este no es un apartado en el que las tabletas apuesten tanto como los móviles, pero es cierto que ambas cámaras se comportan de manera muy decente si las condiciones de luz son buenas.
El modo retrato nos da la bienvenida en la cámara frontal —no está disponible entre los modos rápidos de la trasera—, y utilizarlo hace que los resultados nos sorprendan. El recorte no es perfecto por ejemplo en el pelo, pero el resultado es como siempre efectista y efectivo.
La grabación de vídeo también funciona a la perfección con ambas cámaras, aunque aquí la trasera gana claramente la partida gracias a su soporte de grabación en 4K a 30 fotogramas por segundo. Estamos por tanto ante una tableta sorprendentemente solvente si las condiciones acompañan, algo que es de agradecer y que aporta valor al conjunto.
Software y experiencia multimedia
Google no parece haber hecho un esfuerzo especialmente importante por potenciar el uso de Android en tabletas: las aplicaciones siguen estando especialmente orientadas a su uso en móviles, y aunque muchas de ellas se usan sin problemas en tabletas, uno sigue teniendo la sensación de que esas amplias diagonales deberían dar cabida para algo más.
Las aplicaciones preinstaladas en el dispositivo son un ejemplo de que aquí podría haber más margen de maniobra. La propia interfaz de YouTube, que parece un servicio perfecto para sacar el máximo partido a las tabletas, lo demuestra. Esa interfaz es la misma que la que encontramos en un móvil, pero aquí simplemente todo es un poco más grande y los grandes espacios lo dominan todo.
La sensación es la de tener un "teléfono más grande" en lugar de tener una aplicación que aprovecha esa mayor diagonal y esa resolución. En otras aplicaciones como el explorador de ficheros o Gmail sí vemos cómo la interfaz está algo más cuidada y crea un panel lateral que ahorra clics, pero de nuevo vuelve esa sensación de una adaptación rápida y casi descuidada.
Hhay opciones de mejorar, sobre todo en el trabajo en modo apaisado que apenas usamos en el móvil (salvo para ver vídeos) pero que aquí tiene mucho más sentido al ser esta teóricamente una solución orientada a la productividad. Hasta la propia Google lo aconseja en una guía para desarrolladores, pero de momento Android sigue dejando claro que es una plataforma eminentemente orientada a smarphones que, eso sí, cumple de forma decente en tabletas.
El modo de pantalla dividida es probablemente la única demostración de esa capacidad que nos ofrecen las tabletas, y es de las pocas cosas diferenciales que tienen mucho más sentido en estos dispositivos: por lo demás la experiencia de usuario con la que contamos en el Galaxy Tab S4 es prácticamente idéntica a la que tendríamos en un móvil de la familia Galaxy.
Eso se hace aún más patente si comparamos la versión de Android 8.1 del Galaxy Note 9 con la de la Galaxy Tab S4, que sí gana enteros por ejemplo a la hora de navegar por el menú de configuración (en dos paneles que lo simplifican todo) pero que en lo demás parece algo así como un "Super Note 9" por el soporte del S Pen y de todas sus características.
Uno de los apartados destacados en la experiencia de uso es sin duda es el de los contenidos de vídeo y audio. Los cuatro altavoces desarrollados con la colaboración de AKG muestran sus poderes con un sonido notable, pero seguimos prefiriendo usar la toma de auriculares que (gracias, Samsung) sigue presente en el dispositivo.
Lo mejor, por supuesto, es esa pantalla AMOLED en la que todo tipo de vídeos se ven con una calidad espectacular —esa tendencia a saturar colores y hacerlos más vivos ayuda, aunque sea engañosa— más incluso ahora que el estándar HDR10 puede aprovecharse si el contenido soporta dicho estándar.
La presencia de software nativo de Samsung es, como siempre, notable, pero no diríamos aquí que el bloatware domina esa apuesta: muchas de esas aplicaciones aportan (o pueden hacerlo) en el terreno práctico, y en general volvemos a encontrarnos con una apuesta adecuada y no especialmente sobrecargada. De hecho echamos de menos alguna aplicación algo más ambiciosa para dibujar en la tableta, aunque como decimos herramientas como Autodesk SketchUp solucionan ese apartado rápidamente.
En el apartado software, no obstante, hay un gran destacado (para lo bueno y para lo malo): DeX.
DeX sigue siendo más una promesa que una realidad
Uno de los apartados más atractivos de los últimos dispositivos de Samsung es esa apuesta por la convergencia que proporcionan a través de DeX. Esta tecnología que convierte nuestro móvil o tableta de la familia Galaxy en un PC de escritorio basado en Android es de lo más interesante, pero una vez más —analizamos esta característica hace unas semanas— nos deja con una sensación agridulce.
Durante las primeras iteraciones de DeX Samsung obligaba a usar un accesorio para poder conectar el dispositivo a un monitor. Ese requisito desaparece con la Galaxy Tab S4, a la que le bastará un cable USB-C a HDMI para ofrecernos dicha posibilidad. La puesta en marcha es muy sencilla, y en cuanto conectamos el cable a ambos extremos la tableta lo detecta y nos ofrece activar DeX.
Al hacerlo ocurre el "milagro" de la convergencia. Podremos conectar un teclado y un ratón Bluetooth y comenzar a trabajar con la Galaxy Tab S4 casi como si lo hiciéramos con un ordenador personal: varias aplicaciones permiten redimensionar ventanas y trabajar en un entorno multitarea como si estuviéramos haciéndolo en un PC convencional.
El problema es que el funcionamiento del sistema sigue siendo limitado. No todas las aplicaciones soportan este modo escritorio, aunque por ejemplo sí lo hacen las nativas preinstaladas por Samsung. No pudimos probar el modo Dex "integrado" que se activa al conectar la funda-teclado oficial del Galaxy Tab S4, pero es perfectamente posible aprovechar dicha funcionalidad con un monitor, ratón y teclado externos.
Eso sí: la tableta se convierte en este modo en un gigantesco touchpad en el que incluso podremos usar el S Pen para movernos por el escritorio. Si en algún momento necesitamos utilizar el teclado, también tendremos acceso a esta función desde la tableta, así que aunque es más cómodo conectar un ratón y teclado físicos, la tableta puede sustituir ambos apartados.
El problema está en que las aplicaciones no aprovechan ese espacio que da el escritorio: aun detectando que pueden disfrutar de esas resoluciones extendidas, las aplicaciones siguen funcionando como aplicaciones móviles, lo que convierte su interfaz en algo tosco y desaprovechado. No ocurre con todas, pero sí con la mayoría.
Es una pena, porque en DeX hay muchas buenas ideas. Una de ellas es la barra inferior en la que encontramos todos los accesos importantes para controlar el escritorio Android con ratón y teclado (incluidos los accesos a botones virtuales para el menú de inicio, atrás o multitarea).
Hay incluso acceso a una herramienta para capturar la pantalla, y el escritorio puede ser muy útil si trabajamos desde servicios web en el navegador: parte de este análisis ha sido escrito precisamente así, y lo cierto es que precisamente poder hacer algo así sin demasiadas limitaciones deja claro que DeX puede ser algo realmente útil si Samsung lo potencia aún más.
Otra tableta convertible a la que le falta una pata
Los fabricantes de estos dispositivos nos tientan una y otra vez con el mismo mensaje: se supone que son perfectos sustitutos de un portátil convencional. Las fotos nos los muestran maravillosos, con hojas de cálculo, programas de post-procesado de imágenes o juegos. Y en muchas de esas fotos siempre tenemos el salón, despacho o habitación perfecto y una tableta que casi siempre está acompañada del teclado.
Ese es el fallo. Que no hay teclado. La mayor parte de fabricantes de tabletas de convertibles lo venden por separado, y no es un accesorio barato. Los 149,99 euros imponen un costre extra importante para un dispositivo que pierde una capacidad sensible sin este accesorio.
La productividad gana muchos enteros con este accesorio, y eso hace que la propuesta se quede algo coja ante esa ausencia. Hay desde luego (afortunadamente) alternativas más baratas que funcionan de forma adecuada y pueden solventar este apartado.
Sin embargo una vez más hay que lamentar una apuesta que como en el caso de otros fabricantes es algo engañosa: lo que te ofrecen no es un sustituto de tu portátil, porque sin el teclado difícilmente podrá serlo.
Samsung Galaxy Tab S4, la opinión y nota de Xataka
Es difícil ponerle peros al esfuerzo de Samsung, que con la Galaxy Tab S4 nos ofrece un producto que gana enteros por fuera y también los gana por dentro.
El problema no está en el hardware, sino en el software, porque ni Android ni DeX acaban de cuajar. La plataforma móvil de Google lleva demasiado tiempo sin prestar atención a las tabletas, y de hecho el reciente lanzamiento del Pixel Slate basado en Chrome OS deja claro que la propia Google no parece convencida de que una tableta Android tenga sentido.
Tampoco sigue fino DeX, que a estas alturas podría (debería) ser mucho más de lo que es. Convertir a una tableta Android en un equipo dedicado a la productividad es factible y DeX nos hace vislumbrar esa opción, pero hay demasiadas inconsistencias en su software. Quizás Samsung debería centrarse en un conjunto muy limitado de opciones para garantizar que éstas funcionan a la perfección para luego ir creciendo a partir de ahí.
Lo cierto es que a todo ello se une su precio, que no es precisamente económico y que además no incluye ese teclado que es imprescindible para la experiencia completa.
La faceta creativa y de productividad personal (notas) está servida con un S Pen que sigue siendo excelente accesorio, pero incluso con eso o una pantalla excepcional nos es difícil recomendar un producto "ahogado" por Android. Para competir con el iPad Pro o con los Surface Pro se necesita más. No más hardware, cuidado: más software. Eso no es culpa de Samsung.
8,25
A favor
- La pantalla vuelve a atraparnos con su brillo, color y soporte HDR
- Menos marcos, más área de trabajo sin comprometer dimensiones y peso
- La integración con el S Pen vuelve a ser fantástica
- Autonomía sobresaliente
- Las cámaras, sin ser comparables a las de los móviles tope de gama, se portan realmente bien
En contra
- Echamos de menos el sensor de huella dactilar ante un reconocimiento de iris menos versátil y eficiente
- Una tableta convertible que se vende sin teclado se queda en tableta a secas
- Android no ayuda, y DeX sigue sin cumplir su promesa
- En el ámbito de la productividad sigue habiendo mejores alternativas
El tablet ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
Ver 1 comentarios