Los números de Twitter no son tan públicos como los de Facebook, y unos ingresos por debajo de lo esperado y los rumores de compra hacen pensar que la red no pasa por su mejor momento. Quizás por eso los cambios y mejoras en sus apps y web se están sucediendo con más frecuencia en los últimos meses, con la consecuencia de que Twitter se distancia cada vez más de los clientes de terceros.
Ayer, tras un periodo de pruebas, las menciones dejaban de aparecer en los tweets y por tanto de ocupar caracteres en el propio tweet. Un cambio con más impacto con otros dado que se nota directamente en la interfaz, y que no hay opción de desactivar. ¿Ventaja o una desventaja frente al resto de clientes? ¿Le está saliendo bien a Twitter la limitación a terceros de las novedades?
La "@" me confunde
La limitación de tokens a apps de terceros llegaba en 2012, por la que Twitter podría quitar el acceso si no se pedía permiso a partir de los 100.000 usuarios o no se respetaba lo que pasaron a ser imposiciones como la aparición del nombre completo junto al del usuario (con "@"). Esto hizo que los desarrolladores se las apañaran para seguir adelante, aunque no fue fácil incluso para pesos pesados como Tweetbot o Falcon Pro.
Las restricciones no quedaron sólo en el número de usuarios (que ya ayudó a tener un camino más despejado), sino que también tocaba las funciones disponibles para incluir en los servicios. Twitter advirtió en su blog y más en detalle en su política sobre la necesidad de autenticación y el resto de medidas tras la actualización a la versión 1.1 de la API, y en la práctica lo que hemos ido viendo es que lo que estrena la app y web oficiales no llega del todo a clientes de terceros.
Ejemplo de ello son los DMs grupales o el envío de imágenes en éstos, las encuestas o el poder añadir un GIF directamente. Los terceros actualizan en la medida de lo posible (por ejemplo, podemos insertar GIFs con Flamingo para Android), pero en ocasiones no es posible incorporar las funciones.
¿Hace esto mejores las apps oficiales? Desde luego siempre serán privilegiadas con respecto a los demás a la hora de añadir funciones nuevas, aunque la polémica ha surgido en incorporaciones puntuales que la app no ha dado opción a cambiar, como el asunto de los hilos o ésta última de la eliminación de menciones. Sobre esto último y otros cambios tenemos esta carta de TechCrunch en tono de queja o este artículo de Slate argumentando que es una mejora, y las reacciones en la red.
En cuanto a la eliminación de las menciones, la ventaja más evidente es la de que éstas no ocupen caracteres del tweet y si una discusión coge dimensiones grupales pueda hacerse el comentario de 140 caracteres. Pero la visualización puede resultar algo confusa, sobre todo si no solemos leer el timeline de arriba a abajo y hemos de "luchar" contra los hilos (que imponen cronología en este sentido).
Una declaración de guerra con números muy relativos
El crecimiento de la comunidad de usuarios de Twitter no es comparable con el de Facebook e Instagram. La red experimentó una subida considerable entre 2010 y 2014, punto a partir del cual no dejó de crecer, pero a un ritmo inferior y dejando una meseta si lo vemos en perspectiva y en forma de gráfico.
Decíamos que los números no son tan fáciles de encontrar como los de Facebook y eso lo vemos sobre todo en la proporción de uso de los servicios oficiales con respecto a los de terceros. No es una información que la empresa dé, y lo único que podemos encontrar declaraciones puntuales como la de Ryan Sarver (el que fuese director de Twitter en ese momento) o bien estudios o cálculos aproximados como el que hizo Benjamin Mayo en 2012 o el de Sysomos de 2011.
El primero fue con una muestra muy acotada (de un solo millón de tweets emitidos durante unas horas del día 18 de julio de ese año), los cuales venían de un cliente de terceros en un 22,3% de los casos. Algo más de base tuvo el de Sysomos, con 25 millones de tweets del día 11 de marzo de 2011 y con el resultado de que alrededor de un 42% de los tweets venían de clientes de terceros, lo cual chocaba bastante con lo que apuntaba Sarver, que afirmó que un 90% de los usuarios usaba la servicios oficiales (apps o web).
Afirmación que venía junto a una declaración de guerra en la práctica a los desarrolladores de apps de terceros con el fin de que Twitter tuviese un mejor control de su propio servicio. Sarver ya dijo tajantemente que Twitter no iba a ser una oportunidad de negocio para terceros y que sus esfuerzos debían ir a la elaboración de apps como (la antigua) Foursquare, es decir, que recurriesen a Twitter tal cual como servicio, no que replicasen la experiencia de los servicios oficiales.
¿Funcionó la guerra? Según Jack Dorsey 2016 había sido un año de transformación atribuyendo el crecimiento en usuarios a las mejoras del producto y lo cierto es que el uso diario de Twitter crecía en un 11% en un año según el último balance de la compañía y que el beneficio por acción sí superaba expectativas. Pero los ingresos quedaban algo por debajo de lo que los analistas calcularon (717 millones de dólares frente a los 740 esperados) y en octubre despedían a un 9% de su plantilla con el fin de recortar gastos.
Aún nos queda Twitter para rato
Es normal que Jack y los suyos hayan querido barrer para casa y establecer una diferencia de uso que de alguna manera acabe favoreciendo a quienes lo hagan con los servicios oficiales. Los de terceros suelen ofrecer más herramientas de personalización, pero también suelen ser de pago y un tanto desconocidos sobre todo para los usuarios que descubren la plataforma, siendo la primera que aparece en las búsquedas en las tiendas de apps.
Como decíamos, en los últimos meses hemos visto más adiciones y actualizaciones muy esperadas, como la de la app oficial para Mac o en cuanto a la lucha contra abusos. Y poco a poco orientándose a ser además de una red social una plataforma de retransmisión y una fuente instantánea de información sobre cualquier noticia.
En el horizonte muchos ven un ocaso, pero aunque se rumoreara su cierre para este mismo año Twitter parece tener más ases en la manga (quizás por fin un botón de edición de tweets), veremos si tienen buena acogida o si se trata de una reforma que arruina la experiencia de uso.
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