Mark Zuckerberg anunciaba hace unas horas un nuevo logro histórico para su red social: Facebook alcanzaba los 2.000 millones de usuarios, llegando así a tener una dimensión estratosférica.
Esa increíble magnitud de la red social creada por Zuckerberg hace ya más de trece años convierte a Facebook en una poderosa máquina de comunicación, de información y, por supuesto, de influencia. Hoy más que nunca Zuckerberg y los directivos de Facebook deberían tener en cuenta que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Facebook y la responsabilidad
La frase no es nuestra, sino de Spiderman, cuyos guionistas hicieron una reflexión aplicable en realidad a ámbitos que estaban mucho más allá de lo que pretendía aquel cómic.
Los propios responsables de Facebook admitían lo importante que es ser cuidadoso a la hora de gestionar la red social. Como decía Chris Cox, uno de los máximos responsables de la empresa, en una entrevista en TechCrunch "estamos llegando a una dimensión en la que realmente hay que vale la pena echar un vistazo a todo lo que podemos hacer para lograr que las redes sociales sean la mejor fuerza positiva posible".
Facebook ha crecido de forma prodigiosa desde su creación, y su ritmo no se ha detenido a pesar de que en muchos mercados la "madurez tecnológica" ya es patente. Sin embargo ese crecimiento de los últimos años se ha visto potenciado por su papel en países emergentes: desde que alcanzara los 1.000 millones de usuarios, 746 millones de esos segundos 1.000 proceden de Asia y el "Resto del mundo", mientras que en Estados Unidos y Canadá el crecimiento ha sido de "tan solo" 41 millones de usuarios.
Cuidado con lo que hacen... y con lo que no hacen
El impacto de cualquier cambio en Facebook es tan enorme como esa dimensión que tiene en todo el mundo, y el propio Cox indicaba que "tenemos que comprender mucho mejor cómo se usa el producto".
Esa, afirman en Facebook, es una de las razones por las que Zuckerberg está viajando a varias zonas de los Estados Unidos —muchos apuntan que la razón es otra muy distinta—, pero sea o no eso cierto, el papel de Facebook en la vida de muchas personas y entidades es tan relevante que los que gestionan esta red social deben ser especialmente cuidadosos con esos movimientos.
Lo cierto es que en los últimos tiempos hemos podido sentir los efectos de ese poder de Facebook en nuestras vidas. El escándalo de las noticias falsas o el debate sobre la censura en internet tras los asesinatos publicados en su sitio web se unen a ese efecto polarizador de una red social que nos encierra aún más en nuestra propia cámara de eco: refuerza nuestras preferencias y magnifica nuestros miedos, temores u odios.
Todos ellos son puntos en los que Facebook debe trabajar, pero hay muchos más debates abiertos sobre el futuro de una red social a la que muchos (y me incluyo) critican por plantear una web sesgada y cerrada (John Gruber, de Daring Fireball, criticaba esa actitud con un llamativo 'Fuck Facebook') y en la que por ejemplo la privacidad siempre ha sido un tema especialmente delicado y que ha provocado no pocas crisis y debates. Una, y otra, y otra vez (por poner algunos ejemplos).
Así pues, solo podemos esperar que Facebook se apropie de aquella frase de Spidey y corrija todos esos problemas para poder reforzar ese lado positivo que indudablemente tiene para miles millones de personas en todo el mundo. Zuckerberg tiene dos mil millones de razones para portarse bien.
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