Hollywood finalmente lo logró. El estreno en salas de cine de Colombia de Transformers Uno les da a conocedores y novatos la oportunidad de ver, por fin, la película de Transformers que los fanáticos han anhelado desde el inicio de la franquicia.
Dirigida por Josh Cooley, de quien vimos anteriormente Toy Story 4, Transformers Uno da un paso audaz al centrarse en la tumultuosa historia de Cybertron y se beneficia -debe decirse- de no arrastrar el peso de los personajes humanos.
Sin el desorden que suelen aportar las personas, la película puede ir donde nunca llegaron las comercialmente exitosísimas pero críticamente desastrosas cintas de la saga de Michael Bay y sumergirse profundamente en los orígenes de dos personajes icónicos como Optimus Prime y Megatron, para explorar el vínculo fraternal que alguna vez compartieron y la ruptura posterior, que condujo a un conflicto galáctico.
Con el telón de fondo de un Cybertron en el que el Energon, la fuente de energía del planeta, ya no fluye como lo hizo alguna vez, sino que debe ser penosamente excavado de sus entrañas, la narración sigue a dos humildes mineros, que ni siquiera pueden transformarse.
El planeta entero dedica sus esfuerzos a minar el Energon mientras sus héroes -entre los que no se cuentan los protagonistas- buscan la perdida Matriz de Liderazgo, un artefacto fundamental que podría restaurar el menguante suministro del combustible vital.
Mientras Orion Pax, con la voz de Chris Hemsworth, se embarca en este viaje junto a sus amigos D-16 (Brian Tyree Henry), Elita 1 (Scarlett Johansson) y B-127 (Keegan-Michael Key), asistimos a la génesis de personajes que conocemos bien, pero que nunca antes llegaron a ver realizado su potencial en la pantalla grande.
No es el caso de Transformers Uno: a medida que Orion Pax recorre el camino que habrá de convertirlo en Optimus Prime y D-16 desciende por la espiral de locura que dará origen a Megatron, los vemos transitar por la traición, la ambición, la decepción y las crudas realidades de la guerra.
La película sobresale en su escritura, al lograr una narrativa sorprendentemente madura para una película de robots animados, que no elude temas oscuros como la esclavitud, el asesinato y el autoritarismo. Esto no le impide a la película mantener a su audiencia más joven comprometida. Los niños van a adorar esta película.
Lamentablemente, el doblaje al español deja en el camino mucho de lo que funciona en las voces originales. A cargo de Chris Hemsworth y Brian Tyree Henry, Orion Pax pasa de ser un desvalido a un líder poderoso y D-16 revela capa por capa al tiránico Megatron. En español Andrés Gutiérrez hace un trabajo destacado con el primero, pero el segundo, en la voz de Lalo Capetillo, nunca deja de evidenciar los problemas derivados de dejar personajes desafiantes en manos de star talent.
El caso de B-17 -Bumblebee- es incluso peor, en la voz del youtuber Juca Viapri.
Un mundo mecánico
Pero lo que eleva a Transformers Uno más allá de su historia, es un derroche visual y tecnológico que no esperábamos.
El estilo de animación se remonta en sus motivos a la narración clásica, pero integra influencias modernas propias de esta era digital. El resultado es un Cybertron verosímil, un mundo mecánico que se siente verdaderamente alien, y que en todo momento está lleno de vida y paisajes que lucen novedosos.
Ese derroche visual alcanza nuevas alturas en las secuencias de acción, en las que el director hace gala de su experiencia en Pixar. Están meticulosamente elaboradas, son divertidas, brutales y fáciles de seguir, lo que permite a la audiencia emocionarse con una explosión aquí o un golpe certero allá, a la vez que involucrarse completamente con lo que está en juego en la historia.
Otra ventaja de no tener personas -y, si a eso vamos, personajes orgánicos- es que la película puede zambullirse por completo en la violencia inherente a la franquicia y desmembrar o despedazar a los personajes a su antojo.
Si bien la película no está exenta de fallas -algunos problemas de ritmo y una banda sonora poco memorable vienen a la mente- su historia convincente y atractiva logra sacarla adelante.
Incluso cuando tropieza, el peso emocional de la narración hace que queramos seguir el periplo de cada personaje y por eso el desenlace no solo es satisfactorio, sino poderoso y conmovedor. Retroactivamente esta película hace lucir todavía peor esa década perdida que en lo creativo es la saga de Michael Bay.
En última instancia, Transformers Uno es un testimonio de lo que la franquicia puede lograr cuando se apoya en su historia y en su lore de décadas, y cuando los realizadores se preocupan de dar profundidad a sus personajes. La cinta equilibra hábilmente la nostalgia de los fans veteranos con una narrativa accesible para los nuevos en la serie y debería sentar las bases de futuras entregas en las que los legacy characters de propiedades muy queridas sean presentados con la complejidad y el respeto que merecen.
Transformers Uno se estrenó el 26 de septiembre en salas de cine del país.
Ver 0 comentarios