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'The Last of Us', Episodio 1: una introducción contundente a un mundo silenciosamente perturbador

En lo que se refiere a historias post-apocalípticas, el comienzo es esencial: no solo debe ser un recuento de la catástrofe que ha sucedido sino que, al mismo tiempo, tiene que establecer la base de los personajes principales. En ese sentido, ‘The Last of Us’, la serie que HBO estrenó este domingo 15 de enero, no cambia la fórmula, pero logra refinarla de manera considerable.

A lo largo de los 80 minutos del primer episodio, los creadores Craig Mazin (escritor y productor de ‘Chernobyl’) y Neil Druckmann (desarrollador del videojuego en el que se basa la serie) entregan uno de los primeros episodios más robustos en la memoria reciente.

La catástrofe que ocurre es contada de manera sutil pero contundente, con escenas verdaderamente perturbadoras que sientan de entrada lo que desde ahora se perfila como una de las adaptaciones más ambiciosas de 2023.

Los primeros 3 minutos plantean de frente la situación: es 1968 y estamos hablando de hongos y de cómo son capaces de 'secuestrar' las mentes de seres vivos, antes de saltar al 2003. La primera media hora del episodio se dedica a narrar la historia de Joel, interpretado por Pedro Pascal, que vive en Austin, Texas (EEUU) junto a su hija Sarah, a quien da vida Nico Parker.

Fiel a los personajes

Tal vez sea el efecto de haber jugado el videojuego antes de ver la serie, pero esta primera mitad del episodio se siente no solamente adecuada, sino también silenciosamente perturbadora. Sabemos que algo malo va a pasar, incluso conocemos detalles de las tragedias que vendrán, pero la tensión está en cómo se cuenta la historia y los recursos que se usan para contar la catástrofe.

Los elementos inquietantes abundan, como la radio mencionando los reportes en Yakarta (Indonesia). Pero cuando la tragedia golpea, somos testigos, junto a Sarah, de cómo sus vecinos pasan de la amabilidad cotidiana a la ferocidad asesina. Sin embargo, tal vez la escena que se queda más en la mente es la de la abuela vecina de Sarah, a quien vemos abrir la boca, con contracciones en sus ojos, sus manos y su cara y que muestra a los espectadores de primera mano el abrebocas de lo que se avecina.

En la mente se queda la imagen de la vecina octogenaria de Sarah, a quien vemos abrir la boca, mover involuntariamente sus manos y retorcerse en contracciones rítmicas, con lo que los espectadores recibimos el abrebocas del horror que se avecina.

Tal vez más perturbador aún es ver la transformación del propio Joel, quien enfrentado al horror muestra por primera vez que su prioridad, por encima de los problemas de otros, es su hija, su familia.

De Austin, saltamos a Boston, 20 años después. Nos encontramos allí con un Joel más viejo y un mundo que se ha vuelto peor. Un mensaje común en las series post-apocalípticas es que los monstruos, al final, no son solamente los infectados, sino aquellos dispuestos a cruzar cualquier línea para sobrevivir.

Joel toma toda clase de trabajos para mantenerse, al tiempo que contrabandea drogas para comprar lo que necesita. Una zona amurallada ofrece a los sobrevivientes cierta medida de protección, pero quienes la gobiernan imponen su autoridad con un uso despiadado de la fuerza.

Es hasta la segunda mitad del episodio que vemos a Ellie, interpretada por Bella Ramsey y que encarna a la perfección la agresividad y el sentido de supervivencia que la caracterizará por el resto de la serie.

Es cierto que la segunda mitad del episodio se siente un poco más lenta que la primera, pero es verdad también que funciona muy bien para poner un fundamento fuerte de lo que será el resto de la trama. El episodio cierra con “Never let me down again” de Depeche Mode sonando en la radio, una canción de los 80 y señal de problemas.

¿Un nuevo estándar de adaptaciones?

The Last of Us’ representa uno de los esfuerzos más ambiciosos de los últimos años por trasladar historias nativas de los videojuegos a películas y series. Las adaptaciones de videojuegos tienen un historial regular, por no decir pésimo, en el que se destacan fallos recientes como la serie de Resident Evil de Netflix, la adaptación de Monster Hunter dirigida por Paul W. S. Anderson y algunos fracasos 'clásicos' como las adaptaciones de Mortal Kombat y Street Fighter de los 90.

No todo fue basura, pero esa tendencia solo cambió profundamente con ‘Arcane’, la serie animada basada en League of Legends o la reciente ‘Cyberpunk: Edgerunners’, que algunos críticos consideran como una historia mucho más robusta y atractiva que, incluso, el mismo videojuego.

Pero mientras que esas dos adaptaciones son consideradas todavía como de nicho, The Last of Us tiene la ambición de llegar a un público más grande y masivo. La historia del videojuego, publicada para el PlayStation 3 en 2013, es vista por muchos como una de las más complejas contadas en el medio y estandarte del grado de madurez al que ha llegado la industria.

Si The Last of Us encuentra la manera de entregar el mismo paquete emocional que el videojuego, podríamos ver por primera vez una adaptación que no solamente es fiel al material original, sino que además tenga con qué alcanzar o superar a éxitos como ‘The Walking Dead’.

La primera temporada de The Last of Us consta de nueve episodios que se emiten semanalmente, cada domingo, en HBO y en HBO Max. Los realizadores han dicho que su plan es contar la historia en tres temporadas.

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