Cualquiera que haya visitado alguna de las grandes ciudades del mundo ha, por lo menos, pensado en visitar sitios emblemáticos que conocimos primero en el cine o la televisión. De las escaleras de El Exorcista, en Washington, a la estación de Los Cazafantasmas en Nueva York, hay algo atractivo en la noción de visitar sitios de la fantasía que habitan de alguna manera el mundo real.
Pero, ¿qué hay del cine y la televisión colombianos? ¿Dónde estaban las oficinas de Ecomoda o la casa de La Estrategia del Caracol? Ese es el espíritu con el que un equipo de creativos dio forma a Lugares Audiovisuales, un proyecto transmedia que ubica en un mapa digital locaciones reconocidas de la tradición audiovisual colombiana, de Don Chinche a Betty la Fea o Café, con aroma de Mujer.
Lugares Audiovisuales busca rescatar la memoria de sitios en los que se grabaron producciones de cine o televisión muy recordadas por los colombianos. Por los lineamientos de la beca, que es una beca distrital, se limitó por ahora a la capital colombiana, con 40 locaciones distribuidas en cuatro rutas o tours digitales dedicados a igual número de referentes del cine y la televisión nacionales: Dago García, Sergio Cabrera, Pepe Sánchez y Fernando Gaitán.
Lugares Audiovisuales es una iniciativa de la Beca Estrategia Novedosas del Programa Distrital de Estímulos 2023 de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. Sebastián Acosta, Valentina Trujillo y Juan David Lizarazo y Camilo Calderón son los autores del trabajo. Este último, coordinador general del proyecto, habló con Xataka Colombia sobre la tarea detectivezca de encontrar y preservar los lugares de la memoria audiovisual.
¿De dónde salió la idea para este proyecto?
La idea surge, y comienza a concretarse, durante los meses de pandemia. Originalmente surge de mi interés en proyectos digitales muy básicos, que se hicieron populares en redes, en los que alguien escogía un fotograma y se ubicaba precisamente en el mismo lugar de escenarios del cine o la televisión. Eso me puso a pensar en por qué en Colombia, teniendo tanta tradición audiovisual, sobre todo en televisión, no eran tan visibles esos lugares.
Empecé a pensar en una manera interesante de visibilizarlos y, la pandemia me permitió explorarlo un poquito más y presentarlo en algunas convocatorias y talleres. Este año se abrió la posibilidad de llevarlo a una convocatoria distrital en la manera de una cartografía.
La idea se gestó por años, pero a la hora de concretarlo hubo desafíos como la conformación del equipo. Este proyecto requiere de personas que sepan de historia de la televisión, claro, pero también de personas que sepan de arquitectura y también de desarrollo y diseño web, porque se requieren herramientas que generen ese acceso, esa nueva de forma de acercarse a estos lugares de la televisión. Con todo en su sitio y con el apoyo de la beca de la SCRD, fueron tres meses de trabajo de campo para recorrer, documentar e implementar.
¿Cuál fue la tecnología que permitió generar estos mapas?
Este proyecto se limitó a los recursos de la beca, por lo que buscamos usar herramientas tecnológicas asequibles, en su mayoría de código abierto.
Una muy útil fue Story map JS, una herramienta gratuita para contar historias en la web que destaca las ubicaciones de una serie de eventos. Nos hubiera gustado usar drones o cámaras 360, pero eso depende siempre de los presupuestos.
¿Cuál fue la parte más desafiante?
La parte más desafiante fue encontrar los archivos audiovisuales. Muchos no están disponibles, algunos están en internet pero con muy baja calidad, y algunos los tienen las productoras pero han borrado la parte de los créditos, un poco invisibilizando la labor de quienes participaron ahí y los lugares, que deberían salir en las cortesías.
Y, claro, hay un desafío evidente en poder identificar los lugares en sí, porque han pasado décadas, hablamos de producciones grabadas en los 80, y ha habido cambios arquitectónicos considerables, la ciudad ha cambiado.
Y, finalmente, hay un desafío adicional que es el de poder aproximarnos a las locaciones de una manera amable. Somo un país donde la gente suele estar muy prevenida y cuando ven a alguien con una cámara suelen ser recelosas, así estemos hablando de fotos de lo que en teoría es espacio público.
¿Cuál fue la locación más difícil de rastrear o documentar?
Hay locaciones difíciles por el reto de encontrar la nomenclatura específica en el material audiovisual. Por ejemplo, la casa de Rafael Méndez en 'Hasta que la Plata nos Separe', de la ruta de Fernando Gaitán, la tuvimos que descartar porque pasamos horas viendo la novela y no hubo forma de identificar el barrio. Claro, otra forma sería acudir a las productoras pero esos archivos tiene un costo por visualización que por el momento el proyecto no podía asumir.
¿Qué falta? ¿Habrá otra fase, otra ruta?
Por supuesto. Hay una parte fundamental del mapa, que es la participación de las personas. La idea es que puedan comunicarse a una línea de WhatssApp y enriquecer el trabajo con fotos, o audios o recuerdos. Por ejemplo, alguien que haya participado como extra o que tenga un recuerdo de una producción en su casa o en su zona. Quisiéramos vincular material original, pero para eso se requiere el concurso de los canales privados, para prestar el material, o, de nuevo, pagar para usarlos.
Esta es la primera fase de un proyecto que se esperaría poder ampliar a otras ciudades del país, o incluso de otros países. Nos gustaría que fuera más allá de los tours virtuales, nos han preguntado cómo hacer tours presenciales. Pero por ahora la idea es visibilizar esta parte de la historia audiovisual de la ciudad y, de hecho, desmontar mitos de algunos lugares y algunas zonas.
Conversatorio libre
Es posible hacer los cuatro recorridos virtuales en la página de Lugares Audiovisuales. También hay material disponible en su cuenta de Instagram.
El próximo 4 de octubre, a las 6 p.m. en la Cinemateca de Bogotá, tendrá lugar un conversatorio sobre esta iniciativa. La entrada es libre.
A futuro, los realizadores de Lugares Audiovisuales quieren rescatar las locaciones de obras costumbristas como Escalona o La Casa de las Dos Palmas, la obra de Julio Jiménez y mucho más. Incluso, por ejemplo, sueñan con reconstruir un viaje al pueblo de San Tropel, que no existe en la vida real, pero sí en la ficción, y que se grabó en Purificación (Tolima).
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