'El Problema de los tres cuerpos', episodio 2: resumen explicado del momento clave de la nueva serie de ciencia ficción de Netflix

El segundo episodio de El Problema de los tres cuerpos, titulado 'Costa Roja', termina con un plano de una mano que oprime un botón. Pero para ese momento la serie ha hecho tan bien su trabajo, en apenas las dos horas transcurridas en la temporada, que sabemos perfectamente por qué esa mano oprime ese botón y cuán potencialmente catastróficas pueden ser las consecuencias.

--Siguen spoilers del segundo episodio de El Problema de los tres cuerpos.--

'Wow!'

Pero para llegar a ese punto, en 1977, debemos retomar las cosas donde las dejamos el episodio anterior, en 1968 y en 2024.

En este último, el espectáculo celestial que cerró el primer episodio ha desencadenado una ola global de especulaciones y ha convencido a Auggie de que debe detener su trabajo con nanopolímeros que crean fibras tan delgadas que resultan invisibles al ojo humano y tan resistentes que pueden cortar, incluso, diamante.

Hmmmm. Me pregunto si esa información nos será útil más tarde.

Sin embargo, nos enteramos vía Saul de que el ‘guiño’ celeste se trató de una ilusión global, porque si bien fue vista por millones de personas en la superficie, no fue captada por telescopios espaciales como el Hubble o el Webb.

Mientras tanto, primero Jin y ahora Jack han descubierto nuevos detalles del futurista videojuego (es un juego, ¿verdad?) de realidad virtual. Su contexto histórico y su inusual propósito resultan extrañísimos, sobre todo si se toma en cuenta que la tecnología que hace posible la experiencia, en este punto, no existe.

Pero al menos nos enteramos de que hay que descifrar el funcionamiento de las eras para salvar a una civilización cuyos integrantes pueden deshidratarse a voluntad para sobrevivir las inclemencias de un clima que es la definición de extremo. La serie usa niveles Game of Thrones de desnudez para ilustrar este punto y, aunque fracasan en su intento de salvar a nadie, los dos jugadores se las arreglan para pasar al nivel dos.

También en el presente, Clarence Shi sigue sus investigaciones, que sugieren que una ilusión similar ocurrió durante el encuentro de Auggie con la misteriosa mujer que le advirtió que detuviera su trabajo.

El investigador reporta sus limitados avances a su jefe, Thomas Wade. Aquí la serie nos obliga a examinar la misteriosa figura de Mike Evans, un reclusivo billonario que acude al funeral de vera Ye y -en algo que no hace la novela- de paso conecta la trama de la historia a un misterio astronómico del mundo real: la señal Wow!.

En 1977, un telescopio del programa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) en Ohio captó una extraña señal de radio que duró 72 segundos, una secuencia de letras que sobresalían del ruido de fondo.

Parecía un posible mensaje del espacio, pero pasó desapercibido durante días. El científico que lo vio lo rodeó con un círculo rojo y escribió "Wow!", dándole a la señal su famoso nombre.

'No podemos salvarnos'

Saltemos aquí al pasado, porque las referencias a posibles comunicaciones intergalácticas son completamente compatibles con el propósito real que ahora sabemos tienen los experimentos que se realizan en la base Costa Roja, en el sur de China.

Allí vemos a una joven Ye Wenjie pasar de ser solo una prisionera política a revelarse (¿rebelarse?) como un miembro valioso del programa ultrasecreto para contactar con inteligencia extraterrestre. Es ella quién descubre una manera de amplificar la potencia de la señal de su antena y, así, aumentar también sus posibilidades de éxito.

Pero en este caso ‘éxito’ es un término relativo, porque el mayor hito en la Historia de la Humanidad podría terminar representando, también, la clave para su destrucción.

Tras años de ruido blanco, Ye Wenjie escucha, por fin, un patrón dentro del ruido. Entonces llega el mensaje: "No contestes. No contestes. No contestes. Soy un pacifista en este mundo. Tienes suerte de que yo sea el primero en recibir tu mensaje. Te advierto que no respondas. Si respondes, iremos. Tu mundo será conquistado. No contestes".

Es, como decíamos al comienzo, un momento de verdad de enorme simplicidad, y de estremecedor poder. Esta mujer, la más humilde de las personas apostadas en Costa Roja, se ve de pronto en el momento y en el lugar para decidir el destino de la Humanidad. No es conicidencia que ese momento llegue después de un encuentro con la persona que mató a su padre.

La joven de la Guardia Roja que dio el golpe mortal a Ye Zhetai ha caído, a su vez, bajo el pie inmisericorde de la revolución. Los guardias que consideraba sus camaradas le cortaron a la fuerza un brazo gangrenado en un campo de trabajo y ahora pasa sus días en la misma zona en la que paga su condena Ye Wenjie.

Pero tras un breve encuentro que hubiera podido brindarle alivio a las dos, pese a haber padecido el mismo horror que alguna vez ejerció, la ex Guardia Roja le espeta a Wenjie que volvería a matar a su padre si pudiera.

La mirada de Ye Wenjie es la misma que vimos tras el homicidio, casi una década atrás. Es una mirada de desprecio por la testaruda estupidez de los humanos y nos lleva a pensar que es, quizás, el momento en que se dio por vencida.

Por eso nos sobrecoge, pero no nos sorprende, verla escribir, de vuelta en 1977 su respuesta: "Vengan. No podemos salvarnos a nosotros mismos. Les ayudaré a conquistar este mundo".

Y cuando su dedo cae sobre el botón de Enviar, la más inofensiva de los personajes de El Problema de los tres cuerpos ejerce sobre la Humanidad una terrible fuerza, que la pone en la mira de un poder tan lejano como avanzado. Tras haber sido, por años, acusada, juzgada y condenada, es en este punto que Ye Wenjie dicta su sentencia.

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