'El Pingüino': resumen del quinto episodio de la nueva serie del universo de 'The Batman' en Max

El episodio 5 de El Pingüino, la serie spin-off de The Batman en Max, trae de vuelta a Oz en el centro de la trama, después de ese tour-de-force de Sofia Falcone (Cristin Milioti) que fue el episodio 4.

En el proceso, la serie cruza su punto medio y se encamina hacia lo que suponemos habrá de ser un violento final.

--Siguen spoilers del quinto episodio de El Pingüino--

‘Bienvenida’

Comenzamos esta vez con una tragedia: Oz está huyendo y, con los Maroni -y con Sofia también- tras su rastro, no tiene otra opción que quemar su amado auto.

Haber salvado la vida de Oz significa que Vic y su jefe están más juntos que nunca y Oz le dice que “Ni cien Maseratis" podrían remplazar esa clase de lealtad.

En el proceso, Oz recuerda la historia de Rex Calabrese, el capo del barrio en el que Oz creció, un mafioso que recorría las calles en su Cadillac dorado. “No era solo un coche, era un puto carruaje”. No es la primera vez que Oz habla de Calabrese, a quien mencionó en su fatídico diálogo con Alberto Falcone en el primer episodio.

Cuando llegan los hombres de Oz, el mafioso se asegura de mantener su lealtad prometiéndoles una tajada del nuevo negocio de drogas que piensa manejar. Pero, por ahora, eso significa lanzar un golpe contra los Maroni.

El blanco elegido es Taj Maroni, el hijo de Salvatore y Nadia Maroni. El Pingüino de hecho habla con ambos en la prisión de Blackgate y en ese intercambio lo vemos adoptar un tono decididamente más osado.

El trato que ofrece es intercambiar a Taj por las drogas robadas. Los Maroni no tienen intención de honrarlo, como queda claro en el diálogo que sostienen en farsi, en frente del propio Oz.

Del lado de Sofia, la masacre del clan Falcone la deja a ella y a Gia, la pequeña hija de su prima como las únicas sobrevivientes. 

Jhony Viti no está entre los muertos, pero tampoco entre los presentes, y pronto la serie nos revela que es, por ahora, prisionero de The Hangman, que lo tiene encerrado en la cripta de la familia Falcone y quiere que la lleve a las reservas de dinero de su padre. Sin ninguna simpatía por el consigliere, que estaba más que dispuesto a exiliarla, Sofia lo deja amarrado en un sótano, empapado y en un muy real riesgo de hipotermia.

Empapado llega, también, Taj Maroni a la cita de Cobb con Nadia. Cada uno planeaba traicionar al otro y es así que comienza un tiroteo. 

Mientras el hijo de Sal corre hacia su madre, Oz deja caer un encendedor y descubrimos que el joven iba bañado en gasolina. 

En una escena violentísima, los dos se queman vivos mientras Oz observa y su mirada revela algo que a veces se olvida en esta serie: que asistimos a la historia de un villano quintaesencial de la galería criminal de Gothman.

Mientras ese encuentro tiene lugar, el guardia al que vimos a Cobb entregar dinero al principio del episodio intenta matar a Sal. Pero el atentado sale mal, como sale mal la operación para recuperar los hongos, que se pierden casi por completo.

Nuevas alianzas

El episodio nos regala un cameo traído de la película: Sofía habla con Mackenzie Bock, el jefe de policía moralmente comprometido de Gotham, interpretado, como en The Batman, por Con O’Neill.

Como Sofia lo pronosticó, Viti no tiene el coraje para resistir la tortura y tras revelarle que trató de ayudar a su madre a abandonar a Falcone, ofrece ayudarle a tomar control del imperio de su familia. Es una alianza destinada a no durar demasiado.

Pero es suficiente para que Sofia acceda al dinero que buscaba y con él, a la lealtad de los hombres de los Falcone, que en adelante serán los hombres del clan Gigante, porque la heredera decide usar el apellido de su madre, le dispara a Viti en la cabeza y declara el final de la familia de su padre.

Tras sobrevivir a su intento de asesinato, Sal escapa de Blackgate y llama a Oz, que le informa de la muerte de su esposa y su hijo. Lleno de rencor, jura venganza. Es conveniente que en ese estado lo encuentre Sofía, que le propone de frente que se unan para matar a Oz.

A El Pingüino no le queda más remedio que esconderse, y para eso muda su operación a los viejos y ahora en desuso tranvías subterráneos de Gotham. Es el lugar perfecto para cultivar su nueva droga y levantar su imperio. En las profundidades de Crown Point, el sitio en el que creció y perdió a sus hermanos, Oz finalmente tiene un nuevo hogar.

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