'Mickey 17' es una cinta imperfecta que ofrece una exploración ética profunda en un mundo de ciencia ficción

Mickey 17
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Wilson Vega

Director

Mickey 17, la nueva película de Bong Joon-ho, es una entrada ambiciosa y cerebral en el reino de la ciencia ficción, que agrega elementos no siempre comunes en el género, como la comedia y la sátira.

El director surcoreano combina en esta, su primeras película tras ganar el Oscar hace cinco años con Parásito, el comentario social característico de su obra con una narrativa especulativa que explora la relación de la humanidad con la tecnología, la identidad y la ética de la supervivencia. Hace uso, además, del no siempre efectivo recurso de la voz en off, que toma de la novela de Edward Ashton Mickey7, en la que está basada la cinta.

Mickey 17

La historia sigue a Mickey Barnes, miembro de un equipo enviado a colonizar el lejano e inhóspito planeta helado de Nilfheim. A diferencia de sus compañeros de tripulación, el Mickey tiene el sombrío trabajo de ser un “prescindible”, un obrero destinado a las tareas más peligrosas, a sabiendas de que si muere puede ser clonado y fácilmente reemplazado.

Se llama Mickey 17 porque esto ha pasado ya 16 veces y, cuando comienza la cinta, está a punto de pasar una vez más.

Pero no pasa, y es así que Mickey 17, la última iteración, comienza a cuestionar su propia identidad y propósito, y su viaje se convierte en uno de autodescubrimiento. Hay, sin embargo, un problema y es que la compañía creyó que había muerto y no tardó en ‘imprimir’a su remplazo: Mickey 18.

Mickey 17

Una obra inteligente

Bong Joon-ho no es ajeno a mezclar narraciones de alto concepto con profundos temas sociales, como se evidencia en Parásito, Okja y Snowpiercer. Pero en Mickey 17 Bong lleva más allá su habilidad para crear narrativas intelecutalmente atractivas y visualmente deslumbrantes.

La construcción del mundo de la película es inmersiva, con una estética elegante que enfatiza la naturaleza estéril y mecánica de la exploración espacial y la belleza sombría del paisaje alienígena. El tono visual es de tranquila desolación, salpicado de momentos de acción tensa y estimulante.

Mickey 17

Lamentablemente, no será una cinta para todos. Robert Pattinson hace un papel -en realidad, varios papeles- contundente y demuestra una voluntad de experimentar, de ir más allá de su faceta de galán o de héroe de acción, pero la comedia absurda y la exploración de temas existenciales corren el riesgo de alienar -¿vieron lo que hice ahí?- a espectadores interesados en tramas más convencionales.

La interpretación de Pattinson de un hombre atrapado en un bucle infinito de muerte y renacimiento es inquietante y humorística de un modo sutil. De nuevo, es la destreza del actor, apoyado por un sólido reparto, lo que le permite a un bueno para nada como Mickey servir como la fuerza que mueve la historia y como el ancla emocional para la narración.

Mickey

Desde lo concerniente a la tecnología, es interesante que Bong logre que esta, ya sea el proceso de clonación o la maquinaria utilizada para terraformar el planeta, sirva a la narrativa, en lugar de distraerla.

Es claro que ese no es el énfasis de la historia y, en cambio, el desolado Nilfheim llega a convertirse en un personaje, habitado como está por seres que nos plantean la pregunta de qué es lo que constituye un monstruo.

Las actuaciones, particularmente la de Pattinson, junto con la maestría narrativa del director hacen de esta una película sobresaliente, envuelta en la apariencia de una película de género. Mickey 17 se inscribe con autoridad en en la lista del mejor cine de ciencia ficción y es de desear que halle un público.

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