La vida no es fácil estando solo en el Yermo, y los protagonistas de Fallout lo están descubriendo a medida que la serie avanza hacia el punto medio de su primera temporada.
Al igual que en episodios anteriores, la trama cruza y descruza a algunos de los protagonistas, y al igual que en los juegos en los que se basa la serie, algunas de las decisiones que tomen en el camino tendrán graves consecuencias en el futuro.
Si quieres ponerte al día con nuestros resúmenes de episodios de Fallout, puedes encontrar cada uno de ellos a continuación.
—Siguen spoilers del cuarto episodio de Fallout.—
‘Los ghouls’
El episodio comienza en el coletazo de la violenta confrontación del anterior, con Lucy como la infortunada prisionera de un Ghoul que, en todo caso, no la está pasando bien. Muy pronto veremos evolucionar el rol de cada uno, y la mención aparentemente ingenua de la ‘regla de oro’ por parte de la chica del refugio 33 tomará visos trascendentales.
La tos persistente del Ghoul se debe a la falta de los medicamentos que perdió en la confrontación con el Gulper. La importancia clave de las drogas queda patente cuando la pareja llega a una clínica abandonada y escucha los gritos de un necrófago solitario acurrucado lejos de los elementos. Su nombre, repite una y otra vez, es Roger.
El infortunado Roger es otro ghoul, y sigue diciendo su nombre porque es el único recuerdo de sí mismo como persona al que puede aferrarse. Al final de sus fuerzas, lucha contra el cambio a un estado salvaje.
Roger, sin embargo, muere antes de que el cambio tenga lugar, y es en virtud de lo que parece, contra todo sentido, un acto de piedad por parte del Ghoul. Le pregunta a Rog si recuerda el sabor de la comida. Cuando toma un momento para disfrutar del recuerdo de una lejana tarta de manzana, el Ghoul le dispara en la cabeza.
Hacemos una corta parada en el Refugio para ver las intrigas políticas de la inminente elección de un nuevo líder, y los desafíos planteados por la presencia de los prisioneros de la superficie.
Eventualmente vemos también una extrañísima -y en últimas, irrelevante, creo- escena en la que una muy embarazada Steph visita a un visiblemente deprimido Chet y en menos de lo que canta un gallo pasan de hablar de la muerte del marido de Steph en el ataque de los saqueadores a un conato de relacón sexual que acaba antes de empezar porque ella entra en trabajo de parto.
'Un intercambio honesto'
Así las cosas, es de vuelta a Lucy al Ghoul. Todavía sedienta y sin que su captor se haya conmovido lo suficiente como para darle algo de beber, Lucy recurre a beber de un pestilente charco de agua irradiada. El Ghoul parece disfrutar la degradación a la que se ve sometida la joven, pero un nuevo ataque de tos le da a Lucy su oportunidad: huye como puede, pero no llega muy lejos.
El Ghoul la agarra, pero ella le arranca un dedo de un mordisco. La criatura ni siquiera parece registrar el dolor y con una fría eficiencia se limita a levantarla y a cortar su dedo índice.
Una vez más, corresponde al par intercambiar el mejor diálogo del episodio: "Eso es lo más cercano que hemos tenido a un intercambio honesto hasta ahora", le dice.
Lucy y el Ghoul llegan entonces al Super Duper Mart en busca de suministros y de las medicinas que él necesita. Ambos tienen un dedo menos, pero es el estado de él el que se deteriora rápidamente. En la entrada, manifiesta su intención de intercambiar a su “hembra humana” por medicamentos para dos meses. Una voz mecánica les informa que ella deberá entrar sola.
Así que sola entra, y nada más hacerlo se encuentra de frente con un robot de servicio clásico de Fallout. El ocuparse de volver a ponerle el dedo faltante y el hablar con la flemática voz de Matt Berry le da al androide una presencia tranquilizante. Lamentablemente esta se disipa cuando le informa a Lucy, antes de dispararle un dardo, que se dispone a extraer sus órganos. Al menos el dardo sigue siendo... ejem... tranquilizante.
Está claro que este es el arco que queremos seguir, pero antes debemos volver al Refugio para acompañar a Norm y a Chet en sus pesquisas para averiguar lo que pasó en el refugio 32.
Cuanto más avanzan en la derruida estructura, peor es el daño que presencian. La cosecha de maíz es un montón de maleza seca y docenas de cadáveres yacen juntos, como si los otrora pacíficos habitantes se hubieran estrangulado unos a otros. Lo que sea que pasó, dicta la evidencia, no fue obra de los salvajes de la superficie. No tiene sentido, pero una cosa queda clara: de algún modo tiene que ver con Rose McLean, la madre de Lucy y Norm.
Ese misterio tendrá que esperar, porque de vuelta en el Super Duper, una Lucy inconciente es llevada en una camilla a enfrentar su suerte. En el camino se despierta y ve a varios ghouls en jaulas de vidrio, en distintos grados de transformación.
Lucy logra, predeciblemente, liberarse de sus ataduras y, de algún modo, poner a su servicio al robot que se disponía a despedazarla. Al salir del quirófano enfrenta a los dos inútiles que custodian el lugar y los obliga a liberar a los ghouls. A todos los ghouls.
Grave error. Se produce una carnicería. Todos mueren. Y es así que Lucy se queda sola con Martha.
Martha es una ghoul a la que vemos repetir su nombre con la misma desesperación que Roger al comienzo del episodio. Eso nos dice que, como él, está en la fase final de su transformación, Despojada de todo pensamiento racional, la criatura se lanza hacia Lucy en un rapto homicida, dejándola sin más remedio que dispararle.
Así las cosas, Lucy sale del Super Duper con una nueva apariencia. Atrás quedó el azul de los habitantes del Refugio y en su lugar luce ahora una ensangrentada camiseta blanca sin mangas, como si en lugar de Lucy McLean fuera Lucy McClane.
El Ghoul está tendido en el suelo, jadeando. Nunca estuvo más a su merced. Pero en ese momento de verdad, Lucy muestra sus colores: "Puede que termine pareciéndome a ti, pero nunca seré como tú". Recordándole que es en serio que cree en la Regla de Oro, le da sus drogas y pronuncia la primera grosería real de su vida.
Ese podría haber sido el final, con Lucy de nuevo en camino, sola, magullada, pero viva y fortalecida. Pero no, con las últimas de sus fuerzas, el Ghoul se toma el medicamento que lo mantiene, ‘vivo’ (??) y entra al Super Duper en el que encuentra un tesoro de drogas.
Encuentra, de hecho, mucho más, porque en medio del desastre del lugar hay una cinta y quizo el azar -y el guion- que fuera nada menos que una copia de El hombre de Deadhorse. A medida que las drogas hacen su trabajo y comienza a estabilizarse, el Ghoul se encuentra frente a la imagen de quien alguna vez fue Cooper Howard.
Así nos enteramos de que Coop cedió ante la presión del estudio y grabó la escena que le pedían, en la que disparaba contra un hombre desarmado, escupiendo un insulto post-morten que nos informa que se traba, para más detalle, de un comunista desarmado.
La pantalla funde a negro y un yee-haw lejano nos deja sin saber bien cómo sentirnos.
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