Entre la miríada de especies alienígenas que desde los albores del cine han desafiado la comprensión humana, de los payasos asesinos a los monstruos peludos de Critters, una criatura destaca por su grotesca eficiencia y su elegancia biológica: el facehugger (“abrazacaras”).
Este organismo parásito, una etapa temprana pero sin duda esencial en el ciclo de vida del Xenomorfo, ofrece una intrigante visión de las posibilidades de las formas de vida extraterrestres. Su anatomía y comportamiento reflejan una sofisticada estrategia evolutiva diseñada para la supervivencia y la propagación.
Ahora que Alien: Romulus ha devuelto al facehugger a la gran pantalla, vamos a hacer un ejercicio de exobiología y darle una mirada, probablemente más seria y detallada de lo que esperas, a este ícono del terror y la ciencia ficción en el séptimo arte.
Anatomía
El facehugger es una pequeña entidad lejanamente parecida a una araña, que mide aproximadamente de 18 a 30 centímetros de largo. Es la segunda etapa en el ciclo de vida del Xenomorfo, que emerge por su propia fuerza del huevo alienígena (ovomorfo).
Su cuerpo está compuesto principalmente por un exoesqueleto flexible que proporciona protección y un notable grado de movilidad. Este exoesqueleto, que parece ser una compleja malla de placas quitinosas, es de color pálido y exhibe una cualidad ligeramente translúcida. Se cree que esta translucidez facilita la absorción de estímulos externos y ayuda en la detección de huéspedes adecuados.
Los ocho brazos articulados se encargan no solo de la movilidad (esta es una criatura notablemente ágil y rápida), sino de la función que da nombre a la especie. Esta, a su vez, se complementa con una ‘cola’ prensil que envuelve el cuello de la víctima y cumple la función de impedir la respiración normal, con lo que el cuerpo pasa a depender del oxígeno que le suministra la criatura.
Estos apéndices no solo son fundamentales para asegurar al huésped, sino que también poseen un alto grado de sensibilidad táctil. La superficie de estas extremidades está cubierta por finas estructuras similares a sensores que pueden detectar incluso las más mínimas variaciones en el estado fisiológico del huésped.
El cuerpo central del hugger contiene un órgano especializado conocido como ovipositor, que es crucial para su función reproductiva. Este órgano es capaz de penetrar en el cuerpo del huésped para depositar un embrión, con lo que da inicio la fase parasitaria del ciclo de vida.
Además de transportar una potente sangre ácida en su cuerpo (al igual que lo hace la versión adulta del embrión implantado), el facehugger también puede excretar ácido cuando se aferra a un huésped que lleva un casco protector para infiltrarse así en la protección de su huésped.
La estructura interna de la criatura también incluye un conjunto de glándulas especializadas que secretan una sustancia que se utiliza para adherirse de forma segura al huésped, minimizando el riesgo de desprendimiento durante el proceso crucial de implantación.
Comportamiento
El comportamiento del facehugger se adapta meticulosamente a su papel como organismo parásito. Al encontrarse con un huésped potencial emplea una combinación de sigilo y movimiento rápido y agresivo para hacer contacto.
Una vez toma contacto, utiliza sus extremidades prensiles para sujetarse a la cabeza del huésped, lo que garantiza un agarre seguro. Este comportamiento no es meramente oportunista, sino más bien una adaptación sofisticada que maximiza la probabilidad de una implantación exitosa.
Una vez colocado en su lugar, el facehugger emplea un mecanismo especializado para insertar su ovipositor a través de la cavidad oral del huésped y, en última instancia, llegar al esófago. Este proceso invasivo -que ha sido objeto de análisis por décadas- se ejecuta con precisión, minimizando el daño a las estructuras vitales del huésped y aumentando las posibilidades de supervivencia del embrión.
El facehugger es excelente en sitiar y finalmente tomar control de las funciones del cuerpo que invade, al que induce un estado similar al coma, asegurando que permanezca inmóvil y no ofrezca resistencia durante la implantación.
Luego, el facehugger libera el embrión, que comienza su desarrollo dentro del cuerpo del huésped, lo que finalmente conduce a la aparición de la siguiente -y sumamente violenta- etapa en el ciclo de vida del Xenomorfo.
Mi trabajo está hecho
Después de la implantación, el papel del facehugger está completo. Habiendo cumplido su imperativo biológico, se separa del huésped y expira.
Su ciclo de vida concluye a medida que el embrión que llevaba crece dentro de su huésped, que en este punto recobra el control de sus funciones y, para su pena, el conocimiento. Este acto final subraya el enfoque singular del facehugger en el éxito reproductivo de la especie, una característica que define su existencia.
En resumen, el facehugger ejemplifica una extraordinaria mezcla de innovación anatómica y eficiencia conductual. Sus estructuras especializadas y métodos precisos de interacción con su huésped revelan que una criatura evolucionó para explotar un nicho específico dentro de su ecosistema.
¿Puedes escapar?
Pese a que no es, en absoluto, una criatura con la que quieras un encuentro cercano, el ataque de un facehugger no es automáticamente una sentencia de muerte.
Eso no quiere decir que no sean notoriamente difíciles de eliminar, pero ha habido algunos casos de eliminación exitosa de facehuggers en el lore de la saga.
La mejor opción es quitar a la criatura mientras todavía está en el proceso de intentar asegurarse en la cabeza de la víctima. Esto sucedió con Ripley en Aliens, cuando Gorman, Hicks y Vásquez eliminaron con éxito a un abrazacaras que ya había enganchado su cola alrededor de la garganta de Ripley.
Cuando el abrazacaras ya está en la cara de la víctima, todavía hay una pequeña posibilidad de eliminarlo cortándola o arrancándola por la fuerza bruta, si bien con el riesgo asociado a su sangre acídica.
Pero depende del tipo de hugger; los proto-facehuggers de Alien: Covenant implantan el embrión en solo unos segundos, mientras que el tipo normal aún puede tardar unos minutos. Si llegas demasiado tarde, tendrás que enfrentar un desafío mucho más difícil y potencialmente sangriento: la eliminación de un chestburster.
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