La Casa del Dragón avanza en su segunda temporada y, como lo sugiere su presentación, que reemplaza los ríos de sangre por los hilos de un tapiz con la historia de la Danza de los Dragones, poco a poco se van tejiendo los destinos de sus personajes.
--Siguen spoilers del episodio 2 de la segunda temporada--
'Rhaenyra, la Cruel'
Lejos del dolor silencioso, poderoso, de Rhaenyra al final del último episodio de la primera temporada y del de Alicent al final del primero de esta, el segundo episodio de La Casa del Dragón encuentra al rey Aegon en una explosión de gritos y violencia. Su heredero fue asesinado en su cuna, Aegon solo quiere guerra.
Ni él ni su madre piensan en la horrible muerte del príncipe Jaehaerys. El Rey solo piensa en cómo ese hecho refleja su debilidad. Alicent, por su parte, dice con frío pragmatismo, que su dolor ha terminado, pero le toca a la reina Helaena seguir viviendo con el dolor y la culpa.
Provecho de la tragedia
En medio de todo, Otto Hightower, la mano del rey, es la voz de la cordura y, como siempre, encuentra cómo sacarle provecho al horror que se abatió sobre la familia real.
Su plan es culpar públicamente a Rhaenyra del despreciable crimen y exhibir por las calles el cuerpo de Jaehaerys para despertar el apoyo de las masas a su rey y el rechazo a la reina en el exilio.
El episodio pasado nos evitó, en su secuencia final, el cruel espectáculo de un niño de seis años masacrado y decapitado. Pero este no tiene esa bondad. El cuerpo pálido, aparentemente intacto, excepto por la cruda costura usada para reconectar su cabeza, es un testimonio crudo de la brutalidad extrema de su muerte
El plan de Hightower parece funcionar, excepto por Helaena, que no soporta la puesta en escena que se ha montado sobre su tragedia. Como sea, cualquier buena voluntad cosechada con el desfile fúnebre se va al demonio cuando el rey, en un arrebato sin sentido, manda matar a todos los caza-ratas de King’s Landing.
Otto no tiene la confianza del Rey y ve impotente el ascenso de Ser Criston Cole, que envía a Ser Arryk Cargyll a Dragonstone con el fin de hacerse pasar por su gemelo, Errik, y matar a Rhaemyra. La opinión de Hightower no tiene peso y sus reclamos solo logran que el rey elija como Mano a Cole, en una bofetada que lleva a Otto a autoexiliarse.
Dos hermanos en pugna
Por lo demás, el episodio gravita hacia Rhaenyra y el plan contra su vida. Como el pasado, este episodio nos pide creer que entrar hasta los aposentos de un monarca en guerra es tan sencillo como caminar, pero al menos en esta oportunidad juega la carta de los gemelos.
El plan casi funciona y al final, tras un duelo desesperado y terrible, Ser Errik mata a su hermano y luego, presa del más absoluto remordimiento, toma su propia vida.
El plan de Cole se cae por la razón más insospechada: la gratitud. Lady Mysaria, a quien Rhaenyra acaba de liberar, reconoce a Arrik y advierte justo a tiempo a la guardia de la Reina.
Con el magnicidio frustrado, es claro que ni Aegon ni Rhaenyra pueden contar con los planes de sus allegados. Eso, sin embargo, no parece detener el ascenso de Cole, que termina el segundo episodio de la temporada como terminó el primero: en la cama de Allicent.
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