HBO acaba de emitir, en su señal de cable y en su servicio de streaming, HBO Max, el tercer capítulo de The Last of Us, que en mi opinión, que me propongo defender a continuación, es el mejor episodio de una serie de televisión en lo que va del año, y uno de los mejores de la década y del siglo.
¿Exagerado? Quizás lo sea. Pero uso la expresión para enfatizar la manera en que este episodio me tomó por sorpresa y para señalar las varias razones que hay para eso.
La primera es que el episodio está anclado en dos personajes que ni siquiera describiría como secundarios en el videojuego.
Eso es porque, en el juego, Bill se encuentra a Joel y a Ellie tras la muerte de Frank, su compañero, cuyo cadáver encuentran los protagonistas más adelante. Bill es un personaje tosco y malhumorado que no para de decirle a Joel que debería de deshacerse de Ellie mientras alude a una relación que tuvo en el pasado pero acabó saliendo mal.
En muchos sentidos, se trata de un reflejo oscurecido de Joel. Al principio del juego ambos están en lugares muy similares, son personas a las cuales el mundo les ha quitado mucho, fueron lastimados y respondieron cerrándose ante el dolor.
A través de Bill se nos presenta una advertencia para el futuro de Joel si decide mantenerse en el camino que ha tomado: amargado y completamente solo. Bill ayuda a Joel y Ellie en una misión, les dice que se vayan y nunca lo volvemos a ver. Como dije, ni siquiera secundario.
Siguen spoilers del episodio. Duh.
Amor en el fin del mundo
En la historia que crearon los realizadores de la serie, conocemos a Bill en el momento del brote fúngico y descubrimos que es un doomsday prepper y que, por haber esperado que en cualquier momento el mundo se fuera al demonio, está en una posición ideal para sobrevivir cuando justamente eso sucede.
Ese momento ilustra, además, otra premisa del show: la ausencia de un ideal de gobierno o civilización que represente un regreso al orden anterior al Chordyceps. Como el anónimo soldado que mató a Sarah, los militares de este episodio están dispuestos a matar mujeres y niños si eso sirve como cortafuegos para el avance del hongo.
Otra de las razones llega cuando vemos el encuentro de Bill con Frank, y creo que es excusable que nos preparemos para lo que parece una inevitable historia de traición y muerte. En cambio, The Last of Us nos entrega una conmovedora historia de amor que se extiende a lo largo de casi dos décadas y que nos muestra cómo se cruzan las historias de Bill y Frank con las de Joel y Ellie… y también Tess, a quien produce un dulce dolor volver a ver en un flashback.
Pese a todas las críticas de quienes aducen que la serie podría o debería habernos dado más de la historia de Tess antes del beso de la muerte, este episodio demuestra que los realizadores saben lo que hacen y basta una mención de su nombre en la carta de Bill para que su partida nos golpee de nuevo y para que veamos reflejado en el rostro de Joel cuánto le dolió no poder salvarla.
De los momentos cotidianos a los momentos de peligro, su historia se hace tangible, verosímil, poderosa en muchos sentidos. Cuando llega una vejez que no parecía siquiera imaginable, entendemos lo afortunados que fueron de hallarse el uno al otro. El episodio es un refrescante cambio de ritmo, pero su final es demoledor de una manera que no debería poder conjurarse con apenas una hora de televisión.
Aunque no sabíamos nada de Bill y Frank al comienzo del episodio, cuando ruedan los créditos somos testigos de su lazo y no ponemos en duda que fue real. Bill se limitó a subir los hombros cuando se acabó el mundo, y su mundo solo se acabó en realidad cuando se acabó su historia con el hombre que amó.
A pesar del profundo peso emocional, el episodio inyecta pequeñas dosis de humor que lo hacen aún más entrañable. La rebeldía de Frank sobre su perspectiva de hacer amigos, la negativa de Bill a disimular su antipatía por Joel y la confianza en sus trampas, que se extiende más allá de la muerte.
No parece probable que veamos de nuevo a Bill y Frank, y probablemente sea lo mejor, aunque habría amado ver a Bill intercambiar comentarios sarcásticos con Ellie. Como sea, incluso después de muertos juegan un papel permitiéndoles a Joel y a Ellie proseguir con su peligroso viaje.
Pero serán extrañados. Aunque ya no sea un caso inusual, no cabe duda de que su historia es un hito en materia de representación comparable con San Junipero, de Black Mirror, y con las palabras de Joe acerca de Nicky en The Old Guard. Los dos primeros episodios cimentaron la confianza en esta serie y en su cualidad como algo digno de ver. Este episodio eleva todos los medidores para situarla en la categoría de algo que nadie se debería perder.