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Silencio y cautela: así está reaccionando el mundo tras el accidente mortal del coche autónomo de Uber

Los coches autónomos no son infalibles. No evitarán que siga habiendo muertes, algo que tristemente se confirmó hace unas horas. El accidente mortal provocado por el coche autónomo de Uber ha frenado en seco a una industria que parecía decidida a conquistar nuestras calles y carreteras a corto plazo.

Toda esa industria parece ahora pendiente del resultado de una investigación que en las primeras horas parece revelar que el accidente no fue culpa de Uber y no pudo haberse evitado. Mientras tanto, las reacciones al incidente son de cautela o, en la mayoría de los casos, de un silencio total a la espera de que se sepa más.

Uber podría no tener la culpa

La investigación preliminar de la policía de Tempe (Arizona) ha hecho que los responsables de Uber probablemente se sientan algo aliviados.

En la tabla se indican las millas recorridas por parte de los distintos fabricantes de sistemas de conducción autónoma en los programas de pruebas. Los 'disengagements' son los momentos en los que el operador humano tuvo que recuperar el control e intervenir en la conducción. Fuente: Bloomberg

En su relato de los hechos la jefa de policía, Sylvia Moir, indicaba que "el conductor indicó que fue como un flash, la persona se puso a caminar delante de ellos. Su primera alerta de la colisión fue el propio sonido de la colisión".

Resulta curioso comprobar que el coche autónomo de Uber, un modelo específico de Volvo, circulaba a 38 millas por hora en una zona con un límite de velocidad de 35 millas por hora. El sistema de conducción autónoma, que no fue desactivado en ningún momento por el conductor humano, no hizo intención alguna de frenar.

A pesar de ello todo apuntaba a que el sistema de conducción autónoma del coche de Uber no fue el causante del accidente mortal. Como explicaba Moir, "sospecho de forma preliminar que Uber no tendría la culpa en este accidente".

Lo que sí se ha revelado es que el "operador" que estaba sentado al volante del vehículo de Uber tenía antecedentes. La policía indicó que la conductora del Uber, Rafaela Vasquez, de 44 años, no tomó en ningún momento el control del vehículo. Esa investigación preliminar apuntaba a que no tuvo siquiera tiempo para hacerlo, pero lo que sí que se ha indicado es que Vasquez pasó cuatro años en prisión a principios de la década de los 2000 por un intento de robo con arma de fuego.

Frenazo a las pruebas con coche autónomo

El trágico suceso provocó que Uber detuviera sus pruebas con coches autónomos, algo que ya hizo hace un año cuando otro de sus coches autónomos tuvo una colisión con otro coche. En aquella ocasión también se probó que el coche de Uber no había tenido culpa del accidente, y las pruebas con estos sistemas prosiguieron.

La introducción de estos coches autónomos en las carreteras ha sido gradual, pero se ha acelerado en los últimos tiempos, y Arizona, el estado en el que se ha producido el accidente, cuenta con una legislación especialmente favorable a estas pruebas.

Es lo que criticaban portavoces de la ONG Consumer Watchdog, que comparaban a Arizona con "el salvaje oeste de las pruebas de coches robóticos sin que prácticamente haya regulación al respecto. Por eso Uber y Waymo prueban sus coches aquí. Cuando no hay shérif en la ciudad, la gente acaba muriendo".

Los comentarios de los gobernantes estadounidenses han sido también de cautela e incluso de veto a esas pruebas. Es lo que por ejemplo ha destacado el alcalde de Boston, Marty J. Walsh, que quiere detener temporalmente las pruebas de coches autónomos en las calles de Boston: "Como medida de precaución, hemos pedido a NuTonomy y a Optimus Ride que temporalmente suspendan sus programas de pruebas de coches autónomos en las calles públicas de Boston", explicaba a través de su gabinete ayer.

Silencio total entre los fabricantes de sistemas de conducción autónoma

Mientras tanto quienes desarrollan estos sistemas no han realizado comentarios sobre el incidente. NuTonomy, la primera empresa que logró hacer pruebas en Boston, indicó que la empresa "no es capaz de hacer comentarios en estos momentos", y lo mismo ocurre con Optimus Ride, que lleva desde enero en ese mismo programa de pruebas en esta ciudad, y que no respondió a la petición de comentar sobre los hechos.

El silencio se ha contagiado al resto de fabricantes relacionados con esta industria. Ni Waymo, ni Lyft, ni General Motors con su Cruise han hecho comentarios sobre un accidente que ha tenido como protagonista a Uber pero que podría perfectamente haber afectado a cualquiera de ellas... si es que no les afecta en el futuro.

Las cuentas de Twitter de estos fabricantes, por ejemplo, no contienen comentarios o comunicados sobre este particular, y solo algunas empresas del mundo de la automoción han querido comentar la situación.

Los fabricantes echan balones fuera

Volvo ha sido una de ellas, probablemente porque el vehículo implicado era un Volvo XC90 de la flota de Uber. El fabricante sueco indicó que el software que controlaba el coche en el accidente no era suyo sino de Uber, negando así cualquier tipo de implicación directa en la tragedia.

Mientras tanto en Hyundai llamaban también a la cautela. Yoon Sung-hoon, uno de los directivos de la empresa, explicaba que "no sabemos cuáles son los estándares de otros fabricantes de coches autónomos, pero los nuestros no son laxos". Para esta empresa una cosa son los estándares de las empresas tecnológicas y otra muy distinta la de Hyundai "porque ellos no son empresas que producen [coches] a gran escala".

Las declaraciones de Yoon quisieron destacar que sus avances en conducción autónoma se están realizando a otro ritmo —la empresa presumía de ello poco antes del accidente—, y este ejecutivo explicaba que "ya estamos entre los mejores en cuanto al acercamiento a la conducción autónoma, pero somos cautos al hablar de la producción masiva. Pensamos en cómo garantizar la seguridad".

Lo cierto es que estamos ante un momento delicado en el desarrollo de una industria que plantea una alternativa para muchos inevitable a la industria de la automoción actual, pero aquí, como indicaban en Engadget y en Bloomberg, necesitamos tanto transparencia —que Uber y el resto de las partes compartan toda la información con todos— como cautela.

Las lecciones prácticas que se pueden aprender de este suceso son importantes, tanto a nivel de expectativas como de ritmo de avances: es más importante hacerlo bien que llegar primero. Que esta tragedia al menos ayude a esto no se vuelva a repetir sería —mención aparte merece la catástrofe personal para la víctima y su familia— lo esperable.

En Motorpasión | Y el día que un coche autónomo mate a alguien, ¿qué hacemos?
En Xataka | ¿Debería tu coche autónomo ponerte en peligro en caso de accidente si así se salvan más vidas?

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