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Probamos Bard, el rival de ChatGPT creado por Google, y estas son nuestras primeras impresiones

Google Bard es la alternativa a ChatGPT y Bing, creada por el gigante de las búsquedas en Internet. Aunque Bard fue anunciado a finales de febrero e inicios de marzo, la compañía ha limitado el acceso y por ahora solo se puede acceder por invitación.

En muchos sentidos, Bard puede ser la pieza clave de Google en los próximos años, ya que la popularidad explosiva de ChatGPT ha demostrado una demanda por este tipo de IA, que Microsoft ha acaparado rápidamente.

Aunque Google es de lejos el buscador dominante, en la carrera por la IA generativa tiene mucho qué perder, y ahora que Microsoft se ha movido agresivamente para integrar ChatGPT en su buscador, esto es más claro que nunca.

Después de una semana de uso, en Xataka Colombia hemos podido ver de cerca el potencial de Bard, pero también algunas limitaciones.

Pantalla principal de Google Bard

'No se habla español'

Las limitaciones de Bard son evidentes desde el principio. Mientras que ChatGPT fuer público casi desde el inicio, Google ha tomado una posición más recatada, y el acceso limitado a Bard por medio de invitaciones llegó hace apenas un par de semanas.

Lo primero que hay que notar es que Bard solamente está disponible en los Estados Unidos y el Reino Unido. Es decir que en Colombia no tenemos acceso ni siquiera a la página oficial para inscribir el correo.

La razón de esto es evidente: Google Bard no habla español. Bard no es capaz de entender comandos en español, aunque sí es posible en ocasiones pedirle que responda en español y traducir contenidos directamente desde el chat, con resultados que varían entre ‘muy literal’ a ‘aceptable’.

Google ha apuntado a un diseño sencillo y familiar. Esto lo hace amigable de cierta manera, pero también limita la información que puede ser mostrada.

Por ejemplo, Bard no es capaz de mostrar enlaces en el chat, incluso cuando le pedimos que lo haga. La única respuesta que da es genérica, explicando que no puede hacer eso. Si tenemos en cuenta la tendencia de estas tecnologías a la inexactitud, o a de plano ‘inventar’ respuestas, poner enlaces parece la opción responsable.

Pese a esto, muchas de las respuestas incluyen también la opción de ‘Google it’, que abre una ventana de Google con la misma pregunta, pero que pierde de vista por completo el punto de este tipo de IA. Si buscamos respuestas sencillas, no queremos acabar usando el buscador de siempre.

Bard es muy, muy rápido

Lo que sí es innegable acerca de Bard es que es terriblemente rápido, mucho más que ChatGPT y su versión integrada a Bing.

A diferencia de su rival, Bard no tiene la animación de la IA escribiendo la respuesta palabra por palabra. Si bien es un añadido estético y hasta divertido en ChatGPT, lo cierto es que simplemente enfatiza el hecho de que la respuesta se demora algunos segundos más.

En Google Bard la respuesta aparece casi mágicamente en cuestión de segundos, incluso cuando resulta ser bastante larga. Pero esto puede ser simplemente debido al ancho de banda y el hecho de que es un ensayo reducido, por lo que la prueba real vendrá cuando el sistema esté disponible de manera masiva.

¿Cómo son las respuestas?

Google Bard tiene muchas de las funciones a las que nos hemos acostumbrado gracias a ChatGPT y Bing. Bard puede hacer listados, responder preguntas sencillas, dar recomendaciones, hacer síntesis y escribir código básico.

Sin embargo, notamos que sus respuestas no son tan precisas ni tan útiles como las de ChatGPT. A veces se siente como si Bard copiara y pegara desde los resultados de búsqueda, lo que hace que se pierda un poco el objetivo de estas tecnologías.

Bard puede escribir código sencillo en varios lenguajes.

También notamos que el código escrito por Bard a veces no compila, por lo que también es un área en donde ChatGPT le lleva mucha ventaja.

Si obviamos el hecho de que Bard no suele responder en español, muchas de las respuestas suelen ser útiles, aunque en ocasiones pueden rayar en lo ‘obvio’.

El hecho de que Bard no esté integrado en la ventana de búsqueda es, en nuestra opinión, un punto negativo. Es cierto que ChatGPT también funciona por sí solo sin buscador, pero debemos admitir que sus respuestas también suelen ser más sofisticadas que las de Bard.

En algunos casos, Bard tampoco es capaz de leer el contexto de preguntas consecutivas, y muestras respuestas parecen ‘inventadas’ de la nada.

Buscando una recomendación por libros, Bard saltó a los resultados de las elecciones en Estados Unidos.

Sin duda alguna, las dos funciones que más extrañamos son la capacidad para ver más enlaces y corroborar fuentes, y la ‘creatividad’ que ha caracterizado a ChatGPT y Bing.

Conclusiones

En un mercado tan nuevo como el de las IA generativas, no podemos en realidad culpar a Google por tomar un papel mucho más recatado. De cierta manera, como líder del mercado, Google tiene todo por perder, mientras que OpenAI y Microsoft tienen todo por ganar.

En muchos sentidos, Google Bard es una aproximación mucho más sobria y sencilla que otras IA,  lo que seguramente marcará el lenguaje de diseño que Google quiere seguir a medida que implementan más funciones y mejoras las capacidades de Bard.

La conclusión principal es que Bard cumple las expectativas, pero no despierta el asombro como lo hace ChatGPT. Esperamos que en el futuro Google también soporte español y lo implemente en países como Colombia.

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