La primera vez que vimos el Humane AI Pin fue durante una charla TED en mayo de 2023. En ella, el cofundador de la compañía que eventualmente habría de lanzarlo, Imran Chaudhri, presentó una visión tan seductora como ambiciosa de un mundo de computadores que se desvanecían, relegados a la inutilidad por dispositivos livianos, portátiles y ubicuos.
Lo que planteaba Chaudhri no era menos que un cambio de paradigma en la interacción entre humanos y dispositivos, centrada en un aparato que podría describirse muy por encima como un smartphone sin pantalla. A falta de aplicaciones y toques en íconos, la interacción se basaba en comandos verbales a la manera de un asistente de IA o en una futurista proyección con láser sobre la palma de la mano.
Fenomenal, ¿no? Posicionado como una respuesta a la percibida adicción a los teléfonos inteligentes, el pin parecía, y pocos dejaron de señalarlo, como sacado de una película de Viaje a las Estrellas.
La maravilla de bolsillo generó una ferviente anticipación como heraldo de una relación más íntima y consciente con la tecnología. Sin embargo, a medida que surgieron las primeras reseñas, una sensación palpable de decepción pareció impregnar las opiniones de algunos de los nombres más destacados de la comunidad tecnológica.
Estos son apenas unos ejemplos:
“Después de muchos días de pruebas, lo único en lo que realmente puedo confiar en el AI Pin es que me diga la hora. Cuanto más lo probaba, más sentía que el dispositivo estaba tratando de hacer mucho y el hardware simplemente no podía seguir el ritmo”. --David Pierce, editor general de The Verge
"El Humane AI Pin no solo es lento, quisquilloso y apenas inteligente, sino que usarlo me hizo parecer bastante tonta. En unos pocos días de pruebas, pasé de estar emocionada de mostrárselo a mis amigos a no tener ninguna razón para usarlo. A primera vista, se veía y se sentía como un producto refinado. Pero parece que, en todo momento, la empresa tuvo que encontrar soluciones a los problemas que ella misma creó".-- Cherlynn Low, Editora adjunta de reseñas, Engadget
"La pantalla del proyector láser de Humane nunca va a despegar como un método viable para interactuar con un dispositivo. Es demasiado sensible y lento de navegar. Cuando la proyección aterriza en la palma de tu mano, tienes que inclinar la mano en un movimiento circular para desplazarte por los íconos hasta que aterrices en el que quieres seleccionar. Pero si se inclina demasiado, se mueve más allá del ícono que deseas, aterrizando en la cosa que está a su lado. Es simplemente molesto". -- Julian Chokkattu, editor de reseñas de WIRED
Pero el golpe más fuerte, que resonó por la industria y desató discusiones sobre las malas reseñas y la responsabilidad de los reviewers, sin duda fue la opinión de Marques Brownlee, que en su exitosísimo canal de YouTube no dudó en calificar al Humane AI Pin como “el peor dispositivo que jamás haya probado".
¿Y si el futuro de la IA no es el dispositivo IA?
La visión de Chaudhri giraba en torno a una imagen de integración perfecta entre humanos e IA, facilitada por un diminuto dispositivo similar a un broche. Sus promocionadas funcionalidades, similares a los asistentes virtuales familiares, insinuaron un futuro en el que la información y la asistencia son accesibles sin esfuerzo, sin la presencia intrusiva de los teléfonos inteligentes.
Sin embargo, la realidad no estuvo a la altura de las elevadas expectativas establecidas por la charla TED. Si bien el Pin ofrece funcionalidades básicas impulsadas por IA, a menudo se sienten rudimentarias en comparación con los asistentes virtuales establecidos como Siri o Alexa. Los usuarios informan de inconsistencias en el reconocimiento de voz, una comprensión contextual limitada y una respuesta mediocre a consultas complejas.
Algo más positivas fueron las reseñas de otro dispositivo de la era de la IA: el Rabbit R1. Aunque este también es un dispositivo pequeño y sin pantalla, tiene una crucial diferencia con la propuesta de Humane y es que no está diseñado para reemplazar tu teléfono inteligente.
En cambio, está destinado a ser algo diferente: un pequeño asistente de IA de bolsillo que puede ahorrarte tiempo. Y pese a eso, uno no puede evitar preguntarse cuál es su lugar en un mundo de smartphones y de apps.
Con todo, puede que de esto se derive una importante lección. Lejos de relegar al smartphone, la IA parece haberlo potenciado, con lo que la noción de comprar y portar un dispositivo extra no es tan natural como, por ejemplo, la de integrar sus capacidades en la tecnología que ya estamos usando.
En el amanecer de los Pins y los Rabbits, productos como el Galaxy S24 y su IA lucen como la primera página del próximo tomo, no la última del anterior.
Además, las preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos son importantes para los consumidores. La inclusión de una cámara, micrófonos y conectividad celular genera aprensión sobre la posible vigilancia y explotación de datos. Para un dispositivo comercializado como una alternativa “humana” a los teléfonos inteligentes, estas implicaciones de privacidad socavan su atractivo para los consumidores más conscientes.
¿Remplazar al celular?
Y por todo eso, el precio de 699 dólares del Pin de Humane no evoca, como sucede con el alto costo del Apple Vision Pro, la idea de un dispositivo tan avanzado que es, por necesidad, muy costoso. Se siente en cambio excesivo, y provoca incredulidad, porque la empresa, fundada por antiguos empleados de Apple, todavía no logra vender la idea de lo que trae a la mesa.
Con los teléfonos inteligentes ofrecen una gran cantidad de funciones a precios comparables o considerablemente más bajos, la propuesta de valor del Pin resulta, en el mejor de los casos, dudosa.
Siempre cabe, por supuesto, la posibilidad de que una versión 2.0 resulte ser la revolución que esperábamos. Pero si lo hace, no dudo que será en virtud de recursos de IA como los que encontramos hoy en nuestros... ah, olvídenlo.
Si la propuesta se reduce a no tener todo el tiempo el celular en la mano, un camino más despejado se abre con wearables potenciados por IA. Los consumidores de hoy ya se encuentran a menudo con que pueden recibir sus notificaciones en el reloj, o hasta en los audífonos, y es posible que nuevos factores de forma, como las gafas de Meta o el Galaxy Ring de Samsung tengan más sentido.