Los robots se han concebido tradicionalmente como sistemas rígidos y poco flexibles en cuando a sus posibilidades de adaptación, algo que podría cambiar gracias al trabajo de investigadores como Roy Kornbluh. Este experto en robótica trabaja en SRI, referente en este campo y en cuyos laboratorios ya están preparándonos para el futuro de los exoesqueletos.
El proyecto de Kornbluh trata de cambiar esa rigidez a través de lo que se conoce como robótica blanda o suave ("soft robotics"), en la que los cuerpos de los robots puedan transformarse para comportarse como sistemas biológicos más flexibles. Entre sus primeras aplicaciones está la creación de unos exoesqueletos llamados Superflex que Kornbluh califica como 'wearable robots'.
Un exoesqueleto que no parece un exoesqueleto
Una vez nos colocamos esta estructura de poco más de 3 kg Kornbluh afirma que la sensación es la de llevar ropa normal, "pero cuando la activamos, nos ofrece ese pequeño impulso" que ayuda al movimiento por ejemplo a discapacitados o personas mayores. El trabajo lo realizan músculos mecánicos artificiales que asumen la carga de los nuestros y aumentan la capacidad natural de nuestro cuerpo.
De hecho esos músculos pueden soportar 115 kilos de fuerza, pero cada uno pesa tan solo 450 gramos. El traje cuenta además con sensores de ritmo cardiaco y que también monitoriza nuestras articulaciones para saber qué músculos son los que necesitan más ayuda y cuándo. Kornbluh explica que aunque de momento solo se ofrece asistencia a la hora de caminar, versiones posteriores permitirán también asistir en tareas como subir escaleras o superar obstáculos.
El traje está compuesto de los llamados 'electrolaminants', un material de bajo coste muy ligero y que tiene esa capacidad de variar de forma. Se espera que los trajes pronto estén disponibles en primer lugar para las personas mayores y la gente que esté pasando por procesos de fisioterapia, y el precio rondará los 1.000 dólares.
Vía | Fusion
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