En ocasiones hemos mostrado robots que, de no ser por el amasijo de cables y metales cuya estructura muestra, podrían pasar por animales de carne y hueso. Y justamente esa fidelidad que la robótica y su mecánica han alcanzado es lo que ha servido para que esta especie de fusión entre robot y fósil muestre cómo andaba un animal que existió hace 300 millones de años.
Es algo así como un animatronic al que sólo le falta una capa de piel y músculo para que pase por reptil, pero más allá de la sensación de realidad que da lo que han conseguido estos investigadores es reproducir una pauta de movimiento a partir de huellas y huesos. Y tiene nombre: OroBOT.
Un robot que es "oro" para conocer el pasado
Se trata de una investigación realizada por unos ingenieros del EPFL y la Universidad Humboldt de Berlín. La intención era deducir cómo andaba el Orobates nabsti solamente a partir de sus fósiles y las huellas que se conxervan, un animal que fue algo así como un tatarabuelo muy antiguo de las salamandras y lagartos actuales.
El interés por conocer al máximo este animal extinto está en que figura en un punto de la evolución que aún relaciona reptiles, anfibios y mamíferos y a que es la criatura más antigua cuyos fósiles han podido relacionarse con unas huellas. De ahí que fuese un excelente candidato para llevar a cabo este estudio publicado ya en Nature.
Como veremos en el vídeo, lo que hicieron para mimetizar el movimiento es estudiar los andares de salamandras, caimanes, iguanas y eslizones con rayos X, de modo que atendían al grado de flexión de las articulaciones (codo, hombro y espalda) y cómo de efectos están. Con ello ya tenían la información para digitalizar los andares, creando distintas posibles pautas, y ahí es donde entra el OroBOT, ya que con él se puede hacer un estudio aproximado de la física de los andares del animal extinto.
Lo que hicieron con OroBOT es medir cuánta energía sería necesaria para el andando, su estabilidad, si encajaba con los rastros de huella y comparar la alineación de las fuerzas de las piernas con los animales actuales más parecidos. Y viendo que sus andares parecen más atléticos que los de algunos animales modernos, los investigadores concluyen que los andares del Orobates estaban en un estado de mayor evolución de lo que se creía.
Cada vez nos recuerdan menos a robots
El aparato locomotor es cuestión de física, además de todas las variables fisiológicas que integra como el metabolismo energético o la recuperación en caso de lesión. Teniendo en cuenta esto, la robótica representa un área de aproximación muy adecuada por la fidelidad que robots como éste o como el que vimos de imitación al salto de las ranas consiguen, y esa suavidad de los movimientos puede aprovecharse para dispositivos como prótesis electrónicas.
Otro robot que vimos que destacaba por cómo se mimetizaba era el robot pez autónomo del MIT, orientado a estudiar la vida marina de la manera menos intrusiva posible. Y bueno, luego está lo de la gente de Boston Dynamics, pero lo suyo ya roza lo espeluznante.
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